Adán y Eva quizá no imaginaban la dimensión de los efectos de su acto de desobediencia. Si pudieran hoy ver el estado en que se encuentra la humanidad. Los terremotos, las tempestades con vientos de más de 300 kilómetros por hora. La corrupción, el hambre, las enfermedades, la criminalidad, las drogas, las guerras, etc. Pero ellos podrán ver eso, el día en que resucitar, ver el estado en que llegó el mundo. Tendrán un tremendo choque ver por lo que pasaron sus descendientes, la ruina de la humanidad.
Ellos tampoco vieron lo que se hizo con JESÚS, El Creador de ellos, el mismo que hablaba con ellos en las viraciones de los días, y que habló con ellos en el día del pecado, cuando por la muerte simbólica de uno o dos corderos, recibieron pieles como vestiduras y dejaron de morir ese mismo día. Pero, más tarde, lo que los había creado sufrió mucho por causa de aquel pecado…