RESEÑA
Textos clave: Salmos 1; 19; 32; 34; 37; 49; 73; 112; 119; 127; 128; 133. ¿Cómo definimos la sabiduría? Un diccionario moderno define la sabiduría como “el conjunto de conocimientos y principios que se desarrollan en una sociedad o un período determinados”. La sabiduría también se relaciona con la “sensatez de una acción o decisión”. También utilizamos sabiduría para referirnos a “la cualidad de tener experiencia, conocimiento y buen juicio” (Oxford Language Dictionary). La sabiduría se relaciona con el conocimiento, incluyendo la capacidad de tomar una decisión sabia.
Cuando conocemos a alguien con vastos conocimientos en un área específica de la ciencia o la literatura, lo llamamos “sabio”. La sabiduría, según nuestra comprensión común actual, suele referirse a poseer pericia o conocimientos en un área especializada. Para algunos, la sabiduría abarca el conocimiento secreto y la capacidad de descifrar misterios o alcanzar un nivel espiritual superior.
Esta semana estudiaremos qué es la sabiduría desde una perspectiva bíblica. Nuestro estudio no solamente definirá la sabiduría según las Escrituras, sino además intentará destilar principios de sabiduría para la vida diaria. A fin de cuentas, ¿qué es la sabiduría bíblica, sino conocimiento práctico y discernimiento para vivir cada día según los preceptos de Cristo? El objetivo de nuestro estudio es captar y aplicar esta sabiduría bíblica a nuestra vida.
COMENTARIO
La definición bíblica de sabiduría
El texto clave para comprender la sabiduría es Proverbios 1:7 (ver también Prov. 9:10): “El principio de la sabiduría consiste en temer al Señor. Solo los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. El fundamento de la sabiduría bíblica es “temer al Señor”, que las Escrituras identifican como obediencia reverente (Ecl. 12:13; Deut. 6:2; 8:6; 31:12). Deuteronomio 10:12 y 13 equipara “temer al Señor” con expresiones como “andar en todos sus caminos”, “amarlo”, “servir al Señor de todo corazón y con toda tu alma” y “guardar los mandamientos del Señor y sus preceptos”. En conjunto, estas expresiones subrayan la necesidad de cultivar una experiencia íntima y profunda con el Creador en la vida diaria.
Proverbios 8:13 ofrece una perspectiva adicional sobre la sabiduría, al afirmar lo que es mediante una declaración de lo que no es: “El temor del Señor consiste en aborrecer el mal, la soberbia, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa”. Nuevamente, fíjate que “el principio del conocimiento” está relacionado con acciones prácticas y morales.
Así, podemos decir que la sabiduría bíblica es “una forma de ver y enfocar la vida, que implicaba instruir a los jóvenes en la conducta y la moralidad adecuadas y responder las preguntas filosóficas relacionadas con el sentido de la vida” (C. H. Bullock, “Wisdom”, Evangelical Dictionary of Biblical Theology, disponible en www.biblestudytools.com/dictionaries/bakers-evangelical-dictionary/wisdom. html). Nuestros pensamientos y nuestra fe en Dios se revelan mediante la bondad amorosa y una vida piadosa. No hay dicotomía entre fe y obras; esa distinción es artificial y arbitraria, resultado de la influencia de la filosofía griega. Para el pueblo del Antiguo Testamento, la sabiduría se manifestaba en una fe madura que lo guiaba a tomar decisiones correctas y a ser amable y justo con el prójimo.
“Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, y desciende del Padre de las luces” (Sant. 1:17). La sabiduría es un don de Dios que se concede a quienes él elige y a quienes se la piden con fe humilde (1 Rey. 3:12; Sal. 51:6; Prov. 2:6; Sant. 1:5-7).
Características de la sabiduría
La sabiduría bíblica se registra principalmente en forma de poesía. Los libros de Job, Proverbios y Eclesiastés son los representantes de la literatura sapiencial en las Escrituras. Algunos autores incluyen también en este grupo el Cantar de los cantares (aunque, hay que señalar, su inclusión es objeto de debate).
