Lección 13: Edicion Maestros – “Crucificado y resucitado” – Para el 27 de junio de 2015

Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2015

 “Crucificado y resucitado”

Lección 13: – Para el 27 de junio de 2015

 

El sábado enseñaré…

Texto Clave: .

 

Enseña a tu clase a:

Saber reconocer los sufrimientos y la victoria de Jesús.

Sentir una transformación por la agonía y el dolor del Getsemaní y la Cruz, y la victoria de la tumba vacía.

Hacer: Identificarse con el Jesús crucificado y resucitado.

 

Bosquejo de la Lección

  1. Saber: Los sufrimientos y la victoria de Jesús
    1. ¿Cuál es la copa que Jesús quería que se le quitara?
    2. ¿Cómo la cruz, un instrumento de vergüenza, llegó a ser un símbolo de salvación?
    3. ¿Por qué la resurrección corporal de Jesús era necesaria?
  2. Sentir: La agonía y la victoria de Jesús
    1. ¿Cómo reaccionas ante el Getsemaní, la indiferencia de los discípulos que dormían, la agonía de Jesús?
    2. Imagínate al pie de la cruz. ¿Cómo podría eso haber afectado tu actitud hacia el pecado?
    3. ¿Cómo te sientes, sabiendo que la victoria de Jesús sobre la muerte, es tu victoria? ¿Qué responsabilidad pone sobre ti ese sentimiento?
  3. Hacer: Identificarte con el Jesús crucificado y resucitado
    1. ¿Qué harías/darías a cambio del gran sacrificio de Jesús por tus pecados? ¿Cómo expresarías tu gratitud por el amor manifestado en la cruz?
    2. ¿Cómo puedes tomar tu cruz y seguir a Jesús? ¿Qué cambios involucraría ese paso en tu vida?
    3. ¿Cómo has experimentado el poder del perdón y el gozo que da el Jesús resucitado? Comparte esa experiencia con alguien.

 

Resumen

La verdad más sublime es que Jesús, santo y sin pecado, vino a este mundo, sufrió y murió por nuestros pecados, y se levantó al tercer día victorioso sobre Satanás, el pecado y la muerte. Y la siguiente verdad sublime es que él ofrece esta victoria sobre el pecado y un lugar en su reino a todos los que lo aceptan por fe.

 

CICLO DE APRENDIZAJE

Textos destacados: Lucas 22:39-46; 23:26-56; 24:1-12.

Concepto clave para el crecimiento espiritual: Lucas presenta su Evangelio como un informe ordenado (Luc. 1:3) de modo que el lector pueda conocer “la verdad de las cosas” (vers. 4) que ocurrieron en la vida de Jesús. El Evangelio concluye con este mensaje dado por el Resucitado mismo: “Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día, y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones… Y vosotros sois testigos de estas cosas” (Luc. 24:46-48).

Ser esa clase de testigos nunca ha sido fácil. Cuando llegamos a la Cruz y a la Resurrección, hay una tendencia a ser “insensatos” y “tardos de corazón para creer” todo lo que las Escrituras dijeron (vers. 25).

 

PASO 1: ¡Motiva!

Solo para los maestros: En esas circunstancias, ¿cómo encontramos firmeza en nuestra fe y en nuestra esperanza? Ningún razonamiento, lógica y argumentos nos ayudarán a comprender el misterio del amor y la gracia de Dios, revelados en el sufrimiento, la muerte y la resurrección de Jesús. Guía a tu clase a lograr esa bendita fe.

Para reflexionar:

Oscar Cullmann, un teólogo del Nuevo Testamento, dice: “La esperanza de la resurrección presupone la fe en la creación. Por cuanto Dios es también el Creador del cuerpo, por lo tanto en la Biblia, ‘resurrección’…debe ser la resurrección del cuerpo”.−Christ and Time, 234.

Pregunta para dialogar:

¿De qué modo la fe en la Creación y la fe en la Resurrección se refuerzan mutuamente?

 

PASO 2: ¡Explora!

Solo para los maestros: consideremos tres escenas finales de la vida de Cristo, y meditemos en el elevado precio que Dios pagó por nuestra salvación: Getsemaní, la Cruz, y la Resurrección.

