Lección 11 Edición Adultos. “Jesús les decía: “Síganme”” Para el Sábado 10 de Septiembre 2016

Tercer trimestre (julio-septiembre) de 2016

“Jesús les decía: “Síganme””

Lección 11: Para el 10 de septiembre de 2016

 

Sábado 3 de septiembre

Lee Para el Estudio de esta Semana: Juan 10:1-5, 16; Lucas 9:2; Apocalipsis 14:6, 7; Lucas 19:1-10; Hechos 26:11-27; Apocalipsis 3:20.

Para Memorizar: “Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños” (Juan 10:5).

En el año 362 d.C, el emperador romano Juliano quiso reavivar el paganismo. El cristianismo se estaba apoderando del Imperio Romano, y los líderes paganos estaban preocupados. El consejo de Juliano a un sacerdote pagano expresa su preocupación, y sugiere por qué el cristianismo crecía tanto: “ ‘Yo creo que cuando los pobres fueron descuidados por los sacerdotes [paganos], los impíos galileos [cristianos] lo notaron y se dedicaron a la benevolencia… Sostienen no solo a los de ellos, sino también a los nuestros, todos ven que nuestro pueblo no recibe ayuda de nosotros’ ”.−Citado en Rodney Stark, Cities of God, p. 31.

Los romanos confiaban que el cristianismo desaparecería cuando su líder, Jesucristo, murió. En cambio, muchos ciudadanos romanos seguían a Jesús. ¿De qué manera explicaban elloseste “problema”? Los seguidores de Jesús demostraban su amor atendiendo las necesidades básicas de quienes los rodeaban. Eso es lo que hizo Jesús cuando estuvo aquí y eso es lo que sus seguidores deben hacer también.

No es extraño, entonces, que cuando les ofrecían seguir a Jesús, muchos lo hacían.

 

Domingo 4 de septiembre:

Conocen su voz

Lee Juan 10:1 al 5, y 16. ¿De qué modo estos textos ilustran la importancia de por qué, nosotros, como representantes de Jesús, debemos formar relaciones positivas y amantes con la gente de nuestras comunidades, mientras procuramos llevarlos a Jesús? ¿De qué forma podemos ayudarles a escuchar su voz?

El susurro de un amigo es más poderoso para atraer a la gente a Jesús, que los gritos de un extraño. Cuando nos hacemos amigos y aprenden a confiar en nosotros, el Buen Pastor (Juan 10:11, 14) puede obrar por nuestro intermedio para ayudar a esas personas a escuchar, conocer y seguir su voz.

Por supuesto, es importante que nosotros conozcamos la voz de Jesús antes de que podamos ayudar a otros a conocerla. Necesitamos discernimiento divino para distinguir la voz de Satanás, de la voz de Jesús. Nunca debemos olvidar la realidad de la gran controversia y que tenemos un enemigo que actúa con gran sigilo para evitar que la gente forme una relación salvífica con Jesús.

Pero podemos ayudar a la gente a conocer la voz de Jesús. Él habla por medio de la naturaleza (a pesar de los estragos de la Caída), de obras providenciales circunstanciales, de la influencia del Espíritu Santo, de personas piadosas y de su Palabra. (Ver Elena de White,El camino a Cristo, (pp. 84-91). Si conocemos y obedecemos esa voz, podemos guiar a otros también. No queremos ser, como lo advirtió Jesús, ciegos guiando a ciegos (ver Mat. 15:14).

¿Por qué Jesús tuvo un poder impelente tan fuerte para atraer a la gente a él? Es porque su ejemplo, de darse abnegadamente, es difícil de resistir. Cuando nosotros ponemos el yo a un lado, tomamos la naturaleza de siervos y dejamos que él viva en nosotros, otros serán atraídos a Cristo a través de nosotros.

Como representantes del Buen Pastor, debemos reflejar las características de su ministerio, cuando le pedimos a la gente que lo siga. Ser auténticos en palabras y en servicio genuino reflejando el amor de Jesús, abre los corazones de aquellos a quienes servimos, y quebranta las barreras entre la comunidad y la iglesia.

¿Cuáles son algunas maneras concretas en que puedes ayudar a otros a escuchar la voz del Pastor?

