Lección 8. Libre albedrío, amor y providencia divina(1T 2025 El amor de Dios y su justicia)
Textos bíblicos:Lucas 13:34; Jeremías 32:17–20; Hebreos 1:3; Deuteronomio 6:4, 5; Efesios 1:9–11; Juan 16:33.
Citas
- • No existe tal cosa como el libre albedrío. La mente es inducida a desear esto o aquello por alguna causa, y esa causa está determinada por otra causa, y así sucesivamente hasta el infinito. Baruch Spinoza
- • Cada acción de ellos, que les parece un acto de su propio libre albedrío, no es libre en absoluto en un sentido histórico, sino que está atada al curso completo de la historia previa y predestinada desde toda la eternidad. Leo Tolstoy
- • ¿Qué es la libertad? La libertad es el derecho a elegir: el derecho a crear para ti mismo las alternativas de elección. Sin la posibilidad de elegir y el ejercicio de esa elección, un hombre no es un hombre, sino un miembro, un instrumento, una cosa. Archibald MacLeish
- • La libertad de pensamiento, de conciencia, de religión y de convicción es, de hecho, de la máxima y más alta importancia. Permite a cada persona ser él mismo o ella misma, tener una visión personal del mundo y actuar en armonía con sus más profundas convicciones. Es esta libertad la que permite a cada uno desarrollarse espiritualmente y afirmar su propia dignidad al máximo, y es esta libertad la que enfatiza las diversidades culturales de los hombres, que son una fuente de enriquecimiento para toda la raza humana. Gianfranco Rossi
- • Dios no está dispuesto a hacer todo, y así quitar nuestro libre albedrío y esa parte de la gloria que nos pertenece. NiccolòMachiavelli
- • Dios creó cosas que tenían libre albedrío. Eso significa criaturas que pueden hacer el bien o el mal. Algunas personas piensan que pueden imaginar una criatura que sea libre pero que no tenga posibilidad de hacer el mal, pero yo no puedo. Si una cosa es libre para ser buena, también es libre para ser mala. Y el libre albedrío es lo que ha hecho posible el mal. Entonces, ¿por qué Dios les dio libre albedrío? Porque el libre albedrío, aunque hace posible el mal, también es lo único que hace posible cualquier amor, bondad o alegría que valga la pena tener. C.S. Lewis
Para debatir
¿Por qué es tan importante la creencia en el libre albedrío? ¿Cómo se relaciona esto con el amor? ¿De qué manera podría parecer que la providencia divina opera en conflicto con el libre albedrío humano? ¿Podemos tener libre albedrío si Dios conoce el final desde el principio? ¿Puede Dios afirmar legítimamente que tenemos libre albedrío si existe la predestinación?
¿Aceptamos también que Dios tiene libre albedrío?
Resumen bíblico
Lucas 13:34 registra el llanto de Jesús sobre Jerusalén, al saber cuáles serían los resultados de sus malas decisiones. Jeremías 32:17–20 reconoce a Dios como el Creador y como aquel que sacó a Israel de Egipto. El Hijo es la imagen expresa del carácter del Padre (ver Hebreos 1:3).
Deuteronomio 6:4, 5 proclama que Dios es uno y que debemos amarlo con toda nuestra mente, ser y fuerzas. Efesios 1:9–11 habla del plan preexistente de Dios para nosotros. Jesús les dice a sus discípulos lo que está por venir para que puedan tener paz (ver Juan 16:33).
Comentario de la lección
“¡Tienes que creer en el libre albedrío! ¡No tienes opción!” El libre albedrío puede definirse brevemente como la capacidad de tomar decisiones sin estar compelido por eventos previos, la necesidad de la situación o la intervención de agentes externos. Sin embargo, resulta difícil encontrar una explicación razonable para su existencia en un mundo determinado por las “leyes naturales”. Porque si el mundo natural debe ser “racional”, se argumenta, entonces debe basarse en una serie de causas y efectos. Un acto absoluto de libre albedrío está fuera de esta cadena de causalidad y, por lo tanto, por definición, ¡es irracional!
Esa actitud fatalista nos desafía en este mundo científico moderno. Porque si simplemente soy el producto de una variedad de leyes que operan en lo físico, entonces soy una máquina, aunque sea compleja.
