Lección 7 Edición Maestros: “La victoria de Cristo sobre la muerte” Para el 12 de Noviembre de 2022

Edición para maestros. Cuarto trimestre de 2022

“La victoria de Cristo sobre la muerte”

Lección 7 :- Para el 12 de Noviembre de 2022

RESEÑA

Textos clave: 1 Corintios 15:4-28, 32, 42, 49-56; Colosenses 1:17, 18; Apocalipsis 1:17, 18.

La Cruz es la victoria de Cristo sobre el pecado, la muerte y el diablo; y su resurrección es el acontecimiento triunfal culminante. La muerte no pudo retener a Jesús, porque él nunca cometió pecado y fue inmaculado en todas sus acciones. La muerte de Jesús es el punto central de sus logros; sin embargo, la Cruz sin la resurrección se convertiría solo en una hermosa filosofía de servicio abnegado y no tendría ninguna relevancia salvífica. Además, la Cruz sin la resurrección sería una demostración de amor sacrificial, pero no tendría poder para transformar vidas ni para brindar una solución decisiva al problema del pecado y la muerte, y sería incapaz de ofrecer vida eterna a los creyentes (Rom. 3:21-26). La resurrección de Cristo es crucial. Debido a su resurrección, los justos también pueden resucitar. ¡Él tiene, y es, la llave para abrir todas las otras tumbas! El apóstol Pablo aclara esta verdad acerca de Jesús: “Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia” (Col. 1:18). Cristo tiene una posición y una autoridad únicas e insustituibles porque es el Creador, Dios mismo. Experimentó la resurrección de entre los muertos pues él es la Vida, y como resultado de la cooperación de toda la Trinidad (Juan 10:17, 18; Hech. 2:24; Rom. 8:11; Gál. 1:1). Él tiene el poder de resucitar a la gente de entre los muertos (Juan 11:25) porque venció la muerte. Aunque algunos resucitaron antes que él, como Moisés y Lázaro, resucitaron solo como anticipo de la muerte victoriosa de Cristo (Efe. 1:4; 1 Ped. 1:20; Apoc. 13:8). La vida, la muerte y la resurrección perfectas de Cristo son la causa de una nueva vida para todos los que creen en él. Sin su muerte, no hay vida eterna. Así como por Adán vino la muerte, así también por Jesucristo vino “la resurrección de los muertos” y en él “todos serán vivificados” (1 Cor. 15:21, 22). Cristo es las “primicias de los que durmieron” (1 Cor. 15:20).

 

COMENTARIO
Cristo está vivo
“¡Es cierto!”, decían, “¡El Señor ha resucitado!” Este pronunciamiento definitivamente fue la noticia más asombrosa y emocionante proclamada el día de la resurrección (Mar. 16:6; Luc. 24:34, NVI). Hoy continúa siendo la noticia más destacada del evangelio. Jesús ya no está en la tumba: resucitó. La muerte no pudo retener a Jesús porque él era justo y nunca había pecado (Juan 14:30; 2 Cor. 5:21; Heb. 4:15). Cristo predijo su muerte y su resurrección varias veces ante sus discípulos, pero ellos no entendieron, porque su mensaje no tenía sentido para ellos en ese momento (Mat. 16:21; Mar. 8:31, 32; Luc. 18:31-34). Durante la Última Cena con sus discípulos, Jesús anunció que volvería a vivir, aunque sería traicionado y moriría: “Os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre” (Mat. 26:29; comparar con Mar. 14:25).

Cuando tomamos parte en la Cena del Señor, también damos a entender, por nuestra participación, que creemos en la resurrección de Cristo. Como dice Pablo: “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga” (1 Cor. 11:26). Cuando la gente se bautiza, también confirma su creencia en la resurrección de Cristo y su deseo de vivir una nueva vida de fe: “Todos los que hemos sido bautizados en Cristo […] somos sepultados […] a fin de que como Cristo resucitó de los muertos […] así también nosotros andemos en vida nueva” (Rom. 6:3, 4). Por lo tanto, el bautismo cristiano se lleva a cabo en conmemoración de la muerte, la sepultura y la resurrección de Cristo.

Después de más de sesenta años, el apóstol Juan se encontró con el Jesús glorificado. Jesús se apareció a Juan y le dijo: “Estuve muerto; mas he aquí que estoy vivo por los siglos de los siglos” (Apoc. 1:18). El cristianismo se centra en la vida que recibimos de Jesús porque él murió por nosotros. Él puede darnos esta vida porque resucitó. Como él vive, puede aplicarnos todo lo que logró en la Cruz mediante su ministerio intercesor en nuestro favor.

 

El evangelio según la resurrección (1 Cor. 15)
La mejor explicación de la relevancia de la resurrección de Jesucristo se presenta en 1 Corintios 15, donde el apóstol Pablo explica por qué razón la resurrección de Jesús es tan importante. En primer lugar, Pablo presenta el motivo histórico, y argumenta que hay muchos testigos de la resurrección de Cristo. Si se desestima el testimonio de ellos, entonces todos los que testificaron que tuvieron un encuentro con Cristo serían testigos falsos. Cristo se apareció a Pedro, a los apóstoles, a Santiago, a quinientos y al mismo Pablo (1 Cor. 15:5- 8).

