Segundo Trimestre de 2023
“Adoren al Creador”
Lección 7 :- Para el 13 de Mayo de 2023
Sábado 6 de mayo
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 1:9; Isaías 40:26; 2 Corintios 5:17; Colosenses 1:17; Apocalipsis 4:11; Juan 19:16-30.
PARA MEMORIZAR:
“ ‘Señor y Dios, digno eres de recibir gloria, honra y poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad fueron creadas y existen’ ” (Apoc. 4:11). Es fácil dar las cosas por un hecho, especialmente aquellas que conocemos o experimentamos desde siempre. ¿Cuán fácil, por ejemplo, es que los niños pequeños den por sentado a sus padres, a quienes han conocido durante toda su corta vida? Cuán fácil es para nosotros, también, asumir la existencia del Sol, el cielo, el aire o el suelo bajo nuestros pies. Sin embargo, ¿alguna vez te has detenido a pensar cuántas veces damos por sentada la existencia misma? Es decir, ¿con qué frecuencia nos detenemos a pensar en la famosa pregunta filosófica: Por qué hay algo en lugar de la nada? ¿Por qué existe el Universo mismo, y toda la majestuosidad y grandeza y las cosas asombrosas que hay en él? ¿Qué gran contradicción lógica se produciría si nuestro Universo, y nosotros en él, no estuviésemos aquí? Según la última teoría científica (van cambiando), nuestro Universo una vez no existió. En otras palabras, la nuestra es una existencia contingente, y el solo hecho de que estemos aquí ya es un milagro. Y, a pesar de todo tipo de mitos de que el Universo surgió de la nada absoluta, o de algún tipo de ecuación matemática, nuestro Universo y todo lo que hay en él existe porque Dios, el Creador, lo hizo.
Domingo 7 de mayo
UN COMPAÑERO EN LA TRIBULACIÓN
Después de ascender al Cielo (Hech. 1:9), Jesús visitó al último de los apóstoles vivos, Juan, en la isla de Patmos, donde el despiadado emperador romano Domiciano lo había exiliado.
- Lee Apocalipsis 1:9. Ver también Mateo 13:21; Hechos 14:22; y Juan 16:33. ¿Cuál es el mensaje aquí para todos los que procuran seguir a Jesús en este mundo?
Aunque alejado del apoyo de su familia, sus amigos y la comunidad cristiana, Juan no estaba solo en las tribulaciones y los problemas que enfrentó como seguidor de Jesús. Su ministerio no había terminado; su testimonio no estaba completo. Un ser angelical con un brillo deslumbrante visitó a Juan en esa isla solitaria y le llevó un mensaje proveniente directamente del Trono de Dios. Este mensaje de Jesús resonaría por los pasillos del tiempo a lo largo de los siglos.
Fue un mensaje de esperanza para cada generación, pero especialmente un mensaje destinado a preparar al pueblo de Dios del tiempo del fin para la venida de Jesús. Es un serio mensaje de advertencia, así como un mensaje de ánimo para el tiempo del fin, a medida que nos preparamos para enfrentar las pruebas de los últimos días (o cualquier prueba que puedas estar enfrentando ahora). Si tú entraras en la cueva donde supuestamente el ángel celestial visitó a Juan presentándole la visión profética de Apocalipsis, inmediatamente notarías estas palabras colocadas en una placa en la entrada que resume todo el libro de Apocalipsis: “‘¡Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio! Y adoren al que hizo el Cielo y la Tierra, el mar y las fuentes de las aguas’ ” (Apoc. 14:7).
El tema central del libro de Apocalipsis es la adoración. Fuimos creados como seres de adoración. Cada uno de nosotros adora algo o a alguien. La verdadera adoración, la adoración al Creador, nos permite descubrir el verdadero propósito de la vida. Nos da una razón para vivir. Nos da no solo algo por lo que morir sino, más aún, algo por lo que vivir y, si es necesario, soportar tribulaciones. Y de hecho, a medida que surjan las crisis finales, comprenderemos mejor estas palabras: “ ‘Es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios’ ” (Hech. 14:22).
- Si los siervos fieles de Dios, como Juan, enfrentan sufrimientos y tribulaciones, ¿qué nos hace pensar que nosotros no enfrentaremos problemas? (Ver 1 Ped. 4:12-15.)
