Algunos cristianos parecen pensar que todo compromiso es malo: que conduce a respaldar a otros que no viven según la palabra de Dios. Por supuesto, esta es una preocupación válida en algunos entornos. Pero tal vez haya lugar para algún compromiso cuando conduzca a establecer formas de vivir en paz con nuestra familia y nuestros vecinos. La política también parece funcionar mejor cuando las partes negocian y encuentran soluciones que sean aceptables para ambas partes. Después de todo, estamos llamados a vivir en paz unos con otros, evitando la ira y las luchas amargas (Romanos 12:18, Hebreos 12:14 y Efesios 4:31, 32).
Aunque el compromiso puede proporcionar formas de reducir el conflicto y permitirnos coexistir con otros, debemos protegernos de alianzas que pongan en peligro nuestra relación con Dios. Debemos reconocer en todo momento a Dios como nuestro Creador, Proveedor y Legislador. Hay algunos puntos de Su Ley que no debemos transigir. Por ejemplo, las cosas que nos alejan del bendito día de descanso de Dios no deberían ser negociables. El Mandamiento del Sabbath, colocado en el centro de los Diez, sólo uno de los dos Mandamientos que no está redactado como ‘No deberás’, se destaca como el Mandamiento que más define quién es Dios y cómo y cuándo debemos adorarlo.
Satanás ha tenido siglos para afinar su habilidad para disfrazar su agenda y lograr que lo adoremos. Por lo tanto, debemos estar siempre atentos a establecer relaciones con otros grupos cristianos que predican sólo partes de la Ley de Dios. Mezclar la verdad con el error siempre ha sido parte de la estrategia engañosa de Satanás.