Sikberto R. Marks (Comentario) Lección 06 – El Día de Expiación – Sabado 9 de Noviembre

Lección 06 – El Día de Expiación

Semana del 2 al 9 de Noviembre

Comentario Auxiliar elaborado por Sikberto Renaldo Marks, profesor titular en el curso de Administración de Empresas de la Universidad Regional del Noroeste del Estado de Rio Grande do Sul – UNIJUÍ (Ijuí – RS).

Este comentario es meramente complementario al estudio de la lección original.

PARA MEMORIZAR: “¿Qué DIOS como tú, que perdonas la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (Miq. 7:18,19).

Introducción al sábado de tarde

En esta semana estudiaremos la parte principal del sistema sacrificial, el Día de la Expiación o de Purificación del santuario. Analicemos el versículo arriba citado. La pregunta que allí se hace es: ¿Quién puede ser comparado al DIOS vivo que perdona de tal modo que el pecado desaparece para siempre y nos restablece a la vida eterna? Es un DIOS al que le gusta perdonar, y sólo deja de hacerlo si la persona no desea el perdón. Es un DIOS que ama, que tiene compasión, que se complace en nosotros y que tiene el máximo deseo de salvarnos. Él va a hacer desaparecer nuestros pecados de manera que nunca más se hablará de ellos.

 

Domingo: La Purificación Anual

Todos los días se hacían ofrendas por el perdón de los pecados de las personas, de los líderes, eventualmente de toda la congregación y también del sumo sacerdote. En el día de expiación se hacía la purificación del santuario, de los pecados de todo el año. El santuario era purificado y mediante el macho cabrío Azazel, los pecados eran llevados al desierto. ¿Cómo se hacía todo esto? Nos basaremos en el libro “El Santuario y su Servicio”, de M.L. Andreasen (ACES).

El sumo sacerdote entra al lugar santísimo sólo una vez al año, y ese día entra tres veces. La primera vez es para llevar brasas e incienso, el cual ofrece dentro y así llena el lugar santísimo de humo aromático. Esto evita que muera, pues él aún tiene una condición de pecador, y el humo sirve, figuradamente, para ocultar al sumo sacerdote de DIOS, protegiendo al hombre de la muerte.

La segunda vez es para ofrecer la sangre de un novillo, por sus propios pecados y por los de su familia. Con el dedo esparce la sangre sobre el propiciatorio y hacia el oriente, siete veces. Él tiene ahora sus posibles pecados perdonados; ahora ya puede oficiar como representante de JESÚS, el puro, para purificar el santuario. Quien purificaba este santuario debía, en primer lugar, no tener él mismo pecados pendientes.

Se tienen dos machos cabríos, y ya se han echado suertes sobre ellos para saber cuál será para la purificación del santuario y cuál será para Azazel (satanás). Entonces el sumo sacerdote mata el macho cabrío para el Señor (el macho cabrío de la expiación), y recolecta la sangre. Observe que no se imponían las manos sobre este animal, por lo tanto, no se transferían pecados sobre él. O sea, esta sangre no estaba contaminada con ningún pecado; sirve para purificar el santuario, no para contaminarlo. Esta sangre representa la sangre que JESÚS derramó para perdonarnos y purificarnos.

El sumo sacerdote toma la sangre del macho cabrío y entra por tercera vez al lugar santísimo, donde hace expiación por los pecados del pueblo, aquellos que fueron perdonados pero cuyo registro se encuentra aún allí. Después hace como la vez anterior, esparce un poquito de sangre sobre el propiciatorio, hacia el oriente. Hecho esto, el lugar santísimo está purificado. El sumo sacerdote entonces sale del lugar santísimo y en el lugar santo hace lo mismo, purificando esta parte. Sale del lugar santo y hace lo mismo sobre el altar externo, y así todo el santuario queda purificado, y el pueblo también.

Seguidamente, el sumo sacerdote toma el macho cabrío Azazel, el llamado macho cabrío vivo, e imponiendo las manos sobre su cabeza confiesa todos los pecados de Israel de aquel año. Así aquel animal llevará sobre sí todas las transgresiones de ellos al desierto. Allá, este macho cabrío morirá sufriendo de hambre y sed, y con él se consumirán aquellos pecados para siempre. Este macho cabrío representa a Satanás, quien será castigado al final y será consumido en el fuego del infierno, y con él se consumirán los pecados de todos los seres, salvos o no, a quienes él hizo pecar, teniendo por tanto responsabilidad sobre ellos. Con esa expiación futura, se consume el mal y la muerte; el Universo está libre de pecado para siempre.