Los temas principales de la sabiduría bíblica son la Creación, la Ley, los consejos para una vida sabia y madura, el temor de Dios y la retribución. El libro de Proverbios es, quizás, el ejemplo más conocido de literatura sapiencial en la Biblia: los capítulos 1 a 9 describen el gran valor de la sabiduría. Cuando se leen detenidamente estos capítulos, se observa que el concepto de sabiduría comprende un conjunto de enseñanzas para vivir una vida piadosa, con consejos acerca de cómo evitar las trampas de la injusticia y de los impíos. A partir del capítulo 10, hay más de seiscientos refranes (“proverbios”), frases cortas con consejos prácticos aplicables a diversas situaciones de la vida cotidiana, como el matrimonio, el amor, las relaciones, las cuestiones financieras, los asuntos políticos, la educación de los hijos y otras.
En contraste con los consejos prácticos de Proverbios, el libro de Job es, más bien, un tratado sobre el sufrimiento, la retribución y la reivindicación. Estos temas tienen que ver con la sabiduría, pero desde la perspectiva de Dios. Se desarrollan a partir de la narración de la vida de Job y de sus problemas. El análisis no es filosófico, sino divino. El capítulo 28 es el núcleo del libro, y termina con la idea de que la reverencia y la obediencia a Dios son fundamentales para la sabiduría: “Venerar al Señor es la sabiduría, y apartarse del mal es la inteligencia” (Job 28:28).
La sabiduría en el Salterio
Muchos eruditos bíblicos clasifican ciertos Salmos entre la literatura sapiencial de las Escrituras. “Aunque la identificación exacta de los salmos sapienciales es todavía un punto discutible, la mayoría de los eruditos admite la influencia de la sabiduría en Salmos 1, 19, 32, 34, 37, 49, 73, 112, 119, 127, 128 y 133. Salmo 1 hace mucho hincapié en la Ley y la conducta, y abre Salmos dando un giro sapiencial a toda la colección. Asimismo, Salmo 19, con un énfasis en la Creación y la Ley, revela definitivamente un tono sapiencial; y Salmo 119 exhala sabiduría al ofrecer la reflexión más larga acerca de la Torá” (Elias Brasil de Souza, “Wisdom in Daniel”, en Benjamin Rojas, Teófilo Correa, Lael Caesar y Joel Turpo, eds., The End from the Beginning: Festschrift Honoring Merling Alomía [Lima: Universidad Peruana Unión, 2015], pp. 267, 268).
A continuación, examinaremos el tratamiento de la sabiduría en los salmos mencionados, tal como se menciona en la cita anterior:
Salmo 1. Este salmo presenta dos formas de vida: la vida de justicia (Sal. 1:2, 3) y la vida de maldad (Sal. 1:4, 5). El canto comienza con una descripción de cómo los justos van en dirección opuesta a los injustos (Sal. 1:1). Como resultado de sus decisiones, los impíos reciben un destino muy diferente del de los justos (Sal. 1:6).
Salmo 19. Este salmo está dividido en dos secciones claras. La primera sección contiene la revelación de Dios en la Creación (Sal. 19:1-6), y la segunda sección contiene su revelación en la Ley (Sal. 19:7-14). Estos dos temas son muy importantes a fin de comprender y alcanzar la sabiduría bíblica. Ambos temas son una inspiración para el creyente que aspira a ser “íntegro” y “limpio de gran rebelión” (Sal. 19:13).
Salmo 32. Este cántico ofrece un contraste entre el arrepentido y el impío (Sal. 32:10, 11). También adopta el tono sapiencial de instrucción y enseñanza (Sal. 32:8, 9), común a la literatura sapiencial (Prov. 4:1-15; 6:20-23; 7:1-5).
