Para muchas personas, es más probable que el llamado a Dios suceda cuando nos enfrentamos a alguna dificultad opresiva. Pero, incluso entonces, a menudo nos acercamos con un espíritu quejumbroso y murmurante, en lugar de un corazón de fe en la capacidad de Dios para salvar.
El Cántico de Moisés en Éxodo 15 es un recordatorio de larga data de que Dios es un hacedor de milagros. Él es nuestra fortaleza y salvación, dos cosas por sí solas que lo califican para salvarnos de nuestras circunstancias, sin importar cuán apremiante e imposible pueda parecer en ese momento.
Ciertamente ayuda recordar al Dios poderoso al que servimos, cuando recordamos alabarlo durante los buenos momentos de nuestra vida. Él está con nosotros siempre, sin importar por lo que estemos pasando, bueno y malo. Entonces, recordemos aún más reconocer eso y alabarlo siempre.
