Edición para maestros. Cuarto trimestre de 2022
“Los engaños del tiempo del fin”
Lección 11 :- Para el 10 de Diciembre de 2022
RESEÑA
Texto clave: Efesios 6:11.
Nuestro mundo ha estado aceptando cada vez más las manifestaciones de lo sobrenatural. Probablemente todos conozcamos a alguien que ha mencionado que se comunicó con un pariente muerto, que participó de una sesión de espiritismo (invocar a los muertos) o que jugó con una Ouija/tablero de espíritus, incluso de niño. En ciertas tiendas de ropa en los Estados Unidos de Norteamérica, se pueden encontrar libros con temas místicos o cartas del tarot (naipes que se usan para obtener información sobre el pasado, el presente o el futuro de alguien), que aparentemente son tan frecuentes como los libros sobre cualquier otro tema. Cuando estos se combinan con los medios de comunicación populares, que regularmente muestran “almas” o la comunicación con los muertos en programas y películas, no es de extrañar que esas manifestaciones de espiritismo se hayan vuelto normales.
El misticismo, los relatos de experiencias cercanas a la muerte, la creencia en la reencarnación, la nigromancia, el culto a los antepasados y el espiritismo contribuyen a la normalización de esas cosas en nuestra sociedad y a la confusión acerca del más allá. Pero, Dios se toma muy en serio cualquier cosa que tenga que ver con el espiritismo, y la Biblia nos advierte en un lenguaje extremadamente fuerte que no las practiquemos porque son un engaño de Satanás. El libro de Apocalipsis se suma a las advertencias encontradas anteriormente de que en el tiempo del fin la obra engañosa de Satanás solo crecerá (ver especialmente Apoc. 9:5, 6, 10, 11, 19; 12:9; 16:13, 14). Por lo tanto, es extremadamente importante tener armas contra ese engaño. Debemos estar cimentados en la Palabra de Dios y llenos del Espíritu Santo, para aferrarnos a la verdad y no caer en las artimañas de Satanás.
COMENTARIO
En esta lección, nos enfocaremos en lo que podemos hacer para fortalecernos contra las asechanzas del diablo. Además, profundizaremos en Efesios 6 y el énfasis de Pablo en la armadura de Dios.
La armadura de Dios (Efe. 6:10-18)
Pablo utiliza varias metáforas para la iglesia en el libro de Efesios. En primer lugar, llama templo de Dios a la iglesia (Efe. 2:19-22); la iglesia es un edificio que es una morada de Dios en la persona del Espíritu Santo. En segundo lugar, la iglesia es el cuerpo de Cristo (Efe. 4:1-16), en el que debemos trabajar juntos, cada uno haciendo su parte para que podamos crecer en Cristo. En tercer lugar, la iglesia es la esposa de Cristo (Efe. 5:25-27), y Cristo, el Esposo, la preparara para sí (él es quien obra en cada uno de nosotros, transformándonos y convirtiéndonos). La metáfora final de Pablo es de la iglesia como un ejército (Efe. 6:10-17). Este ejército está bien preparado para la batalla.
Pablo comienza alentando a los creyentes: “Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Efe. 6:10). La primera palabra para “fortalecer” es endunamoo, que tiene el significado básico de “ser capaz” de hacer algo o tener el poder de hacer algo. Por lo tanto, Pablo exhorta a los creyentes a creer que tienen el poder necesario para hacer lo que se debe hacer en la batalla espiritual que se libra en nuestro mundo. Tienen este poder debido al “gran poder” (NTV) de Cristo. Después de esta exhortación, Pablo dice a los creyentes que se pongan la armadura de Dios (Efe. 6:11). Pablo utiliza el estilo de los discursos de batalla del Antiguo Testamento (Deut. 20:2-4; 2 Crón. 20:13-19; 32:6-8) para inspirar y motivar a los creyentes a confiar en lo que Dios puede hacer. Pero Pablo especifica que el propósito de la armadura completa es “estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efe. 6:11). La palabra para asechanzas es methodeia, que significa “astucia”. Se usa solo una vez más en el Nuevo Testamento, en Efesios: “Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas [methodeia] del error” (Efe. 4:14). En este pasaje, Pablo contrasta el hecho de que seamos edificados como iglesia en la unidad de la fe y el conocimiento de Dios, por un lado, con el hecho de que seamos como niños pequeños que se dejan llevar por cualquier cosa que parezca buena pero que en realidad proviene de Satanás. El apóstol Pablo también exhorta a los creyentes a estar alerta, “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Cor. 2:11).
El engaño del diablo es real y peligroso, y está presente en todas las épocas. Sin embargo, el libro de Apocalipsis nos dice que la serpiente está enfurecida y llena de saña porque “sabe que le queda poco tiempo” (Apoc. 12:12, NVI). Por lo tanto, es lógico que cuanto más nos acercamos al fin más furioso, frenético, y también más ocupado, se vuelva Satanás. Con frecuencia, Pablo utiliza la frase “estar en pie” en sus libros (Rom. 14:4; 1 Cor. 16:13; Fil. 1:27; 4:1; 1 Tes. 3:7, 8) y llama a los creyentes a mantenerse firmes. En este pasaje, Pablo utiliza la frase “estar firmes” (o “resistir”) cuatro veces (Efe. 6:11, 13, 14). Lo repite vez tras vez para enfatizar que debemos permanecer en Cristo. A fin de que podamos mantenernos firmes contra las asechanzas del diablo, debemos ponernos la armadura de Dios. Curiosamente, Pablo no dice que los creyentes deben luchar contra el diablo, sino mantenerse firmes. ¿Por qué? Porque Dios es el que lucha. De hecho, Dios ya ganó la victoria en la Cruz y con la resurrección de Cristo; por lo tanto, la victoria final en su venida está garantizada. Solo necesitamos mantenernos resueltamente firmes, y aferrarnos a Dios y su Palabra.