 

Lunes 5 de septiembre:

Debemos buscar

Lee Lucas 19:10; Marcos 1:17; Lucas 9:2; y Apocalipsis 14:6 y 7. ¿Qué punto clave tienen en común estos pasajes? O sea, ¿qué debemos hacer?

Durante años una congregación adventista del séptimo día oró: “Señor, por favor atrae a la gente de nuestra comunidad a nuestra iglesia y a ti”, como si la iglesia fuera un imán gigantesco que atraería a la gente. Algunas personas llegan a nuestras iglesias, buscando a Dios, sin ningún esfuerzo aparente de nuestra parte.

Pero, ¿qué debe hacer tu iglesia cuando pasan los años y nadie de la comunidad entra por sus puertas? Si solo oras para que la gente venga, no estás usando el método de Jesús para ganar almas. Él se mezclaba con la gente, socializaba con ellas y las buscaba para salvarlas. “No hemos de esperar que las almas vengan a nosotros; debemos buscarlas donde estén… Hay multitudes que nunca recibirán el Evangelio a menos que éste les sea llevado” (PVGM 181.

Varias metáforas ilustran esta idea de buscar:

  1. El pastor deja las 99 en el redil y busca la que se ha apartado (ver Mat. 18:1 al 14). Jesús cuenta esta historia en el contexto de alimentar y proteger a los “pequeños” de pecar. Los “pequeños” pueden ser niños literales o cristianos inmaduros. Si se apartan al mundo, hemos de buscarlos tal como lo hizo Jesús, y traerlos de regreso a él con amor.
  2. El punto aquí es, como en los textos citados arriba, que hemos de ser proactivos en buscar a los perdidos y hacer un esfuerzo para alcanzarlos. A veces sucede que alguien viene a nuestro encuentro y dice: “Enséñame acerca de Dios, de la salvación, de la verdad”, pero eso no es lo habitual, ¿verdad?
  3. “El método de Cristo” de alcanzar a los perdidos “no será ni puede ser infructuoso” (MC102). ¿Estamos nosotros concentrándonos solo en “la fruta que está más baja”: personas que ya comparten nuestra cosmovisión cristiana, como los cristianos de otras denominaciones? ¿Qué estamos haciendo para llegar a la “fruta difícil de alcanzar”: personas seculares, ateos, musulmanes, judíos, hindúes, budistas, etc.? Históricamente, la gente con cosmovisiones cristianas encuentran relevante al adventismo, pero tenemos que hacer un trabajo mejor de compartir a Jesús con grupos religiosos que tienen cosmovisiones distintas.

 

Martes 6 de septiembre:

El puente

A veces una iglesia tiene un programa de servicio de extensión a la comunidad en áreas de salud, familia, finanzas personales, administración de conflictos, etc., y podría preguntarse: ¿Cuál es el puente para llevarlos a la etapa de “Sígueme”? Más bien deberíamos preguntarnos: ¿Quién es el puente? Respuesta: ¡Tú lo eres! “El argumento más poderoso en favor del evangelio es un cristiano amante y amable” (MC 373). Las iglesias exitosas en mantener visitas investigadoras, que participan de un evento tras otro y en un programa tras otro, tienen la bendición de tener miembros que aman genuinamente a Dios y están ansiosas de alimentar amistades duraderas.

Por el otro lado, los miembros de la iglesia que son descuidados en su trato con las visitas, o aún letárgicos hacia ellas, pueden tener un impacto muy negativo en la tarea de extensión de la iglesia. “El Señor no actúa hoy para traer más personas a la verdad, a causa de los miembros de iglesia que nunca se convirtieron y de los que se apartaron de la verdad. ¿Qué influencia ejercerían estos miembros no consagrados sobre los nuevos conversos? ¿No anularían el mensaje dado por Dios, que su pueblo debe apoyar?” (TI 6:371).

Lee Lucas 19:1 al 10. ¿Por qué Zaqueo tuvo que subir a un árbol para ver a Jesús? ¿Qué lecciones espirituales podemos descubrir en esta historia?

Imagínate lo que habría pasado si aquellos que le impedían el acceso a Jesús allí en Jericó hubieran prestado atención al agudo interés de Zaqueo de estar cerca de Jesús, y hubieran invitado amablemente a este “pecador” a los pies del Salvador.