Después de esto el sumo sacerdote cambia sus vestiduras, lavándose, y ofrece una ofrenda quemada por sí mismo y por el pueblo.

Así todo queda purificado, el lugar santísimo, el lugar santo, el atrio y todo el pueblo. Un nuevo año comienza, y todo el ciclo se repetirá otra vez.

 

Lunes: Más Allá del Perdón

En el ritual del santuario existían tres tipos de animal sacrificial: el que se mataba para transferir pecados al santuario y conceder perdón a un pecador; el que se mataba anualmente para purificar el santuario, sobre este no se confesaba pecados, era puro como JESÚS; y el que no se mataba, el macho cabrío Azazel, el que tenía que sufrir las consecuencias del pecado en el desierto. Este representaba a satanás.

La ceremonia del perdón funcionaba de la siguiente manera: si cometía algún pecado, el pecador arrepentido traía un animal para morir en su lugar. Así sucedió desde Adán y Eva. Entonces, transfiriendo el pecado al animal, este podía ser muerto como si fuera el verdadero culpable. Este simbolizaba a JESÚS. El pecador se iba con su pecado perdonado, pero aún no purificado.

El pecador ya no tenía más pecado que presentar, pero aún existía el registro en el santuario del pecado cometido. Una vez al año ese registro era borrado, y el santuario quedaba libre de aquel y otros pecados. Pero debía haber arrepentimiento y perdón, de otra manera el registro no podría ser removido, y por culpa de aquella persona el santuario no sería purificado. Entonces, al purificarse el santuario, se eliminaban esos registros, y obviamente el pueblo también quedaba purificado, y ninguna constancia quedaba de pecados a ser presentados o perdonados.

Una cosa es el perdón, y otra diferente es la purificación. Cuando recibimos el perdón estamos libres de pecado, no somos más culpables. Pero el pecado sólo ha sido transferido al santuario celestial, donde existe un libro para tales anotaciones, el de los actos malos. Purificación significa borrar esos registros y anotaciones, siendo imposible recordar, desde ese día, el mal que fue hecho. Este borramiento de los registros  sólo será hecho a quienes se arrepientan de todos sus pecados. Ellos son los que serán salvos. Debemos cuidar de arrepentirnos de todo, sólo así entonces la salvación será cierta.

 

Martes: Azazel

“En el Día de la Expiación se llevaban dos machos cabríos a la puerta del tabernáculo y se echaba suerte sobre ellos, “una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel”. Lev. 16:8. El macho cabrío sobre el cual caía la primera suerte debía matarse como ofrenda por el pecado del pueblo. Y el sacerdote debía llevar la sangre dentro del velo y rociarla sobre el propiciatorio. “Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados; de la misma manera hará también al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas”. Lev. 16:16.

“Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto”. Lev. 16:21, 22. Sólo después de haberse alejado al macho cabrío de esta manera, se consideraba el pueblo libre de la carga de sus pecados. Todo hombre debía contristar su alma mientras se verificaba la obra de expiación. Todos los negocios se suspendían, y toda la congregación de Israel pasaba el día en solemne humillación delante de Dios, en oración, ayuno y profundo análisis del corazón”.

“Mediante este servicio anual se le enseñaba al pueblo importantes verdades acerca de la expiación. En la ofrenda por el pecado que se ofrecía durante el año se aceptaba un sustituto en lugar del pecador; pero la sangre de la víctima no hacía completa expiación por el pecado. Sólo proveía un medio en virtud del cual el pecado se transfería al Santuario. Al ofrecerse la sangre, el pecador reconocía la autoridad de la ley, confesaba la culpa de su transgresión y expresaba su fe en Aquel que habría de quitar los pecados del mundo; pero no quedaba completamente exonerado de la condenación de la ley. En el Día de la Expiación, el sumo sacerdote, llevando una ofrenda por la congregación, entraba en el Lugar Santísimo con la sangre y la rociaba sobre el propiciatorio, encima de las tablas de la ley. En esa forma los requerimientos de la ley, que exigían la vida del pecador, quedaban satisfechos. Entonces, en su carácter de mediador, el sacerdote tomaba los pecados sobre sí mismo y, saliendo del Santuario, llevaba sobre sí la carga de la culpa de Israel. A la puerta del tabernáculo ponía sus manos sobre la cabeza del macho cabrío [símbolo de Azazel] y confesaba “sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío”. Y cuando el macho cabrío que llevaba estos pecados era conducido al desierto, se consideraba que con él se alejaban para siempre del pueblo. Tal era el servicio verificado como “figura y sombra de las cosas celestiales”. Hebreos 8:5. Cristo en su Santuario, pgs. 37,38 – negrita añadida.

