Edición para maestros. Primer trimestre (enero-marzo) de 2017
“El Espíritu Santo y el fruto del Espíritu”
Lección 7: Para el 18 de febrero de 2017
El sábado enseñaré…
Enseña a tu clase a:
Saber: Reconocer la necesidad absoluta de permanecer en Cristo a fin de desarrollar el fruto del Espíritu Santo en la vida de cada uno.
Sentir: Experimentar un deseo cada vez más profundo de dedicar tiempo con Jesús y desarrollar el fruto del Espíritu.
Hacer: Resolver dedicar tiempo con Jesús en oración, el estudio de la Biblia y la meditación cristiana a fin de desarrollar el fruto del Espíritu en cada aspecto de la vida de cada uno.
Bosquejo de la Lección
- Saber: La espiritualidad y el fruto del Espíritu
- ¿Puedes ser un cristiano auténtico sin manifestar el fruto del Espíritu Santo en tu propia vida? ¿Por qué?
- ¿De qué da evidencia el fruto del Espíritu?
- Sentir: Permanecer en Cristo y el fruto del Espíritu
- Cuando hay raíces de amargura y alguien te dirige una palabra áspera y tú respondes con amor, bondad, paciencia y dominio propio, ¿de qué manera eso te beneficia? ¿Y de qué manera beneficia a la relación?
- ¿Cómo te sientes cuando no exhibes el fruto del Espíritu en circunstancias tensas? ¿Qué sentimientos tienes cuando no muestras amor ni bondad o cuando eres impaciente?
- Hacer: La vida diaria y el fruto del Espíritu
- Toma la decisión de apartar un tiempo cada día para dedicar tiempo con Jesús y hacer un inventario de tu propia vida espiritual.
- Dedica una cantidad específica de tiempo cada día para permanecer en Cristo por medio de la oración y el estudio de la Palabra.
Resumen
El fruto del Espíritu no es una característica natural del ser humano. Es el resultado de permanecer en Jesús lo que produce un cambio sobrenatural en la vida de cada creyente. El fruto del Espíritu es evidencia de que tenemos una relación con Cristo profundamente arraigada. Los árboles sanos producen frutos sanos en abundancia. Como cristianos, no luchamos con nuestras propias fuerzas para producir el fruto del Espíritu. Al permanecer en Jesús, por medio del estudio de la Biblia y la oración, él genera este fruto en nosotros.
CICLO DE APRENDIZAJE
Texto destacado: Gálatas 5:22, 23.
Concepto clave para el crecimiento espiritual: La mayor motivación para la obediencia y el servicio es el amor. El amor de Dios por nosotros cambia nuestra vida. Entender su amor nos transforma. Al recibir su amor, podemos amar. Amar a Dios nos capacita para amar a otros. Además de Dios, el corazón humano es naturalmente egoísta e incapaz de amar genuinamente.
Cuando dedicamos tiempo a contemplar el amor de Dios, revelado en Cristo, somos transformados. “Andar en el Espíritu” (ver Gál. 5:25) es fijar nuestras mentes en Cristo. Es “permanecer en Cristo” (ver 1 Juan 4:13). Es dedicar tiempo con Cristo. Al darle prioridad a nuestra relación con Cristo, su amor fluirá en nuestros corazones, y el fruto del Espíritu se manifestará en nuestras vidas. Elena de White lo declara maravillosamente: “Cuando conozcamos a Dios como es nuestro privilegio conocerle, nuestra vida será una vida de continua obediencia. Si apreciamos el carácter de Cristo y tenemos comunión con Dios, el pecado llegará a sernos odioso” (DTG 621).
PASO 1: ¡Motiva!
Solo para los maestros: La lección de esta semana se enfoca en desarrollar el fruto del Espíritu en nuestras vidas. Estudiaremos cada una de las cualidades de carácter conocidas como el fruto del Espíritu, que se detallan en Gálatas 5:22 y 23. Estas cualidades de carácter en realidad son los atributos del carácter de Cristo. Jesús es amante, paciente, bondadoso, bueno y desinteresado. Él siempre exhibe benignidad y dominio propio. Él reveló fidelidad a la voluntad de Dios y perfecta paz, o confianza, en su Padre celestial.