Lunes 8 de mayo
ADORA AL CREADOR
- Lee Apocalipsis 14:7. ¿Cómo concluye el mensaje del primer ángel? ¿Qué apelación final hace este mensaje referente a la hora del Juicio? (Ver también Isa. 40:26; Juan 1:1-3; Rom. 1:20).
Apocalipsis 14:7 termina con una claro llamado a adorar al Creador; este llamado es especialmente importante ahora, cuando la mayoría del mundo científico, y hasta del mundo cristiano, acepta la Evolución, una enseñanza que golpea directamente al corazón de todas los presupuestos bíblicos y cristianos. Si la Evolución fuera verdad, nuestra fe, inevitablemente, sería una mentira. Así de profundos son los problemas. Por ende, la apelación final del Apocalipsis está anclada en el primer libro de la Biblia, el Génesis. Nunca entenderemos completamente los problemas en esta batalla cósmica sobre la adoración a menos que entendamos la importancia de la Creación. “En el principio Dios creó los Cielos y la Tierra” (Gén. 1:1). Este versículo es el fundamento de toda la Escritura.
En el principio, Dios creó. La palabra hebrea para “crear”, en este pasaje, es bará, un verbo que se utiliza única y exclusivamente referido a Dios como sujeto. Para tener una pequeña idea de cuán ilimitado es el poder de Dios, consideremos solo un objeto de su creación: el Sol. El Sol produce más energía en un segundo que la que la humanidad ha producido usando petróleo, gas, carbón o fuego desde el principio del tiempo. El Sol tiene un diámetro de aproximadamente 1.400.000 kilómetros y podría contener más de un millón de planetas del tamaño de la Tierra. Pero el Sol es solo una de al menos 100 mil millones de estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Una estrella llamada Estrella Pistola emite hasta 10 millones de veces la energía generada por nuestro Sol. Un millón de estrellas del tamaño de nuestro Sol pueden caber fácilmente dentro de la esfera de la Estrella Pistola. ¿Cómo empezar siquiera a entender la Creación? La Creación revela a un Dios de un poder impresionante e ilimitado. Su poder creador no solo trajo a la existencia los Cielos y la Tierra, sino además ha obrado en favor de su pueblo a través de los siglos. Él es el Dios que originó este mundo, que está siempre presente en este mundo y que nunca abandonará a su pueblo en este mundo.
- ¿En qué medida el tamaño abrumador de la Creación solo amplifica la realidad del amor de Dios, ya que muestra que, a pesar de lo pequeños que somos en contraste con la Creación, aun así Cristo murió por nosotros?
Martes 9 de mayo
UN DIOS QUE ESTÁ CERCANO
El Dios de la Creación, que formó el Sol, la Luna y las estrellas, cuyo impresionante poder creó este planeta y lo llenó de seres vivos, es también un Dios que está interesado en cada uno de nosotros. Él es el Dios que libró a su pueblo de la esclavitud en Egipto, que lo guio en su peregrinaje por el desierto, que hizo caer maná del cielo, que derrumbó los muros de Jericó y que derrotó a los enemigos de Israel. El mismo Dios que liberó su poder infinito para crear el Universo desata ese infinito poder para derrotar a las fuerzas del mal que libran una batalla constante por nuestra alma.
- Lee 2 Corintios 5:17; Salmo 139:15 al 18; Hechos 17:27; y Colosenses 1:17. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de la cercanía de Dios?
Los teólogos hablan de la trascendencia de Dios. Esta es la idea de que Dios existe por sobre toda la Creación. Pero también hablan de la inmanencia de Dios. Esta es la idea de que Dios también, de alguna manera, está presente dentro de nuestro mundo y, como muestra la historia bíblica, también interviene estrechamente y participa íntimamente en él. Aunque el Señor habita en “la altura y en la santidad”, también está “con el contrito y humilde de espíritu” (Isa. 57:15). Como Jesús mismo dijo, hablando de sus fieles seguidores: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los amaste a ellos así como me amaste a mí” (Juan 17:23). No puede haber algo más íntimo y más cercano que eso.