Comentario de la Biblia

I. Getsemaní: La copa y la voluntad

(Repasa, con tu clase, Luc. 22:42.)

Cristo sufrió mucho en el Getsemaní para redimirnos en el Calvario.

A. “Padre, si es tu voluntad” (Luc. 22:42). Cristo vio en el Getsemaní la bisagra de la historia de la redención: beber la copa y subir a la cruz, o rehusar la copa y volver a las cortes celestiales. Nada podía impedirle volver al Padre, porque él no había pecado; pero si lo hubiese hecho, ¿qué habría ocurrido con el pacto jurado por la Deidad, antes de la fundación del mundo, para redimir al pecador y aplastar al enemigo en la gran controversia entre Dios y Satanás (Efe. 1:3-7)? Jesús pesó las consecuencias y rehusó poner sus propios intereses por sobre las prioridades del Padre. La sumisión a la voluntad de Dios es el secreto de la victoria de Cristo y también la nuestra.

B. La copa. Los tres Evangelios sinópticos mencionan que Jesús oró con gran agonía de que esta copa fuera quitada de él, y Lucas añadió el detalles de que su sudor caía al suelo “como grandes gotas de sangre” (Luc. 22:44).

¿Fue amarga esta copa? No era la muerte física que sus enemigos estaban complotando en ese momento, o la angustia mental de ser traicionado, negado y rechazado. No, la copa amarga era el temor agonizante de llevar los pecados del mundo, y dar su vida como rescate en la cruz podría producir una separación permanente del Padre. Como el Hijo y el Padre son uno en esencia, en pensamiento, y en acción, Jesús no podía soportar el pensamiento de la copa amarga de separarse del Padre en la cruz.

Considera: La copa era amarga, insoportable, y agónica. “Pase de mí esta copa” (Mat. 26:39) fue la oración de Jesús. Es una oración legítima. Pero el concepto bíblico de oración no es que sea solo legítima y razonable, sino que sea de sumisión. Porque más allá de las expectativas y acontecimientos de la vida está la voluntad soberana de Dios. Cada oración es respondida con un Sí, un No, o un Espera. Donde la voluntad de Dios es reconocida como suprema, “todas las cosas les ayudan a bien” (Rom. 8:28). Esta es la lección del Getsemaní. ¿cuál es el secreto, entonces, de la victoria en Cristo?

II. La Cruz: Victoria y vida nueva

(Repasa, con tu clase, Luc. 9:23, y 2 Cor. 5:17-19.)

La Cruz significa victoria y una nueva manera de vivir para los seguidores de Cristo.

A. La Cruz: el momento de victoria. La Cruz fue el medio elegido por Dios para ganar una victoria decisiva en la gran controversia entre Cristo y Satanás. De esa victoria dependía la esperanza de los pecadores de llegar a ser hijos de Dios. Esta Cruz estaba en el centro de la predicación de Pablo: “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación” (2 Cor. 5:19).

Es cierto, Jesús, en la cruz, agonizó temiendo que la separación del Padre sería eterna, pero el Hijo había decidido quebrar las cadenas del pecado y aplastar al mal para siempre. Bebió la copa del pacto eterno y clamó: “Consumado es” (Juan 19:30). La tarea que él había venido a cumplir estaba hecha. La redención del pecado estaba lograda. La reconciliación de la raza humana estaba completada. El mal estaba vencido.

B. La Cruz: el camino de una vida nueva. La vida cristiana no comienza con el nacimiento. Comienza con muerte. Hasta que el yo muera y esté crucificado, no hay ningún comienzo. Debe haber una eliminación del yo radical, deliberada, y total. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Cor. 5:17).

Algo sucede a una persona cuando permite que Jesús tome el control de su vida. Simón el vacilante llega a ser Pedro el valiente. Saulo el perseguidor llega a ser Pablo el mártir. Tomás el que duda llega a ser el misionero de frontera. La cobardía da lugar al coraje. La incredulidad muere, y la fe llega a vivir. Los celos son tragados por el amor. El interés propio se desvanece para ser una preocupación beneficiosa. El yo queda crucificado.

Por eso Jesús insistía: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Luc. 9:23). En el discipulado cristiano, llevar la cruz no es opcional. O tomamos la cruz, o no lo hacemos.