Al contemplarlo nos volveremos semejantes a aquel que más admiramos. Debido a que el Espíritu Santo fue enviado para “dar testimonio acerca de” Jesús (Juan 15:26) y a “glorificar” a Jesús (Juan 16:14), cuando nos sometemos a sus impresiones y cedemos a su poder de convencimiento, el Espíritu Santo testificará de y glorificará a Jesús en nuestras propias vidas. El amor de Cristo será revelado en y por medio de nosotros (1 Juan 3:1-3; 4:9-11). Es imposible amar verdaderamente a Dios y no amar a las personas que nos rodean. El amor de Dios es la fuente de la cual fluye todo amor genuino. Al amarlo a él nos amamos el uno al otro. Cuanto más amamos a Dios, más fluirá su amor a través de nosotros hacia otros (1 Juan 4:12-16). Cada fruto del Espíritu crece a partir de nuestro amor por Dios y su amor por nosotros.
Diálogo inicial: En Gálatas 5, el apóstol pablo habla acerca de “andar en el Espíritu” (Gál. 5:16) y de “las obras de la carne” (Gál. 5:19). Nos insta a crucificar “la carne con sus pasiones y deseos” (Gál. 5:17, 24). Pregúntale a tu clase, ¿qué significa “andar en el Espíritu” en nuestras vidas diarias? ¿Qué significa “crucificar la carne”?
Lee Gálatas 5:22 al 24 y pídele a los miembros de tu clase que describan cómo cada uno de nosotros puede manifestar el fruto del Espíritu en nuestras vidas. Pídeles a los miembros de tu clase que compartan cosas que les ayudan a “crucificar” la carne y a “andar en el Espíritu”. ¿De qué manera han descubierto formas de permitir que el Espíritu Santo se revele en sus vidas? Invita a los miembros de tu clase a compartir experiencias en sus vidas devocionales que sienten que son significativas para su crecimiento cristiano.
Preguntas para dialogar:
- ¿Qué podemos aprender de la expresión del apóstol Pablo de “andar en el Espíritu” (Gál. 5:16), acerca de vivir una vida que revela el fruto del Espíritu?
- El fruto del Espíritu, ¿es algo que desarrollamos o son dones que de alguna manera Dios nos otorga automáticamente? Explica. Si los desarrollamos, ¿de qué manera los desarrollamos y de dónde proviene la fuerza para desarrollarlos?
PASO 2: ¡Explora!
Solo para los maestros: La investigación médica moderna ha descubierto que una dieta herbívora reduce el riesgo de contraer enfermedades cardíacas, accidentes cerebro-vasculares, la mayoría de los cánceres, la obesidad y la diabetes clase 2. No necesitas una dieta diferente para reducir el riesgo de cada una de estas enfermedades. Comer una gran variedad de frutas, nueces, granos y vegetales reduce no solamente el riesgo de enfermedades coronarias sino también el riesgo de otras enfermedades mortales del siglo veintiuno.
Lo mismo es cierto sobre el crecimiento espiritual. No necesitamos un enfoque distinto para cada una de las enfermedades espirituales que nos afligen. La impaciencia, la falta de bondad, la envidia, los celos y la lujuria todos tienen la misma cura: Jesús. El enojo, el odio, la envidia y la amargura todos encuentran su solución en él. El fruto del Espíritu es la evidencia externa de que hemos dedicado tiempo con Cristo y nuestros corazones están desbordando de su amor.
Comentario de la Biblia
I. Crecer en Cristo y el fruto del Espíritu
(Repasa, con tu clase, Juan 15:4.)
Jesús es la solución final para todos nuestros problemas espirituales. Él declara esta verdad eterna: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí” (Juan 15:4). Permanecer en Cristo es desarrollar una relación continua y diaria con él. Las ramas no crecen y producen frutos si están unidas a la vid un día y separadas el siguiente. Algunos individuos vuelan sobre olas de emoción religiosa un día y parecen caminar por el valle de la negligencia el siguiente. Una relación vibrante y significativa con Jesús que refleja los dones del Espíritu Santo en la vida no es una experiencia inestable de encendido y apagado. Es una comunión constante, diaria, con Cristo.