Lo mejor sobre nuestro Dios es que su grandeza y su poder son tan vastos que traspasan el Cosmos y llegan a cada una de nuestras vidas. Él promete volver a crearnos, moldearnos, transformarnos a semejanza de su imagen. Piensa por un momento en lo que esto significa. El Dios que creó miles de millones de galaxias y las sostiene es el mismo Dios en quien “vivimos, y nos movemos, y existimos” (Hech. 17:28), y además obra en nuestro corazón para darnos un corazón nuevo, para limpiarnos del pecado y hacernos nuevas criaturas en Cristo. Qué pensamiento tan reconfortante es comprobar que nuestro Dios, un Dios con semejante poder, nos ama y nos cuida.
- ¿Cómo podemos aprender a obtener esperanza y consuelo al percibir la inmanencia de Dios? ¿O te asusta, porque Dios conoce tus secretos más sombríos? ¿Cómo es que el evangelio te puede dar paz en ese contexto?
Miércoles 10 de mayo
EVANGELIO, JUICIO, CREACIÓN
Fíjate en el mensaje del primer ángel. Evangelio eterno. Hora del Juicio. Adoren al Creador. Observa cuán estrechamente relacionadas están estas ideas. Cuando estemos delante de nuestro Creador en el Juicio, únicamente el evangelio es lo que nos da alguna esperanza. “Pero ahora, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús; [los que no andan según la carne, sino según el Espíritu]” (Rom. 8:1). Ninguna condenación ahora; y sin duda alguna, tampoco en el Juicio.
El mensaje de Dios como Creador es sumamente crucial para presentar la verdad, especialmente cuando la Evolución, aunque se disfrace de “cristiana”, amenaza con destruir todo el fundamento de la fe cristiana. Sin embargo, en medio de la embestida del pensamiento evolutivo, Dios ha levantado una iglesia, un pueblo cuyo mismo nombre es un testimonio en contra de la idea de la Evolución, un pueblo que debe proclamar la verdad fundamental de Dios como nuestro Creador y Redentor.
- Lee Efesios 3:9; Colosenses 1:13 al 17; Apocalipsis 4:11; y Romanos 5:17 al 19. ¿Qué enseñan estos pasajes acerca de Jesús como Creador y Redentor?
Fíjate cuán estrechamente ligado está Jesús como Creador a Jesús como Redentor. Desde el momento en que se menoscaba su papel como Creador, como inevitablemente ocurre con la Evolución, su papel como nuestro Redentor también se pone en tela de juicio. Jesús, ¿viene a redimirnos del pecado, de la muerte, del sufrimiento y de la violencia, cuando el pecado, la muerte, el sufrimiento y la violencia son, según enseña la Evolución, los mismos medios por los cuales existe nuestro mundo? Dios, ¿nos redime del mismo proceso que él utilizó para crearnos en el principio? Esa es una mentira peligrosa.
Y lo peor es que la Evolución se burla de la idea misma de la muerte de Jesús en la Cruz. ¿Por qué? Pablo (ver Rom. 5:17-19) vincula inseparablemente la introducción del pecado, por medio de Adán, a la muerte de Jesús. Hay un vínculo directo, entonces, entre Adán y Jesús. Sin embargo, en cualquier modelo evolutivo, ningún Adán sin pecado podría haber introducido la muerte, porque la muerte (millones de años de muerte) en principio era, supuestamente, la fuerza y el poder que se necesitaban para crear a Adán. Por lo tanto, desde el primer momento la Evolución destruye el fundamento bíblico de la Cruz. En contraste, los adventistas del séptimo día, al llamar al mundo a adorar al Creador, dan un testimonio viviente en contra de este error.
Jueves 11 de mayo
EL CREADOR EN LA CRUZ
Por más que nos maravillemos y adoremos al Señor como nuestro Creador, hay algo más. Como ya hemos visto, pero vale la pena repasar, debemos considerar que nuestro Creador es también nuestro Redentor. El Dios que nos creó es el mismo Dios que nos redimió. El Dios que dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Gén. 1:26), es el mismo que, en la Cruz, clamó: “ ‘Elí, Elí, ¿lama sabactani?’ Esto es: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?’ ” (Mat. 27:46). ¡A propósito de razones para temer a Dios o, más aún, para darle gloria y adorarlo! ¿Cómo podemos nosotros, como seres humanos caídos, responder adecuadamente a una verdad tan asombrosa como esta? ¿Qué podríamos hacer en respuesta? El mensaje del primer ángel nos dice qué hacer: “ ‘¡Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio! Y adoren al que hizo el Cielo y la Tierra, el mar y las fuentes de las aguas’ ” (Apoc. 14:7).
