Lección 10: Edicion Adultos – “Seguir a Jesús en la vida diaria” Para el 6 de junio de 2015

Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2015

 “Seguir a Jesús en la vida diaria”

Lección 10: – Para el 6 de junio de 2015

 

El sábado enseñaré…

Texto Clave: Lucas 17:15.

 

Enseña a tu clase a:

Saber lo que significa seguir a Jesús.

Sentir y comprender la necesidad y el costo de seguir a Jesús.

Hacer: Seguir a Jesús cada día.

 

Bosquejo de la Lección

  1. Saber: Qué significa seguir a Jesús
    1. ¿Qué querían los discípulos cuando le pidieron a Jesús que aumentara su fe en él? ¿Por qué la fe en él es necesaria para ser como él? ¿Cómo pasas de creer doctrinas correctas a vivir una vida de relación?
    2. ¿Por qué Jesús criticó la fe y el estilo de vida de los fariseos? ¿Cómo podemos evitar el farisaísmo y seguir a Cristo en verdad?
    3. ¿Cómo se relaciona la fe en Dios con el temor de Dios? ¿Qué significa temer a Dios?
  2. Sentir: La necesidad de seguir a Jesús
    1. Pedro, Tomás, Judas. Todos afirmaron seguir a Jesús, pero ninguno de ellos era igual al otro. ¿Cuál era la deficiencia de cada uno, y cómo pueden vencerse esos defectos?
    2. ¿Cómo afecta el farisaísmo tu fe, y tu relación con Dios y con los demás seres humanos? ¿Cómo podemos evitar la tentación de buscar una corrección externa sin procurar el poder transformador de Cristo?
    3. ¿Cuál es la diferencia entre creer en Jesús y tener fe en él? ¿Cómo el seguir a Jesús afecta tu vida en los tratos comerciales, en tu ética, en tu sociabilidad y en tu familia?
  3. Hacer: Dar pasos para seguir a Jesús
    1. ¿Qué hace una persona para revelar su fe en Jesús? ¿Por qué?
    2. Si quieres seguir a Jesús, ¿qué cambios tienes que hacer en tu vida, sea en lo espiritual, lo social, lo físico y lo mental?

 

Resumen

Ser cristiano significa vivir como Cristo. Seguir a Jesús y obedecer sus mandatos en la vida diaria no es una opción. O pertenecemos a él plenamente, o no.

 

CICLO DE APRENDIZAJE

Texto destacado: Lucas 12:16-21.

Concepto clave para el crecimiento espiritual: ¿Cómo ha de definirse la vida? Más aún, ¿cómo ha de vivirse? La parábola en Lucas 12:16-21 proporciona una manera que es a menudo la elección preferida del mundo.

 

PASO 1: ¡Motiva!

La granja de un hombre rico produjo una gran cosecha, y le dio el problema de qué hacer con esa abundancias, aun cuando en alrededor había necesidad y pobreza. Su mente estaba tan dominada por el yo que hizo un plan. En griego, el monólogo tiene unas sesenta palabras; un quinto de ellas son “yo”, “mi”, y “mío”. Echar abajo galpones, edificar nuevos, y guardar la riqueza, eran las cosas que podía hacer para aliviar el dolor de las riquezas. Los pobres no le importaban. Dios no estaba en su cuadro. “Yo” era todo lo que le interesaba. Pero cuando se fue a la cama, diciéndose: “Come, bebe, y regocíjate”, el Sr. Exitoso descubrió que esa noche era la última que viviría. El Creador lo calificó de “Necio”.

La vida “no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Luc. 12:15), sino en amar a Dios y a los humanos.

Solo para los maestros: La parábola del rico necio da un buen punto de partida para iniciar el estudio de esta lección. Siguiendo el ejemplo de Jesús, la vida diaria debe comenzar con una reflexión propia, con oración: ¿Cómo pasaré hoy haciendo la voluntad de Jesús y siguiendo en su camino? ¿Seré como el hombre rico entregado a mí mismo y mis logros? ¿O seré rico en amor, fe y servicio, usando todo lo que tengo con ese propósito? ¿Cómo viviré hoy a la luz de la eternidad?

Preguntas para dialogar:

  1. ¿Por qué Jesús llamó necio a ese hombre rico? ¿Cuáles eran sus fallas fatales?
  2. Compara a este rico con otro en Lucas 18:18-23. ¿Estorban siempre las riquezas para seguir a Jesús?
  3. ¿Por qué en el Padrenuestro la primera persona singular nunca aparece, sino siempre está en plural?

