Cada capítulo de Daniel nos trae una historia para ser recordados. Hubo una fiesta en la que se contó en el Capítulo Cinco, organizado por el sucesor de Nabucodonosor Belszarz, que la gente hasta el día de hoy recuerda. Sin embargo, no se recuerda por los lujosos refrescos y el entretenimiento, sino para la asombrosa letra en la pared que nadie más que Daniel podría interpretar para los invitados borrachos.
Se cree que a pesar de sus muchos pasos en falso, Nabucodonosor pudo haber muerto en el Dios de la Creación. Belszarz, por otro lado, sabiendo la historia de Nabucodonosor, no pudo humillarse como lo había hecho su predecesor, y su nación sufrió una derrota aplastante como resultado (Daniel 5:22). Además de la fiesta intemperada esa noche, Belsasar no respetaba los vasos del templo de Dios, todo el tiempo alababa “los dioses de oro y plata, bronce y hierro, madera y piedra” (Daniel 5: 4).
En los últimos días, todas las personas habrán tenido la oportunidad de conocer la verdad de Dios (al igual que el Belsasar), pero se negarán a hacer algo al respecto, lo que resulta en su ruina eterna.