Pablo aquí en. (Romanos 13:11-14) escribe como esperando la venida de JESÚS para sus días. Las explicaciones existen para esa brevedad. Por ejemplo, cuando morimos, despertaremos en el segundo siguiente, cuando Jesús venga. De hecho, el tiempo del difunto no pasa, él no existe como ser vivo. Los más de cinco mil años para Adán y Eva, y también para Abel, el primero en morir, es tan corto como quien fue el último en fallecer, o sea, es el mismo tiempo para todos los difuntos, una fracción de segundo. Pero es de creer que Pablo no se refería a esa perspectiva.
En aquellos días, hasta como hoy, la expectativa de la vuelta de JESÚS era para poco tiempo. Ellos, así como Adán y Eva, creían que el descendiente vendría en sus días, y que Eva sería su madre; también creían que el Salvador vendría en aquellos días. Si la expectativa de los apóstoles fuera para casi dos mil años en el futuro, muchos desanimarían.