 

PASO 2: ¡Explora!

Solo para los maestros: Seguir a Jesús cada día es un desafío. No obstante, el llamado de Jesús sigue siendo el mismo: ”Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Luc. 9:23). El mandato plantea tres preguntas: ¿A qué debemos renunciar? ¿Qué debemos hacer? ¿Cómo seremos testigos fructíferos?

Comentario de la Biblia

I. Seguir a Jesús: ¿A qué debemos renunciar?

(Repasa, con tu clase, Luc. 9:23 y 11:37-54.)

Hay dos cosas que debemos renunciar a fin de seguir a Jesús:

A. Renunciar al yo (Luc. 9:23). Hemos de entregar el yo continuamente, no solo al comienzo del discipulado. Como afirma Pablo: “Cada día muero” (1 Cor. 15:31). Renunciar al yo significa sufrir una reorientación radical de las prioridades de la vida de modo que en adelante, el yo se someta a las prioridades de Dios, y la cruz de Jesús llega a ser la directiva ineludible.

B. Abandonar el farisaísmo (Luc. 11:37-54). Ningún aspecto de la práctica religiosa estuvo bajo la denuncia de Jesús como la del farisaísmo: una vida basada en cosas exteriores, legalismo, estilo de vida ostentoso, e hipocresía, mientras se presta poca atención o ninguna, al amor, la misericordia y la justicia.

El farisaísmo (Luc. 11:42-54) es una célula cancerosa que lentamente mata la vida del discipulado. Vistiendo un manto religioso externo, destruye el compromiso interno a los principios del reino de Dios: amor, gozo, paz, obediencia, y justicia. Por ello Jesús advierte: “Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía” (Luc. 12:1). Examínate: ¿Soy yo un fariseo?

Preguntas para dialogar:

  1. Lee Lucas 11:37 al 41. ¿Cómo contrasta Jesús la realidad espiritual de su reino con el formalismo religioso?
  2. ¿Cuál es la implicación del argumento “exterior versus interior” para la vida de discipulado hoy?
  3. ¿Cuán a menudo alegas sobre detalles no importantes de la vida de la iglesia y olvidas las grandes urgencias del ministerio cristiano?

II. Seguir a Jesús: ¿Qué debemos hacer?

(Repasa, con tu clase, Luc. 12:4-12, 22-34.)

¿Qué nos pide el Señor que hagamos en respuesta a su llamado de seguirlo?

A. Teme a Dios (Luc. 12:4-12). La Biblia usa “temor” con referencia a Dios unas 300 veces. El uso revela que temer a Dios es un impulso positivo, en vez de negativo, y es esencial para una vida espiritual sólida. Por ejemplo, “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Sal. 111:10), y “teme a Jehová, y apártate del mal” (Prov. 3:7). Temer a Dios, por tanto, no significa vivir con terror o miedo, sino más bien conocerlo plenamente, confiar en él absolutamente, y hacer su voluntad sin reservas. Temer a Dios, en este sentido, es realmente algo bueno, ya que nos libra de toda ansiedad (Luc. 12:4-6), nos da seguridad bajo Aquel que ha contado nuestros cabellos (vers. 7), y nos fortalece con la seguridad del Espíritu Santo (vers. 12).

B. Vivir sin preocuparse indebidamente (Luc. 12:22-34). La preocupación indebida es el regalo del pecado a la humanidad. Aunque dice que trabaja mucho para atender los deseos humanos, la preocupación, en realidad, conspira para quitar la confianza en Dios y mata el gozo de la vida. Así Jesús nos ordenó que no nos preocupemos, sino creamos que “todas las cosas son posibles para Dios” (Mar. 10:27; ver también Luc. 18:27). Jesús además llama nuestra atención a los lirios del campo y a las aves del cielo: no se preocupan ni están ansiosos, sino están vestidos de gloria y belleza. Si Dios cuida del universo y sostiene todo lo que hay en él, ¿no se preocupará por nosotros, creados a su imagen y redimidos para un compañerismo eterno con él?