Y el pensamiento, aunque real, está condicionado por fuerzas externas a mí mismo. Y si, por alguna peculiaridad, llego a creer que ejerzo el libre albedrío y determino mi existencia, mis relaciones, mi comportamiento mediante la elección, entonces estoy equivocado. O si no lo estoy, debo invocar algo más allá de las leyes mecánicas para explicar quién y qué soy. Sin embargo, el hecho de que aceptemos sin pensar que poseemos libre albedrío puede cegarnos a su relevancia. Porque creemos que podemos decidir y tomar decisiones —parece tan obvio, tan evidente—, podemos dar por sentado ese “libre albedrío”. Quizá no se nos ocurra que la vida “más razonable y racional” que deberíamos llevar (si formamos parte de un universo autoproducido) sería aquella en la que todas las decisiones ya están tomadas. Dado que creemos tener libre albedrío, inconscientemente rechazamos una vida en la que nacemos, vivimos y morimos sin tomar decisiones.
El libre albedrío y la libertad no pueden surgir en un universo que simplemente surgió por sí mismo. La visión moderna del mundo, que apunta a un Big Bang o a un proceso cíclico, no puede ofrecer una explicación para la libertad que observamos. La mera existencia del libre albedrío es un argumento a favor de Dios. Un universo determinista, en el que cada causa es seguida por su efecto contingente, es el universo lógico y “científico” que evita la hipótesis de Dios. Pero un universo así no permite el desarrollo de la moralidad, las decisiones éticas o la libertad religiosa, ya que todas dependen del ejercicio del libre albedrío, el cual nunca podría ser un resultado lógico en un universo del “Big Bang”. Solo postulando la intervención de un ser pensante que ya posee libre albedrío puede explicarse la existencia del nuestro.
Por supuesto, Dios asumió un riesgo. “La libertad siempre es peligrosa”, dijo Harry Emerson Fosdick, “pero es lo más seguro que tenemos”. Él era muy consciente de que las decisiones pueden llevar a resultados terribles. Pero sin esas decisiones, no se puede tener una relación verdadera. «Para que el hombre sea verdaderamente libre, Dios tuvo que poner la voluntad del hombre más allá incluso de la intervención divina», dijo Meyer Levin. Y al hacer a la humanidad libre para decidir, incluso en asuntos de religión, Dios otorga el más alto valor a nuestra libertad. En palabras de Dante: “El mayor regalo que Dios, en su generosidad, hizo … fue la libertad de la voluntad”. Tenemos libre albedrío en nuestras decisiones, especialmente en nuestra decisión de creer o no; y en nuestra decisión de permitir a otros las mismas elecciones. En consecuencia, somos libres para amar. Y Dios también tiene libre albedrío, que es donde entra en juego la “providencia divina”: no para alterar nuestras decisiones libremente tomadas, sino para ayudarnos en el camino.
Comentarios de Elena de White
Jesús no empleó ningún poder milagroso para obligar a los hombres a creer en Él. Fueron dejados para escoger o rechazarlo, según su libre albedrío. Ningún poder directo debía forzarlos a obedecer, destruyendo así el libre albedrío moral que Dios ha dado al hombre.” {2SP 241} Contrastad con la humillación y los sufrimientos de Cristo, las riquezas de la gloria, la abundancia de alabanzas que brotan de lenguas inmortales, los millones de voces ricas en el universo de Dios en himnos de adoración; y procurad comprender la magnitud de su amor. Como miembro de la familia humana, Él era mortal; pero como Dios, Él era la fuente de vida para el mundo.
Él podría, en su persona divina, haber resistido siempre los avances de la muerte y haberse negado a caer bajo su dominio; pero voluntariamente entregó su vida, para que pudiera dar vida y sacar a la luz la inmortalidad. Él llevó el pecado del mundo y soportó la pena, que rodó como una montaña sobre su alma divina. Él entregó su vida en sacrificio, para que el hombre no muriera eternamente. Murió, no porque se le obligara a morir, sino por su propia voluntad. Todo el tesoro del cielo se derramó en un solo don para salvar al hombre caído.” {BEcho 15 de septiembre de 1892} Mediante admirables manifestaciones de la providencia divina, serán eliminadas y arrojadas al mar montañas de dificultades. El mensaje que tanto significa para los moradores de la tierra será oído y comprendido. Los hombres conocerán lo que es la verdad. La obra seguirá progresando cada vez más, hasta que toda la tierra haya sido amonestada; y entonces vendrá el fin. {PR 167.2}
Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2024
Traducción: Shelly Barrios De Ávila