“Aunque en el sentido más amplio, el mismo día en que se realizaba la purificación anual del santuario era llamado Día de Expiación (Lev. 23:27, 28), y aunque el macho cabrío emisario era considerado parte del abarcante proceso expiatorio (Lev. 16:10), no podemos atribuir a este animal prerrogativas salvíficas ni considerarlo una especie de co-redentor con el otro macho cabrío. Levítico 16 es claro en afirmar: (1) que una expiación previa por Aarón y “por su casa” era efectuada por el sacrificio de un “novillo” y por la aspersión de su sangre (Lev. 16:11-14); (2) que la “expiación por el santuario” era realizada por el sacrificio del “macho cabrío de la ofrenda por el pecado” y por la aspersión de su sangre (Lev. 16:15-19); (3) que el ceremonial que involucra al macho cabrío emisario sólo empezaba después del término de la “expiación por el santuario, por la tienda de la congregación y por el altar” (Lev. 16:20-22); y (4) que otra “expiación” específica por el sumo sacerdote “y por el pueblo” ocurría a través del ofrecimiento de holocaustos, después que el macho cabrío emisario había sido liberado vivo en el desierto (Lev. 16:23-25). Ya que la expiación por el pecado sólo ocurría a través del “derramamiento de sangre” (Heb. 9:22; Lev. 17:11), y que el macho cabrío emisario no era sacrificado (Lev. 16:21, 22), creemos que la función de este último era simbólicamente punitiva y no redentora” (Pr Ronald Timm, Señales de los Tiempos, Octubre 1998, pg.29).

 

Miércoles: En el Día de Expiación

Preferí dejar que la profetisa EGW nos hable sobre tan importante tema. Escogí dos citas de ella sobre el día de la expiación. Agregué negrita para enfatizar los tópicos que más nos interesan. Necesitamos concientizarnos sobre la necesidad de preparación que ellos, los judíos, hacían en aquellos tiempos antiguos, en los diez días que antecedían al gran día de juicio o expiación. En ese día todo era purificado, el lugar santísimo, el lugar santo, el atrio del santuario con su altar, así como el pueblo en su conjunto. Quien no estuviese dispuesto a ser purificado, debía ser separado del pueblo de DIOS.

“Estamos viviendo ahora en el gran día de la expiación. Cuando en el servicio simbólico el sumo sacerdote hacía la propiciación por Israel, todos debían afligir sus almas arrepintiéndose de sus pecados y humillándose ante el Señor, si no querían verse separados del pueblo. De la misma manera, todos los que desean que sus nombres sean conservados en el libro de la vida, deben ahora, en los pocos días que les quedan de este tiempo de gracia, afligir sus almas ante Dios con verdadero arrepentimiento y dolor por sus pecados. Hay que escudriñar honda y sinceramente el corazón… Empeñada lucha espera a todos aquellos que quieran subyugar las malas inclinaciones que tratan de dominarlos. La obra de preparación es obra individual. No somos salvados en grupos. La pureza y la devoción de uno no suplirán la falta de estas cualidades en otro… Cada cual tiene que ser probado y encontrado sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante”. El Conflicto de los Siglos, pgs. 544.

“En el gran día del juicio final, los muertos han de ser “juzgados por las cosas que están escritas en los libros, según sus obras.” Apoc. 20:12. Entonces en virtud de la sangre expiatoria de Cristo, los pecados de todos los que se hayan arrepentido sinceramente serán borrados de los libros celestiales. En esta forma el santuario será liberado, o limpiado, de los registros del pecado. En el símbolo, esta gran obra de expiación, o el acto de borrar los pecados, estaba representada por los servicios del día de la expiación, o sea de la purificación del santuario terrenal, la cual se realizaba en virtud de la sangre de la víctima y por la eliminación de los pecados que lo manchaban”.