Considera: Los Evangelios no nos dicen mucho acerca de lo que Jesús logró en la cruz (pero considera Juan 12:31, 32). El Nuevo Testamento toma el tema en profundidad. Lee y analiza los textos siguientes: Rom. 3:23-26; 5:8-10; 8:32; 1 Cor. 5:7; 15:3; Gál. 1:3, 4; 2:20; Efe. 1:7; 5:2; Heb. 9:2-26.

III. La resurrección: El Resucitado y los testigos

(Repasa, con tu clase, Luc. 24:5-8; y 24:13-35,)

A. Él ha resucitado. Llenas de preguntas por tres días, las mujeres fueron las primeras en llegar a la tumba. Fueron recibidas por dos ángeles con un mensaje eterno: ¡No está aquí, sino que ha resucitado! (Luc. 24:6), y una pregunta importante: “¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive?” (Luc. 24:5, NVI).

La humanidad busca el significado de la vida, y respuestas a sus preguntas llenas de perplejidad. Pero la respuesta no se puede encontrar si se busca en el pensamiento y acciones humans. Los ángeles en la tumba vacía les ordenaron a las mujeres que miraran más allá y captaran esas palabras eternas: “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25). Sin el Jesús resucitado, una tumba sigue siendo una casa sellada por la desesperanza y la muerte.

B. Testigos de estas cosas. La cruz había destrozado sus sueños. Chasqueados, dos discípulos volvían a Emaús, a unos 11 km (7 mi) al noroeste de Jerusalén. De repente, sin reconocerlo, Jesús se unió a ellos y les dio consuelo en medio de la desesperanza. Lee el relato en Lucas 24:13 al 35, y analiza las siguientes preguntas:

  1. ¿Cómo sabemos y creemos la realidad del Jesús viviente?
  2. ¿Cuál es la relación entre la Resurrección y la renovación de la esperanza?
  3. “Comenzando desde Moisés”, Jesús “les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Luc. 24:27). Comenzando con Génesis, ¿qué pasajes recuerdas con respecto a la misión sacrificial de Cristo?
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PASO 3: ¡Aplica!

Solo para los maestros: Cuando el Jesús resucitado apareció en medio de los discípulos, ellos quedaron “espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu”· (Luc. 24:37). ¿Cuál es el remedio para los espantados y atemorizados?

Preguntas para dialogar:

Lean Lucas 24:36 al 49, y luego concéntrense en las preguntas siguientes:

  1. Jesús a menudo usó la expresión “Paz a vosotros”. Pero ahora ¿por qué estas palabras asustaron a los discípulos?
  2. Jesús dio cuatro señales –visuales, auditivas, táctiles, y de comer− para asegurar a los discípulos que en su condición posterior a la resurrección era una persona real. ¿Por qué la fe en una resurrección corporal es importante?
  3. Jesús les dijo a los discípulos: “Así está escrito, y así fue necesario” (Luc. 24:46). ¿Cómo la revelación y la necesidad se encontraron en el plan de salvación?

 

PASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: Entre Getsemaní y la Resurrección, en el camino hubo traición, negación, y conspiración. La agenda de traición de Satanás incluyó a Judas y a Pedro. “Entró Satanás en Judas” (Luc. 22:3), y dio el beso de traición, y más tarde se ahorcó. Satanás pidió a Pedro, pero Jesús le aseguró a Pedro: “Yo he rogado por ti” (vers. 31, 32). ¿Cuál fue la diferencia entre ambos?

Preguntas de aplicación:

  1. ¿Cuál fue la causa de que Judas cayera del lado de Satanás en forma permanente?
  2. ¿Cuál fue la causa de que Pedro repasara las palabras de Jesús (vers. 34), se arrepintiera, y “llorara amargamente” (vers. 62)?
Radio Adventista
1 comment… add one
  • La teologia catolica desconoce la trascendentalidad de la muerte de CRISTO. Lo importante es la divinidad y eternidad de Maria, madre de Jesus. El sacerdote tiene tanta autoridad que el Padre se obliga a repetir el Calvario de su Hijo de DIOS, ante la orden infalible de quien oficia la misa.

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