Aquellos que somos parte de la “multitud” alrededor de Jesús debemos estar tan “infectados” con su amor por la humanidad pecadora, que seamos cristianos “contagiosos”. Si estamos profundamente persuadidos del amor y la gracia de Dios hacia los pecadores, apasionadamente buscaríamos en la multitud a los que son bajos en estatura espiritual, y con amor e interés los guiaríamos a Cristo.

¿De qué manera actúas hacia los rostros nuevos en tu iglesia? ¿Haces un esfuerzo intencional para hablar con ellos? ¿O ignoras a estas personas, pensando que otra persona puede ministrarles? ¿Qué dice acerca de ti tu respuesta, y qué podrías necesitar cambiar?

 

Miércoles 7 de septiembre:

El pedido

Jesús y sus discípulos sanaban a la gente, y entonces dirigían sus mentes a las verdades eternas. (Ver Elena de White, El ministerio de curación, p. 13). Mark Finley nos recuerda que no presentar a Dios a la gente, es una “mala práctica” espiritual. El método de evangelismo de Jesús era tocar a la gente en los puntos de mayor necesidad. Esto es obra médico misionera. Cristo no se conformaba solo con sanarlos físicamente y nada más. La meta es vida eterna en Jesús. La obra médico misionera puede no comenzar con pedir a quienes conocemos a seguir a Jesús, pero debe llegar allí finalmente. Por amor a la gente, anhelaremos ofrecerles todo lo que Jesús ofrece.

Pero, podrás decir: “Me ocuparé en la primera parte del método de Jesús, pero no hago la parte de ‘Sígueme’. Ese no es mi don”. Si haces la primera parte, te puedes sorprender al compartir automáticamente a Jesús, pues será tan natural, porque hiciste el “trabajo previo” en los corazones.

Al llegar a conocer mejor a la gente a la que sirves, mantente alerta por oportunidades de hablar acerca de la fe y acerca de lo que el Señor significa para ti. Busca oportunidades de presentar temas espirituales. Pregunta a tus nuevos amigos acerca de su familia, su ocupación y su religión, y esto abre el camino para compartir tu testimonio personal.

En realidad, los testimonios personales pueden ser la manera más poderosa de testificar, porque también pueden ser los menos amenazantes. Tú no estás predicando abiertamente; sencillamente estás contando una historia y todos tenemos nuestra historia personal acerca de lo que Jesús ha hecho en nuestras vidas.

Lee Hechos 26:11 al 27, donde el apóstol Pablo cuenta su testimonio personal al rey Agripa. ¿Qué podemos aprender de esto, al procurar testificar a otros acerca de Jesús?

Nota las diversas etapas. Pablo contó acerca de cómo era antes de conocer al Señor. Luego, relató de su experiencia de conversión y, después, lo que había estado haciendo en su vida desde entonces. Finalmente, hizo una apelación.

Aunque nuestras historias no sean tan dramáticas como la de Pablo, ¿cuál es tu propia historia con Jesús y de qué manera puedes aprender a compartirla con otros cuando el momento sea oportuno?

 

Jueves 8 de septiembre:

Buscad y hallaréis

Lee Apocalipsis 3:20; Mateo 7:7 y 8; y Juan 1:12. ¿De qué maneras se relacionan estos tres pasajes, y qué nos dicen acerca de lo que significa buscar y encontrar al Señor?

Estos textos muestran que la gente tiene que pedir, buscar y estar abiertos para recibir a Jesús. En Apocalipsis 3:20, se describe a Jesús ante la puerta, y llamando para que la persona abra la puerta y lo deje entrar.

Estas ideas no son contradictorias. Por medio del poder el Espíritu Santo, el Señor actúa en los corazones de la gente, atrayéndolos hacia sí, aun si las personas no se den cuenta de esto. A menudo, están buscando algo que la vida no les ofrece. Qué privilegio es estar allí para señalarles la dirección correcta, y ayudarles a comprender mejor qué es lo que realmente están buscando.

El hecho es que, por tu intermedio, Jesús puede llamar a la “puerta” de las vidas de personas en tu comunidad, y cualquiera que voluntariamente “abre la puerta” y lo recibe recibirá las bendiciones que vienen junto con él (Apoc. 3:20; Juan 1:12). Además, él invita a sus seguidores a pedir, buscar y llamar a Su puerta, y recibir las “buenas cosas” de su Reino (Mat. 7:7, 8, 11).