“Así como en la expiación final los pecados de los arrepentidos han de borrarse de los registros celestiales, para no ser ya recordados, en el símbolo terrenal eran enviados al desierto y separados para siempre de la congregación”.

Puesto que Satanás es el originador del pecado, el instigador directo de todos los pecados que causaron la muerte del Hijo de Dios, la justicia exige que Satanás sufra el castigo final. La obra de Cristo en favor de la redención del hombre y la purificación del pecado del universo, será concluida quitando el pecado del santuario celestial y colocándolo sobre Satanás, quien sufrirá el castigo final. Así en el servicio simbólico, el ciclo anual del ministerio se completaba con la purificación del santuario y la confesión de los pecados sobre la cabeza del macho cabrío símbolo de Azazel. De este modo, en el servicio del tabernáculo, y en el del templo que posteriormente ocupó su lugar, se enseñaban diariamente al pueblo las grandes verdades relativas a la muerte y al ministerio de Cristo, y una vez al año sus pensamientos eran llevados hacia los acontecimientos finales de la gran controversia entre Cristo y Satanás, y hacia la purificación final del universo, que lo limpiará del pecado y de los pecadores. Patriarcas y Profetas, pgs.  371,372.

Jueves: El Yom Kippur Personal de Isaías

Isaías contempló la escena de juicio de purificación. Él mismo fue purificado.

Estaba él en visión delante del trono de DIOS, de acuerdo a Isaías capítulo 6. Todo se encontraba allí, como lo estamos estudiando: el trono, el altar, el incienso, los ángeles serafines de seis alas. Ellos reverenciaban la santidad de DIOS diciendo continuamente: “Santo, santo, santo, Jehová de los Ejércitos; toda la Tierra está llena de su gloria” (Isa. 6:3).

Isaías, al ver esta escena de juicio, quedó tan impresionado con la santidad de DIOS, la que contrastaba con su propia condición de pecador, que exclamó: “¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos” (Isa. 6:5).

Entonces vino un ángel con una tenaza en la mano, y en ella un carbón encendido sacado del altar. Tocó los labios de Isaías y él se volvió puro, pues sus pecados fueron perdonados. El Señor preguntó a quién enviaría a la Tierra para proclamar el evangelio. Ahora Isaías, ya purificado, diferente a como estaba antes cuando decía “¡ay de mí!”, ahora habló: heme aquí, envíame a mí (Isa. 6:8). DIOS lo envió entonces a la Tierra (Isa. 6:9, 10).

Para que prediquemos con poder de lo alto primero debemos ser perdonados y purificados. Antes que eso suceda, ¡ay de nosotros!, hombres y mujeres impuros, enlazados al pecado. Necesitamos ser purificados para  predicar y salir con la orden y el poder de lo alto. Es DIOS quien nos ordena lo que debemos hacer y cómo hacerlo, y es Él quien da el poder y quien nos guía en todo lo que hacemos. Nosotros sólo debemos obedecer.

 

Resumen y AplicaciónViernes, día de preparación para el santo sábado

a) Síntesis de los principales puntos de la lección

  • ¿Cuál      es el asunto principal?

Es el día de la expiación, que significa, el día anual en el que el sumo sacerdote entraba en el lugar santísimo para proceder allí a su purificación. Después purificaba el lugar santo, y después el atrio externo. Entonces, por medio de un macho cabrío, Azazel, estos pecados eran simbólicamente llevados al desierto, para allí desaparecer. Era en el desierto porque no sería práctico llevarlos al fondo del mar. En estos procedimientos se purificaba al pueblo entero. Entonces el pueblo no sólo estaba perdonado sino también purificado, o sea, sus pecados no existían más en ningún lugar.

  • ¿Cuáles      son los tópicos relevantes?

La transferencia de los pecados cometidos al santuario, y después la purificación de este santuario por medio de un ritual especial para este fin. Otro tópico es que el perdón tiene un costo, la vida de otro ser, JESÚS. No es por lo tanto un perdón barato. Alguien realmente tuvo que pagar por el perdón de los pecados.