Pablo sigue diciendo que no luchamos contra sangre y carne, sino contra los poderes de las tinieblas (Efe. 6:12). La palabra “lucha” proviene de la palabra pale, que significa “lucha”, o “conflicto”. Curiosamente, esta palabra aparece solo una vez en el Nuevo Testamento, precisamente aquí. Podemos engañarnos al pensar que nuestra batalla es contra los seres humanos, pero en realidad es contra los poderes satánicos. El Conflicto Cósmico es contra todas las fuerzas satánicas, que se describen con diferentes términos, posiblemente para demostrar cuán grande es la amenaza. Debido a que no vemos el mundo invisible, podemos olvidar fácilmente la existencia del enemigo y su oposición a Dios. Pero Pablo no es ingenuo acerca de la batalla entre el bien y el mal; se ha topado personalmente con ella muchas veces a lo largo de su ministerio, y Satanás ha tratado de destruirlo durante años. Por eso Pablo naufragó, fue azotado, apedreado y expulsado de las ciudades, y muchas de estas cosas sucedieron varias veces.
Pablo señala que no eran solo los seres humanos los que estaban en su contra; había un poder detrás de la oposición. Y sin embargo, Dios le siguió dando fuerzas para seguir adelante, y así no disminuyó su deseo de predicar la Palabra. Ponerse la armadura es una metáfora de aferrarse a diferentes aspectos de la Palabra de Dios y de confiar en Dios. La metáfora se basa en la imagen de la armadura del soldado romano. El cinturón de la verdad (Efe. 6:14, NVI) atado alrededor de nuestra cintura nos recuerda cuán imperativo es aferrarnos a la verdad y no soltarla, “y así colaborar con ellos en la verdad” (3 Juan 8, NVI). La coraza de justicia (Efe. 6:14, NVI) debería hacernos pensar en lo que Cristo ha hecho por nosotros, ya que estamos cubiertos por su justicia porque no podemos fabricar la nuestra. Cristo es quien nos transforma con su presencia. Para calzarnos, necesitamos la prontitud del evangelio de la paz (Efe. 6:15, NVI). Este caso es el único lugar en la Biblia donde el evangelio se llama el evangelio de la paz. El evangelio, las buenas noticias acerca de Jesús, trae paz a quienes aceptan a Jesús en su vida. Pablo nos dice que aceptemos el evangelio, pero también que lo llevemos dondequiera que vayamos y ofrezcamos su esperanza a los demás. El escudo de la fe (Efe. 6:16) sirve para apagar las flechas del maligno.
El diablo sabe a qué apuntar en cada uno de nuestros caracteres para hacernos tropezar y caer: palabras groseras para unos, alcohol o sexo para otros… Pero, tomar el escudo significa decir no a la duda, al pecado y a la tentación porque confiamos en que Dios tiene el poder que necesitamos. Él prometió que cuando somos débiles él es fuerte (2 Cor. 12:10). El casco de la salvación (Efe. 6:17) nos recuerda la esperanza de la vida eterna gracias al sacrificio y la resurrección de Cristo. La seguridad de la salvación mantiene nuestra mente en paz. Por último, la espada del Espíritu (Efe. 6:17), que es la Palabra de Dios, demuestra nuestra necesidad de que las Escrituras sean el arma que usamos contra las asechanzas del diablo. Por eso, memorizar versículos de la Biblia es fundamental. Si tenemos el escudo de la fe en una mano y la Palabra de Dios (la espada) en la otra, entonces no tenemos ninguna mano libre para recoger la venganza, la malicia, la respuesta brusca, la inmoralidad, la falta de ética, la tentación, la lujuria, el odio o el engaño. Si tan solo usáramos la fe y la Palabra como nuestras armas, no caeríamos en el desánimo y el abatimiento tan a menudo.
Pablo cierra este pasaje recomendándonos que oremos en todo momento, y que oremos en el Espíritu (Efe. 6:18). Si no hemos de caer en los planes de Satanás, entonces debemos orar. Necesitamos orar por el Espíritu Santo; necesitamos orar para que el poder se mantenga firme; necesitamos orar por fortaleza contra la tentación; necesitamos orar por sabiduría para tomar decisiones con Dios; necesitamos orar para tener amor por las personas; necesitamos orar por una fe mayor; necesitamos orar por valentía para hablar de Cristo. Satanás quiere asustarnos, o alejarnos de Dios con promesas de diversión, emoción y libertad, pero Dios quiere equiparnos para que permanezcamos en Cristo porque las verdaderas libertad y felicidad provienen solo de Dios.
APLICACIÓN A LA VIDA
- ¿Qué aspecto de tu vida necesita poder para mantenerte firme o resistir? ¿Necesitas hablar a favor de alguien o de algo, o ser más audaz para predicar a Cristo? Ora por la armadura de Dios sobre ti mencionando cada elemento, y pidiendo a Dios que te cubra con él. Trata de orar por esto todos los días durante un mes, para comprobar qué diferencia produce en tu vida.
- Piensa en alguien que conozcas personalmente que esté luchando contra los planes de Satanás. Ahora tómate tiempo para orar por la armadura de Dios sobre esa persona. Una vez más, menciona cada elemento y ora para que Dios la coloque en esta persona, con el fin de que su mente y su corazón cambien y estén protegidos de los ataques del diablo.