Salmo 34. Algunas partes de Salmo 34 evocan los consejos prácticos que caracterizan a la literatura sapiencial, como se ve en el tierno llamado del padre a su hijo para que desee una larga vida, persiga el temor del Señor y huya del pecado (Sal. 34:11-14). Después de ofrecer este consejo, el salmista describe el destino de los fieles (Sal. 34:15, 16, 21). Sin duda, la mejor decisión que podemos tomar en la vida es caminar por la senda de la sabiduría.
Salmo 37. Este salmo responde la gran pregunta: ¿Por qué prosperan los malvados? Hoy en día, nos planteamos la misma pregunta. La respuesta que ofrece no es filosófica en su análisis; más bien, es un consejo basado en la fe para una vida recta. ¡Contempla con atención la sabiduría atemporal de este cántico!
Salmo 49. En las primeras líneas, esta canción afirma: “Mi boca hablará sabiduría, el pensamiento de mi corazón. Inclinaré al proverbio mi oído, declararé con el arpa mi enigma” (Sal. 49:3, 4). A partir de allí, el autor procede a describir el destino de los malvados que prosperan (Sal. 49:5-20).
Salmo 73. El pueblo hebreo intentaba comprender los orígenes del mal en este mundo y la injusticia en la sociedad. Luchaba por saber si la retribución divina había fracasado o no. Esta cuestión no les planteaba menos problemas que a nosotros hoy.
Salmo 112. Este cántico describe las bendiciones de temer al Señor (Sal. 112:1). Hay 16 bendiciones para los justos (Sal. 112:2-9). Un examen cuidadoso de estas bendiciones mostrará que temer al Señor es aspirar al más elevado logro espiritual en nuestra vida diaria. El salmista termina con una breve descripción del terrible destino del malvado, en comparación con el justo.
Salmo 119. El salmo más largo del Salterio trata de la Torá (Ley), que comprende algo más que el código mosaico. La Torá se refiere al conjunto de las Escrituras. Cambia la vida de quienes captan las enseñanzas de la Palabra de Dios.
Salmo 127. De solo cinco versículos, este salmo se centra en las bendiciones que el Señor derrama sobre el hogar y sobre los hijos de quienes confían en el Creador. Quizá por esta razón, el canto se considera una expresión sapiencial. La sabiduría debe ser el cimiento sobre el que se asiente el tesoro más preciado que tenemos: nuestra familia.
Salmo 128. Las seis líneas de este breve salmo se clasifican entre los escritos de la literatura sapiencial porque se refieren a la prosperidad de Dios en el hogar de todo aquel “que teme al Señor” (Sal. 128:1, 4).
Salmo 133. Algunos pueden cuestionar la inclusión de este salmo en la literatura sapiencial de las Escrituras. Pero la expresión “que los hermanos habiten juntos en armonía” (Sal. 133:1) infunde al versículo ese tinte característico de la sabiduría bíblica que hasta ahora hemos identificado como rasgo distintivo de la literatura sapiencial. Estar imbuidos de este espíritu de hermandad es el deseo del Todopoderoso para nosotros como sus seguidores. Esa unidad es la evidencia práctica de una vida cristiana.
APLICACIÓN A LA VIDA
La sabiduría bíblica, como la enseña el Antiguo Testamento, es una comprensión de cuestiones salvíficas cruciales, como nuestros orígenes (la Creación), la Ley (los principios del carácter de Dios en nuestra vida cotidiana), el temor de Dios (un amor reverente que se traduce en una obediencia gozosa) y la retribución (el destino de justos e impíos). La sabiduría es también conocimiento práctico que nos prepara para vivir una vida madura y piadosa en el hogar, en nuestro vecindario y en el lugar de trabajo. Además, la sabiduría bíblica es un consejo piadoso para vivir en armonía con nuestro cónyuge y nuestros hijos. Nos dota de principios que guían nuestro uso del dinero y muchos otros aspectos de la existencia diaria.
Desafía a tus alumnos a reflexionar sobre las formas en que pueden aplicar las lecciones aprendidas esta semana a las diferentes circunstancias de la vida. Recuérdales que vivir en el temor del Señor les traerá gran deleite (Sal. 112:1).