  • ¿Descubrió      Ud. otros puntos a destacar?

b) ¿Qué cosas importante podemos aprender de este estudio?

El pecado genera consecuencias. La principal es la muerte del pecador. Sin embargo, para que el pecador no muera, necesita ser perdonado, y para ser perdonado, otro ser debe asumir ese pecado, y sufrir las consecuencias en lugar de quien ha sido perdonado.

  • ¿Qué      aspecto puedo destacar a partir de mi estudio?

c) ¿Qué cuidados debemos tomar a partir de este estudio?

Tratar de pedir perdón por todos nuestros pecados y tratar de no cometerlos más. Salir de la rutina del pecar, ser transformado para no pecar más, o al menos para pecar cada vez menos.

  • ¿Qué      me propongo reforzar, si fuese bueno, o cambiar, si fuese malo, en mi      vida?

d) Comentario de Ellen G. White

“En el gran día del juicio final los muertos han de ser “juzgados por las cosas que están escritas en los libros, según sus obras”. Apoc. 20:12. Entonces, en virtud de la sangre expiatoria de Cristo, los pecados de todos los que se hayan arrepentido sinceramente serán borrados de los libros celestiales. En esta forma el Santuario será liberado, o limpiado, de los registros del pecado. En el tipo, esta gran obra de expiación, o el acto de borrar los pecados, estaba representada por los servicios del Día de la Expiación; o sea, la purificación del Santuario terrenal por medio de la eliminación de los pecados que lo habían manchado, en virtud de la sangre de la víctima” Cristo en su Santuario, pg. 40.

e) Conclusión General

“En el sistema típico -que era una sombra del sacrificio y el sacerdocio de Cristo- la purificación del Santuario era el último servicio efectuado por el sumo sacerdote en el ciclo anual de su ministerio. Era el acto final de la obra de expiación: una remoción o un quitar el pecado de Israel. Prefiguraba la obra final en el ministerio de nuestro Sumo Sacerdote en el cielo, en la remoción o el borrado de los pecados de su pueblo, los cuales están registrados en los libros celestiales. Este servicio involucra una obra de investigación, una obra de juicio, y precede inmediatamente la venida de Cristo en las nubes del cielo con gran poder y gloria; pues cuando él venga, la causa de cada uno habrá sido juzgada. Jesús dice: “Yo vengo… y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”. Apoc. 22:12. Esa obra de juicio, que precede inmediatamente al segundo advenimiento, es la que se anuncia en el primer mensaje angélico de Apoc. 14:7: “¡Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su Juicio!” Cristo en su Santuario, pg. 74,75.

¿Cuál es el punto más relevante al que llegué con este estudio?

escuela-sabatica-smkAutor: Sikberto R. Marks.

Escrito entre el 25/09 y el 01/10/2013
Revisado el 02/10/2013
Corregido por Jair Bezerra
Traducido por Ronald A. Aguilar / ronald.sap@gmail.com

Radio Adventista
5 comments… add one
  • Que gran bendición permanecer a la iglesia Adventista! cada día conozco mas de la palabra de Dios! me ayudan muchísimo estas lecciones para mi vida espiritual.. que Dios lo Bendiga pastor! FELIZ SÁBADO!

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  • Agradezco por estos comentarios realmente sido de gran
    ayuda para mi estudio que el Espiritu Santo lo siga usando
    en este Ministerio.

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  • FELICIDADES OJALA SIGAN PUBLICANDO ESOS COMENTARIOS QUE NOS AYUDAN A COMPRENDER Y ENTENDER TODO LO RELATIVO AL SANTUARIO,ESPECIALMENTE PARA AQUELLOS QUE SOMOS MAESTROS DE ESCUELA SABATICA PODER COMPARTIR UN POQUITO MAS DE CONOCIMIENTO CON NUESTROS HERMANOS. DIOS LES BENDIGA

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  • ojala que sigan publicando estos comentarios que nos ayudan a entender mas lo relativo al santuario y sus simbolismos. a comprender muchas cosas,que como maestros de escuela sabatica podamos compartir un poquito mas de las lecciones.

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  • muy interesante, megusto y aprendi otras cosas mas que no conocia,por favor sigan publicando estos lecciones …gracias.

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