Lección 12 Edición Adultos: “José, Príncipe de Egipto” Para el 18 de Junio de 2022

Segundo Trimestre de 2022

“José, Príncipe de Egipto”

Lección 12 :- Para el 18 de Junio de 2022

Sábado 11 de junio

Lee Para el Estudio de esta Semana: Génesis 41:37–46; 1 Reyes 3:12; Génesis 42; Romanos 5:7–11; Génesis 43; 44; 45.

Para Memorizar: “Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto” (Gén. 41:41).

José es ahora autoridad de Egipto, y sus propios hermanos se postrarán ante él sin saber quién es (Gén. 42). Los hermanos de José se humillarán cuando José los obligue a regresar con Benjamín (Gén. 43) y, cuando la seguridad de Benjamín se vea amenazada, a su entender (Gén. 44), suplicarán gracia ante este hombre poderoso, a quien ven “como Faraón”. Al final, cuando José revele su identidad, comprenderán que, a pesar de lo que habían hecho, Dios había sacado algo bueno de todo esto.

Curiosamente, toda la secuencia de eventos que sigue, que se suponía que tendría que ser sobre el éxito de José, trata más del arrepentimiento de sus hermanos. Los viajes de ida y vuelta desde José hasta su padre, y los obstáculos que encuentran, los hicieron recordar sus actos malvados hacia José y su padre, y se dieron cuenta de su iniquidad para con Dios. Los hermanos de José viven toda esa experiencia como un juicio divino. Y, sin embargo, el conmovedor final, que hace llorar y alegrar a todos, también contiene un mensaje de perdón para ellos, a pesar de sus injustificables actos de maldad.

 

Domingo 12 de junio: José asciende al poder

Para José, los sueños del faraón revelaban lo que Dios estaba “por hacer” (Gén. 41:28, NVI) en la Tierra. Sin embargo, José no le pide al faraón que crea en su Dios. La respuesta inmediata de José es la acción. José propone un programa económico. Curiosamente, el faraón solo retiene la parte económica del discurso de José, que parece más interesado en la lección económica que en el significado espiritual del sueño y el papel de Dios en su elaboración.

Lee Génesis 41:37 al 57. ¿Qué lugar ocupa Dios en el éxito de José?

El faraón elige a José para que se haga cargo no tanto porque interpretó correctamente sus sueños y reveló el inminente problema de la tierra, sino porque tenía una solución a ese problema, porque le “pareció bueno el plan” (Gén. 41:37, NVI), una opinión también compartida por los siervos del faraón. La elección del faraón parece haber sido más pragmática que religiosa. Y sin embargo, el faraón reconoce que la presencia del “espíritu de Dios” (Gén. 41:38) está en José, quien es calificado como “entendido” y “sabio” (Gén. 41:39), una expresión que caracteriza la sabiduría que Dios da (ver Gén. 41:33; comparar con 1 Rey. 3:12).

Todos los detalles informados en el texto bíblico se ajustan a la situación histórica de Egipto en ese momento. Políticamente, el hecho de que el faraón designara a José como visir no es raro en el antiguo Egipto, donde se han documentado casos de visires extranjeros.

Los próximos siete años son años de abundancia de tal manera que la producción de granos se vuelve “incalculable” (Gén. 41:49, RVA-2015), una señal de providencia sobrenatural. La comparación “como arena del mar” (Gén. 41:49) revela que esta es la bendición de Dios (Gén. 22:17). José refleja personalmente esa bendición en su fecundidad, una coincidencia que evidencia la presencia del mismo Dios detrás de los dos fenómenos. José tiene dos hijos cuyos nombres muestran la experiencia de José con la providencia de Dios, que ha transformado el recuerdo del dolor en gozo (Manasés) y la antigua aflicción en fecundidad (Efraín). Qué ejemplo tan poderoso de cómo Dios convirtió algo malo en algo muy bueno.

¿Cuáles son algunas formas en que los demás deberían ver, por el estilo de vida que llevamos, la realidad de nuestro Dios?