Luego, Pablo desarrolla un razonamiento teológico en defensa de la resurrección y ofrece varios aspectos cruciales:

  1. Si no hubiese resurrección de los muertos, tampoco Jesucristo resucitó (1 Cor. 15:13, 16).
  2. Si Cristo no resucitó, entonces nuestra predicación es en vano (1 Cor. 15:14).
  3. Si Cristo no resucitó, entonces nuestra fe es vana (1 Cor. 15:14). El adjetivo griego kenos también significa “inútil”, o “vacío”. Nuestra fe pierde su contenido y su poder si Jesús todavía está muerto.
  4. Si Cristo no resucitó, tampoco los muertos resucitarán (1 Cor. 15:15). No habría esperanza después de la muerte.
  5. Si Cristo no resucitó, somos falsos testigos de Dios, porque damos testimonio de que Dios resucitó a Cristo (1 Cor. 15:15). Entonces, si Jesús no resucitó de entre los muertos, la imagen de Dios y su carácter quedan distorsionados y lo estamos tergiversando. Sin embargo, el Padre verdaderamente resucitó a Cristo de entre los muertos.
  6. Si Cristo no resucitó, nuestra fe es vana (1 Cor. 15:17). El significado del adjetivo griego mataios es “inútil”. Nuestra fe en Dios no tendría relevancia para nuestra vida.
  7. Si Cristo no resucitó, no hay perdón de nuestras ofensas, y todavía seguimos en nuestros pecados (1 Cor. 15:17). Como pecadores, solo merecemos la sentencia de muerte.
  8. Si Cristo no resucitó, entonces no hay resurrección de muertos en Cristo (1 Cor. 15:18) y, por lo tanto, no hay vida eterna.
  9. Si Cristo no resucitó, y si nuestra esperanza en Cristo solo vale para esta vida, entonces somos los más dignos de lástima de todos los hombres (1 Cor. 15:19). Pablo utiliza el adjetivo griego eleeinos, que significa “miserable”. Así, si solo tenemos una bonita enseñanza espiritual sobre Jesús que únicamente atañe a esta vida terrenal, somos los más miserables, según Pablo, porque Jesús fue crucificado y asesinado; por lo tanto la muerte, inevitablemente, sería el destino final de todos, de no haber existido la resurrección de Cristo.
  10. Si los muertos no van a resucitar, entonces “comamos y bebamos, porque mañana moriremos” (1 Cor. 15:32). Entonces, nuestro lema en la vida debe ser carpe diem, para experimentar al menos un poco de felicidad y alegría.

A continuación, Pablo hace una observación práctica del mundo de la agricultura para ilustrar la resurrección: “Lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes” (1 Cor. 15:36). La semilla debe enterrarse primero en el suelo para luego producir nueva vida a mayor escala (es decir, de la semilla brotará todo el árbol). Aunque nuestro cuerpo mortal muera, lo incorruptible resucitará de entre los muertos (1 Cor. 15:42) por el poder creador de Dios. Entonces “traeremos también la imagen del [hombre] celestial” (1 Cor. 15:49). En la segunda venida de Cristo (1 Cor. 15:23), los que duermen en el polvo resucitarán y “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos” (1 Cor. 15:52), “es necesario que esto [este cuerpo] corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (1 Cor. 15:53). “Sorbida es la muerte en victoria” (1 Cor. 15:54; comparar con Isa. 25:8). Luego Pablo escribe sobre el glorioso y triunfante grito de victoria (la palabra “victoria” se utiliza tres veces en la sección de este último capítulo): “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Cor. 15:55). ¡Alabado sea el Señor porque esta victoria sobre la muerte se da a los fieles en Cristo Jesús! Cuán agradecidos debemos estar (1 Cor. 15:57).

 

Proclamación de la esperanza
El apóstol Pablo les recuerda poderosamente a los primeros cristianos acerca de quienes fallecieron en la fe, esperando que Cristo se manifieste en su segunda venida. Pablo anima a los que quedan a no desesperarse ni desanimarse, porque ellos y nosotros tenemos esperanza: “Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza. ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él. Conforme a lo dicho por el Señor, afirmamos que nosotros, los que estemos vivos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera nos adelantaremos a los que hayan muerto. El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el

Señor para siempre. Por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras” (1 Tes. 4:13-18, NVI). Fíjate que, en la Segunda Venida, Jesús no pisará esta Tierra sino que permanecerá en el aire mientras los muertos justos resucitan y los santos vivos son transformados. Juntos serán llevados al encuentro del Señor en el aire para estar con él para siempre. En cuanto a aquellos que mueren en el Señor, no necesitamos preocuparnos por nada, porque volverán a vivir. Juan proclama: “Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” (Apoc. 14:13).

 

APLICACIÓN A LA VIDA

  1. ¿Por qué es tan importante la resurrección de Jesús? ¿Qué pasaría si simplemente hubiera muerto por nosotros y solo nos hubiera mostrado cómo vivir una vida de obediencia, servicio abnegado y amor?
  2. El mandato del bautismo ¿de qué modo celebra la resurrección de Cristo?
  3. ¿Qué es más importante desde una perspectiva teológica: la oración de Jesucristo en Getsemaní, su muerte en la Cruz en el Gólgota o su resurrección? ¿Cuál fue y es el centro de todas las actividades de Cristo, y por qué?
Radio Adventista
0 comments… add one

Leave a Comment

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.