- Lee Juan 19:16 al 30, el relato de Juan sobre Jesús en la cruz. Mientras lo lees, piensa en los pasajes bíblicos que hemos visto acerca de Jesús como Creador, como aquel por quien “fueron creadas todas las cosas, las que están en los Cielos y las que están en la Tierra, visibles e invisibles; sean tronos, dominios, principados o autoridades. Todo fue creado por medio de él y para él” (Col. 1:16). ¿Cómo debemos responder a esta asombrosa expresión del amor de Dios?
El mensaje del primer ángel, que exhorta a adorar al Creador, llegó después de la Cruz, después de que el Universo expectante y los seguidores de Cristo supieran que aquel que “hizo el cielo y la Tierra, el mar y las fuentes de las aguas” es el mismo que, aunque era Dios, “tomó la condición de siervo y se hizo semejante a los hombres. Y quien, al tomar la condición de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2:7, 8).
Qué espectáculo tan asombroso debió haber sido para quienes conocieron a Jesús antes de que viniera a la Tierra como ser humano. Con razón los seres celestiales también lo adoran. En cuanto a nosotros, redimidos por su sangre, ¿qué más podemos hacer, sino adorar a nuestro Creador y Redentor?
- A la luz de la Cruz, ¿por qué es tan herética la idea de que los seres humanos caídos pueden añadir algo a lo que Cristo hizo en la Cruz? ¿Cuál de nuestras obras podría agregarse a lo que el Creador ya ha hecho por nosotros?
Viernes 12 de mayo
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
La adoración a Dios es central en las Escrituras, y siempre ha sido un tema de discordia para la humanidad y para el pueblo de Dios. En todo el Antiguo Testamento los profetas reprendieron al pueblo de Dios por adorar a otros dioses o por adorar al Señor usando las prácticas de adoración del mundo pagano. El conflicto entre adorar a Dios o adorar a otros dioses está en el centro mismo del Conflicto Cósmico y está consustanciado con el desprecio a la Ley de Dios. “La adoración aborda el aspecto más fundamental de la existencia humana en el sentido de que tiene que ver con lo que los seres humanos como criaturas vivientes deben hacer al enfrentarse a la presencia del Creador. […] Solo los que están vivos pueden adorar al Señor; los muertos no pueden alabarlo ni adorarlo.
[…] Aquel que nos creó nos invita a entregar nuestra vida en el acto de adoración para volver a recibirla enriquecida de él, para usarla en beneficio de los demás. La adoración tiene que ver con la naturaleza misma de nuestra existencia, con su propósito y con la necesidad de tener un centro externo a nosotros mismos que nos libere del egoísmo. No adorar a Dios es perder nuestra razón de existir; es existir en un estado de desorientación y, por lo tanto, estar muriendo; es dirigirnos hacia la extinción total porque estamos desconectados de la Fuente misma de la vida” (Á. M. Rodríguez, “The Closing of the Cosmic Conflict: Role of the Three Angels’ Messages”, p. 42).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Mediten sobre esta idea de por qué, en un mundo caído, no es suficiente el hecho de ser creado por Dios. ¿Por qué necesitamos también la promesa de la Redención?
- Piensen en alguna experiencia en la que vieron inequívocamente el poder de Dios obrando en su vida; es decir, de una manera que les mostró el amor de Dios por ustedes personalmente. ¡Y luego mediten en el hecho de que este es el Dios que creó todo el Cosmos! Y es este Dios el que los ama tanto como para preocuparse por su vida. ¿Por qué esta realidad no solo debería ser reconfortante sino también conmovedora?
- Si la Evolución fuera verdad, piensen en cómo seríamos llamados a adorar a un Creador que usó miles de millones de años de muerte, violencia, destrucción, sufrimiento y extinción masiva para crearnos, mientras que al mismo tiempo nos da una historia completamente diferente en Génesis sobre cómo fuimos creados. Y, sin embargo, ¿se supone que debamos adorarlo? Adorarlo, ¿para qué? ¿Por mentirnos durante miles de años sobre cómo llegamos aquí?