Al venir a él, permanecer en él y descansar en su amor, nos volvemos amables pacientes, bondadosos, compasivos y templados. Considera esta declaración poderosa: “La raíz envía su nutrición por el sarmiento a la ramificación más lejana. Así comunica Cristo la corriente de su fuerza vital a todo creyente. Mientras el alma esté unida con Cristo, no hay peligro de que se marchite o decaiga. La vida de la vid se manifestará en el fragante fruto de los sarmientos. ‘El que está en mí—dijo Jesús,—y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer’. Cuando vivamos por la fe en el Hijo de Dios, los frutos del Espíritu se verán en nuestra vida; no faltará uno solo” (DTG 630).
La clave para manifestar el fruto del Espíritu en nuestras vidas es no colocar cada aspecto del fruto en una especie de lista de control e ir tachando cada uno cuando supuestamente hemos logrado nuestro objetivo. Más bien, es enfocarnos en conocer a Jesús y dejar que él revele el fruto de su Espíritu en nosotros. Cuando los árboles frutales de un agricultor producen una cosecha copiosa, se regocija. Se gloría en la cosecha abundante. Con Dios ocurre algo similar. Nuestro Padre celestial se regocija cuando permitimos que el Espíritu Santo produzca su fruto en nuestras vidas (Juan 15:11). Cuando, por gracia divina, nos volvemos partícipes de la naturaleza divina, el carácter de Dios es vindicado ante el universo en el conflicto entre el bien y el mal.
Preguntas para dialogar:
La pregunta no es: ¿Anhela Cristo permanecer en nosotros? La pregunta es: ¿Permitiremos que lo haga? ¿Dedicaremos tiempo para conocerlo como a un amigo? Todas las amistades requieren tiempo?
- Lee Juan 15:4 y 7. ¿Qué relación hay entre permanecer en Cristo y leer su Palabra?
- ¿De qué manera permanece Cristo en nosotros? ¿Es una experiencia vaga y mística, o hay algunas maneras muy reales por las cuales Jesús vive en nuestras vidas? Explica.
- ¿Qué relación hay entre desarrollar el fruto del Espíritu y permanecer en Cristo?
PASO 3: ¡Aplica!
Solo para los maestros: Lee Gálatas 5:22 al 24 con tu clase. Repasa brevemente cada uno de los frutos del Espíritu Santo. Pídeles a diferentes miembros de la clase que defina uno de los nueve frutos mencionados en Gálatas 5. Por ejemplo, ¿qué es amor? ¿Cómo defines gozo? ¿Qué es paz? ¿Cómo describirías a una persona que manifiesta benignidad o bondad? Utiliza este enfoque con cada uno de los frutos del Espíritu.
- ¿Cuáles de estos nueve frutos del Espíritu Santo te resultan difíciles de manifestar en tu vida? ¿A qué crees que se debe esa dificultad? ¿Qué puedes hacer para remediar la situación?
- ¿Cuáles son las problemáticas en tu vida que impiden que tengas una relación vital y transformadora con Cristo? Comprométete a entregar todos esos problemas en sus manos.
PASO 4: ¡Crea!
Solo para los maestros: El fruto del Espíritu Santo no es un listado de ideales irreales para un creyente común, disponibles solamente para los “súper santos”. Son el producto natural de dedicar tiempo con Jesús. Ayuda a tu clase a reconocer la importancia vital de dedicar tiempo con Jesús cada día para que el Espíritu Santo pueda desarrollar su fruto en sus vidas.
Actividades:
- Pídele a tu clase que dedique algunos minutos para repasar la lista del fruto del Espíritu en Gálatas 5:22 al 24. Pídele a cada uno que anote las áreas en las que tienen mayores luchas.
- Anima a cada miembro de la clase a dedicar un momento en oración al finalizar la clase, entregando estos aspectos de carácter no deseables a Dios, pidiéndole que desarrolle el fruto del Espíritu Santo en su vida.