El mensaje del primer ángel contiene muchos conceptos que nos ayudan a prepararnos para el futuro de este mundo. Lo que específicamente se nos dice que hagamos es adorar/honrar/respetar a Dios (el significado de “temerle”), y también “darle gloria”. Esta semana nos hemos centrado en la última parte de esta invitación: darle gloria.
Puesto que la gente ve a Dios a través de nosotros, entonces nuestro estilo de vida se convierte en una herramienta importante que nos permite alabarle ante el universo. Todo lo que decimos y hacemos se convierte en un reflejo del amor de Dios, cuando hacemos de Él el centro de nuestras vidas.
La forma pura y humilde en que nos comportamos es el resultado de guardar Sus mandamientos por fe y con amor. Esto es lo mejor de la obediencia. Los mandamientos en sí mismos no pueden ser nuestro enfoque-lo cual sólo conduce al legalismo. Pero el verdadero amor centrado en Dios conduce a la clase de obediencia que Dios desea ver en sus hijos. Los mandamientos son valiosos para nosotros, sólo en la forma en que retratan la voluntad de Dios para nuestras vidas.
Cuanto más nos acercamos a Dios, más fácil es tener el tipo de obediencia que mantiene nuestra relación con Él en crecimiento. Somos capaces de vencer al pecado, porque sabemos que Jesús abrió el camino en esa lucha. Él ya ganó la batalla, y pronto ganará la guerra y nos llevará a casa para vivir con Él, donde pertenecemos.