 

Lunes 13 de junio: José confronta a sus hermanos

Lee Génesis 42. ¿Qué sucedió aquí y cómo revela la providencia de Dios, a pesar de la maldad y la mala conducta humanas?

El hambre obliga a Jacob a enviar a sus hijos a Egipto para comprar grano. Irónicamente, es Jacob quien inicia el proyecto (Gen 42:1). El desafortunado anciano, víctima de circunstancias que escapan a su control, sin saberlo pone en marcha una asombrosa cadena de acontecimientos que lo llevarán a reencontrarse con el hijo por el que tanto tiempo había guardado luto.

El carácter providencial de este encuentro se evidencia mediante dos símbolos fundamentales. En primer lugar, se ve como un cumplimiento de los sueños de José. El acontecimiento, predicho en los sueños proféticos de José: “vuestros manojos […] se inclinaban al mío” (Gén. 37:7), está ocurriendo ahora. José es identificado como “el gobernador del país” (Gén. 42:6, NVI) y “el señor de la tierra” (Gén. 42:30, 33). La poderosa posición de José contrasta con la de sus hermanos necesitados, quienes “se inclinaron a él rostro a tierra” (Gén. 42:6); los mismos diez hermanos que se burlaron de José acerca de su sueño y dudaron de su cumplimiento (Gén. 37:8).

En segundo lugar, este encuentro providencial se describe como una respuesta. Los ecos lingüísticos y temáticos entre los dos acontecimientos fundamentan el papel de la retribución justa. La frase “decían el uno al otro” (Gén. 42:21) también se usó cuando comenzaron a conspirar contra José (Gén. 37:19). La permanencia de los hermanos en prisión (Gén. 42:17) se hace eco de la permanencia de José en prisión (Gén. 40:3, 4). De hecho, los hermanos de José relacionan lo que les está sucediendo en ese momento con lo que le hicieron a su hermano unos veinte años atrás. “Y decían el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia” (Gén. 42:21).

Las palabras de Rubén “se nos demanda su sangre” (Gén. 42:22), que reflejan su advertencia anterior, “no derraméis sangre” (Gén. 37:22), refuerzan la vinculación entre lo que ahora enfrentaban y lo que habían hecho.

La mayoría de nosotros, sin duda, hemos hecho cosas que lamentamos. ¿Cómo podemos, en la medida de lo posible, compensar lo que hemos hecho? Además, ¿por qué es tan básico que aceptemos las promesas de perdón de Dios por medio de Jesús (ver Rom. 5:7-11)?

 

Martes 14 de junio: José y Benjamín

Jacob sencillamente no podía permitir la partida de Benjamín, el único hijo con Raquel que le quedaba. Tenía miedo de perderlo, como ya había perdido a José (Gén. 43:6-8). Solo cuando no hubo más comida (Gén. 43:2) y cuando Judá se comprometió a garantizar el regreso de Benjamín (Gén. 43:9), Jacob finalmente consintió en una segunda visita a Egipto y permitió que Benjamín fuera con sus hermanos.

Lee Génesis 43. ¿Qué efecto tuvo la presencia de Benjamín en el curso de los acontecimientos?

La presencia de Benjamín dominó los acontecimientos. Cuando todos los hermanos se presentan ante José, Benjamín es la única persona a quien José ve (Gén. 43:16). Benjamín es al único al que llama “hermano” (Gén. 43:29). Aunque llama a Benjamín por su nombre, no identifica a todos los demás hermanos; simplemente les llama “hombres” (Gén. 43:16).

José llama “mi hijo” a Benjamín, como una expresión tranquilizadora de afecto especial (Gén. 43:29; comparar con Gén. 22:8). La bendición de José se refiere a la “misericordia” (Gén. 43:29), una reminiscencia de su súplica por misericordia, que no recibió (Gén. 42:21). José devuelve a Benjamín la misericordia que no recibió de sus otros hermanos.