Cuando el Espíritu Santo te impresiona que alguien está listo, pregúntale: “¿Quisiera orar conmigo para recibir a Jesucristo y llegar a ser miembro de su familia?” La siguiente es una oración modelo que puedes presentar:

“Querido Señor Jesús: yo sé que soy un pecador, y que necesito tu perdón. Creo que moriste por mis pecados. Quiero apartarme de ellos. Ahora te invito a entrar en mi corazón y mi vida. Quiero confiar en ti como mi Señor y Salvador, y seguirte. En el nombre de Jesús, Amén”.

Necesitamos discernimiento espiritual para saber cuándo es el momento oportuno para hacer un llamado. Aunque siempre está el peligro de ser demasiado agresivo, siempre está el peligro, tal vez peor, de no ser lo suficientemente agresivo. A veces las personas necesitan un impulso firme y amante para hacer su decisión por el Señor. ¿Quién sabe quién está vacilando, entre dos elecciones: la vida eterna en Cristo, o la pérdida eterna?

Tenemos, realmente, una responsabilidad sagrada.

 

Viernes 9 de septiembre

Para Estudiar y Meditar:

Lee Salmos 77:20; Oseas 11:4; 2 Corintios 5:11-21; “Enseñar y curar” y “Ayuda en la vida cotidiana”, El ministerio de curación, pp. 99-118, 372, 373; “La esperanza de vida” y “Una generosa invitación”, Palabras de vida del gran Maestro, pp. 144-155, 180-189.

Había un joven que amaba al Señor y que quería contarles a otros acerca de Jesús. Se expresaba bien, era carismático y un testigo poderoso. A la gente le gustaba escucharlo hablar. No obstante, había un problema constante: siempre tenía miedo de pedirle a la gente que se decidiera por Jesús. Esto sorprendía a otros miembros de la iglesia, porque en toda otra forma parecía tan valiente para el Señor, tan dispuesto a hablar abiertamente acerca de su fe. Finalmente, cuando se le preguntó acerca de ello, dio el argumento que vimos en la sección del miércoles, de que ese no era su don. Le gustaba sembrar la semilla, pero dejaba que otros hicieran la cosecha. No obstante, después de un tiempo, confesó que, más que ninguna cosa, tenía miedo de ser rechazado. Siempre se sentía un poco inadecuado como testigo del Señor (lo que es bueno), y de esta manera tenía miedo de que la gente no hiciera su compromiso con Jesús después que él se lo pidiera. Otros en la iglesia le explicaron que el testificar no es acerca de nosotros, sino acerca de Jesús. Siempre seremos testigos imperfectos. Aunque podemos señalarles a Jesús con oración y amor, no podemos desempeñar la función del Espíritu Santo, quien solo puede producir la convicción y la conversión. No obstante, nosotros hemos de ser los conductos humanos del amor de Cristo a otros.

Preguntas para Dialogar:

  1. ¿Qué le dirías a alguien que dijera que tiene miedo de pedir a otros que hagan un compromiso con Jesús?
  2. Juan 1:9 dice: “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo”. ¿De qué manera este versículo nos ayuda a comprender que el Señor está procurando alcanzar a cada persona con la salvación?
  3. ¿Cuán amigable es tu iglesia para las visitas? ¿Qué podrías hacer para mejorar la forma de tratar a los extraños que entran por su puerta?
  4. ¿Cuándo fue la última vez que alguien que pasaba frente al templo, sencillamente, entró en él? ¿De qué forma respondió la iglesia?
  5. En la clase, conversen sobre la historia de sus conversiones. ¿De qué modo las usaron, y cómo podrían usarlas para ser un testimonio para otros?
Adultos

 

Radio Adventista
3 comments… add one
  • Gracias a Dios y a los pastores por hacernos llegar este hermoso material para enriquecer mas nuestra vida espiritual.

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  • Me ha enseñado cosas que no pensé podría aprender y cambiar mi forma de ser, pensar y actuar. Gracias a Dios por lo que aprendo día a día con El a mi lado. Gracias Señor Jesus.

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  • Me interesa la escuela sabatica,tener semanalmente

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