C. Vivir distinguiendo el tiempo (Luc. 12:54-58). Mientras los humanos en su vida y sus diversas actividades pueden tener en cuenta los tiempos en los cuales viven, o no, Cristo advierte a sus seguidores que es necesario que vivan con un sentido del tiempo en el contexto de la eternidad, que pronto sobrevendrá. Porque la noche del juicio viene, cuando será demasiado tarde.

Considera: Uno de los peores pecados es existir sin ningún temor de Dios (ver Rom. 3:18). Cuando John Knox fue sepultado, alguien dijo de él: “Aquí yace uno que temía tanto a Dios que nunca temió ante el rostro de ningún hombre”. En realidad, ¿por qué el temor de Dios es el antídoto de cualquier otro temor?

III. Seguir a Jesús: Ser testigos fructíferos

(Repasa, con tu clase, Luc. 9:49, 50.)

Alguien dijo que cuando Jesús ascendió al cielo, todas las huestes celestiales le dieron la bienvenida con gozo y alabanza. Un grupo de ángeles rodeó a Jesús, queriendo escuchar más acerca de su misión redentora. Querían saber cómo su frente, palmas y pies perfectos quedaron tan arruinados. Jesús les contó el costo de la redención: la agonía de la cruz; la corona de espinas; y las marcas de los clavos, cicatrices que llevaría para siempre, como una señal del amor de Dios hacia la humanidad pecadora.

Los ángeles se asombraron por el sorprendente amor de Dios, y uno le preguntó a Jesús:

  • Has sufrido tanto, llevado una carga enorme, y obtuviste una victoria grande sobre Satanás. ¿Qué hiciste para asegurar que las futuras generaciones de la humanidad lleguen a saber acerca del gran sacrificio de Dios?
  • He elegido a unos pocos hombres y mujeres −Juan, Pedro, Santiago, María, Marta, y unas pocas más− y les dije que testificaran a otros −replicó Jesús−, y ellos a otros, y siguiendo así.
  • ¿Qué pasaría si los hombres y mujeres dejaran de testificar?
  • Bueno, no tengo otro plan. Dependo de ellos –dijo el Señor.

Pregunta para dialogar:

¿De qué modo un testigo afronta lo que puede considerarse una competencia (Luc. 9:49, 50), un rechazo (vers. 51-56), y una distracción (Luc. 10:38-42)?

 

PASO 3: ¡Aplica!

Solo para los maestros: La pregunta “¿Quién será el mayor?” fue una preocupación constante entre los discípulos de entonces (Luc. 9:46-48; 22:24), y también entre nosotros hoy. Buscar lo “grande” es parte de la naturaleza humana. Estamos rodeados por la tiranía de la grandeza: queremos tener la casa más grande; mirar el partido entre los mejores equipos; procurar el puesto más elevado; trabajar para que nuestros hijos sean los mejores médicos o abogados o genios de la computación; predicar el mejor sermón; y bautizar el mayor número de personas. En medio de tales definiciones torcidas de prioridades de grandeza, Jesús no espera que seamos los más grandes, sino que seamos como niños: confiados, inocentes y dependientes (Luc. 18:15-17).

Pregunta para reflexionar:

¿De qué manera querer ser el primero o el mayor nos pone en la mano del maligno, a la luz de la gran controversia?

PASO 4: ¡Crea!escuela sabatica maestros

Solo para los maestros: Según un antiguo relato, Satanás dirigió un congreso sobre la mejor manera de desviar la atención de los creyentes sólidos de su compromiso diario con Cristo. Un demonio sugirió que él los convencería de que Dios no existe.

  • Eso no funcionará –dijo Satanás−, aun los ateos se vuelven a Dios cuando están acorralados.
  • Yo convenceré a los hombres de que no hay infierno –dijo otro demonio.
  • Tampoco es una idea buena –replicó Satanás−. Mucha gente ya vive en condiciones similares al infierno.

Finalmente, un demonio joven ofreció ir a convencer a todos de que hay mucho tiempo por delante, y no hay necesidad de apurarse para acercarse a Dios.

  • Ve, tú podrás lograr eso –respondió entusiasmado Satanás.

Preguntas para reflexionar:

  1. El rico necio se olvidó de que su tiempo era limitado. ¿Cómo vives, consciente de que hoy puede ser el último día de tu vida?
  2. Crea un calendario de siete días de trabajo, enumerando tus planes para cada día. Determina cuánto tiempo has separado para Dios.
Radio Adventista
1 comment… add one
  • gracias por este aporte que Dios les bendiga.

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