En tanto que los hermanos de José temen ir a prisión por el dinero que les fue devuelto, José les prepara un banquete debido a la presencia de Benjamín. Es como si Benjamín tuviera un efecto redentor en toda la situación. Una vez que todos los hermanos están sentados por orden de edad y respetando las reglas de honor, es a Benjamín, el menor, a quien se le sirve cinco veces más que a todos los demás hermanos (Gén. 43:33, 34). Y sin embargo, este favoritismo no les molesta, como sucedió cuando José era el favorito de su padre muchos años atrás, lo que llevó a su terrible accionar tanto hacia su medio hermano como hacia su propio padre (Gén. 37:3, 4).

“Mediante esta demostración de favor en beneficio de Benjamín, José esperaba averiguar si sentían por el hermano menor la envidia y el odio que le habían manifestado a él. Suponiendo todavía que José no comprendía su idioma, los hermanos conversaron libremente entre sí; de modo que le dieron una buena oportunidad para conocer sus verdaderos sentimientos. Y como deseaba probarlos aún más, antes de su partida ordenó que ocultaran su propia copa de plata en el saco del menor” (PP 231).

 

Miércoles 15 de junio: La copa de la adivinación

Lee Génesis 44. ¿Por qué puso José la copa de la adivinación en el costal de Benjamín y no en el de otro hermano?

Esta historia es paralela a la anterior. Igual que antes, José da instrucciones específicas; y, una vez más, llena de alimento los sacos de los hombres. No obstante, esta vez, José agrega la extraña orden de poner su preciosa copa en el costal de Benjamín.

Por consiguiente, los hechos toman un rumbo diferente. Mientras que en el viaje anterior los hermanos regresaron a Canaán para llevarse a Benjamín con ellos, ahora tienen que regresar a Egipto para enfrentar a José. Mientras que en la situación anterior todos los hermanos encontraron lo mismo en sus costales, ahora se señala a Benjamín como el que tiene la copa de José. Inesperadamente, Benjamín, quien como invitado de honor tuvo acceso a la copa de José, ahora es sospechoso y acusado de haber robado ese preciado artículo. Irá a la cárcel.
El hecho de que José haya usado una copa de adivinación no significa que creyera en su poder. José “jamás había pretendido poseer el poder de adivinar, pero quería hacerles creer que podía leer los secretos de su vida” (PP 232).

Para José, la copa mágica era un pretexto para evocar el dominio sobrenatural, y así despertar en el corazón de sus hermanos su sentimiento de culpa hacia Dios. Así es como Judá interpreta el mensaje implícito de José, porque se refiere a la iniquidad que Dios halló en ellos (Gén. 44:16). Además, el robo de esa copa preciosa justificaría un duro castigo y así pondría a prueba el pensamiento de los demás hermanos.

La intensidad de la emoción de los hermanos y su reacción es notable. Los une el mismo dolor: temen por Benjamín, que se perderá como José y, al igual que él, se volverá esclavo en Egipto, aunque es inocente como él. Por eso Judá propone que lo tomen a él como esclavo “en lugar” de Benjamín (Gén. 44:33), así como el carnero fue sacrificado “en lugar” del inocente Isaac (comparar con Gén. 22:13). Judá se presenta como un sacrificio, una sustitución, cuyo propósito es precisamente afrontar ese “mal” que devastaría a su padre (Gén. 44:34).

¿Qué principio de amor, como lo ejemplifica la respuesta de Judá, está implícito en el proceso de sustitución? Este tipo de amor, ¿cómo explica la teología bíblica de la salvación? (Ver Rom. 5:8).

 

Jueves 16 de junio: “Yo soy José vuestro hermano”

Lee Génesis 45. ¿Qué lecciones de amor, fe y esperanza se pueden encontrar en esta historia?

Fue en ese mismo momento, cuando Judá habló sobre el “mal” que caería sobre ‘aví, “mi padre” (Gén. 44:34), que José “clamó” (Gén. 45:1) y luego “se dio a conocer” (NVI) a sus hermanos. Esta expresión, que se utiliza a menudo para referirse a la autorrevelación de Dios (Éxo. 6:3; Eze. 20:9), sugiere que también Dios mismo se reveló aquí. Es decir, el Señor había demostrado que su providencia reina a pesar de las debilidades humanas.

Los hermanos de José no pueden creer lo que están viendo y oyendo. Por lo tanto, José se ve obligado a repetir: “Yo soy José vuestro hermano” (Gén. 45:4), y solo por segunda vez, cuando escuchan las palabras precisas “el que vendisteis para Egipto” (Gén. 45:4), es que creen.

José luego declara: “Me envió Dios” (Gén. 45:5). Esta referencia a Dios tiene un doble propósito. No solo sirve para tranquilizar a sus hermanos de que José no tiene malos sentimientos hacia ellos; también es una profunda confesión de fe y una expresión de esperanza, porque lo que hicieron era necesario para la “gran liberación” y la supervivencia de una “posteridad” (Gén. 45:7).

Luego José insta a sus hermanos a que vayan hasta su padre a prepararlo para llevarlo a Egipto. Acompaña su llamado con palabras específicas sobre el lugar donde “habitarás”, es decir, Gosén, famosa por sus buenos pastizales, “la riqueza de la tierra” (Gén. 45:18, 20). También se encarga del transporte: les provee de carros, lo que finalmente convencerá a Jacob de que sus hijos no le estaban mintiendo sobre lo que acababan de pasar (Gén. 45:27). Jacob acepta esta demostración visible como evidencia de que José está vivo, y esto es suficiente para que él vuelva a cobrar vida (comparar con Gén. 37:35; 44:29).

Ahora las cosas van bien. Los doce hijos de Jacob están vivos. A Jacob ahora se lo llama “Israel” (Gén. 45:28), y la providencia de Dios se había manifestado de una manera poderosa.

Sí, José fue misericordioso con sus hermanos. Podría permitirse el lujo de serlo. Sin embargo, ¿cómo aprendemos a ser misericordiosos con aquellos cuya maldad para con nosotros no termina tan bien como con José?

 

Viernes 17 de junio

Para Estudiar y Meditar:

Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “José en Egipto”, pp. 214–224; “José y sus hermanos”, pp. 225-245.

“Los tres días de encierro fueron días de amargo dolor para los hijos de Jacob. Reflexionaron sobre su pasado equivocado, especialmente su crueldad hacia José. Sabían que si los condenaban por ser espías y no podían presentar pruebas para salvarse, todos tendrían que morir o convertirse en esclavos. Dudaban que cualquier esfuerzo que hiciera cualquiera de ellos lograría que su padre consintiera en que Benjamín se alejara de él, después de la cruel muerte que, según él pensaba, había sufrido José. Ellos vendieron a José como esclavo, y temían que Dios se hubiese propuesto castigarlos al permitir que se convirtieran en esclavos.

José considera que su padre y las familias de sus hermanos quizás estén sufriendo por la hambruna, y está convencido de que sus hermanos se han arrepentido de su cruel trato hacia él y que en ningún caso tratarían a Benjamín como lo habían tratado a él” (SG 3:155, 156).
“José estaba satisfecho. Había probado a sus hermanos y había visto en ellos los frutos del verdadero arrepentimiento de sus pecados” (SG 3:165).

 

Preguntas para Dialogar:

  • En clase, reflexionen sobre la pregunta al final del estudio del jueves. ¿Creen que José habría sido tan misericordioso con sus hermanos si las cosas no le hubieran salido tan bien? Por supuesto, no podemos saberlo con certeza, pero ¿qué indicadores, si los hay, en toda la historia de José nos revelan el tipo de carácter que él tenía, lo que podría ayudar a explicar su amabilidad?
  • ¿De qué maneras podemos ver en José una especie de precursor de Cristo y por lo que Cristo pasó?
  • José había puesto a prueba a sus hermanos. Asimismo, ¿cómo nos prueba Dios?
  • Aun después de todos esos años, los hermanos reconocieron su culpa por su maldad para con José. ¿Qué nos enseña esto sobre lo poderosa que puede ser la culpa? Y aunque podemos ser perdonados y aceptar el perdón de Dios, ¿cómo aprendemos a perdonarnos a nosotros mismos, sin importar cuán indignos seamos de ese perdón?
Radio Adventista
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