Lección 8. Sabiduría para vivir con rectitud(1T 2024— El libro de los Salmos)
Textos bíblicos:Salmos 119:1–16, Salmos 90, Juan 3:16, Salmos 95:7–11, Salmos 141,
Salmos 128; Salmos 90:12.
Citas
• La verdadera religión es vivir de verdad; vivir con toda el alma, con toda la bondad y la rectitud. Albert Einstein
• Deseo seguir la dirección de mi Maestro en todas las cosas; pero en cuanto a
confiar en mi propia obediencia y rectitud, sería peor que un tonto y diez veces
peor que un loco. Charles Spurgeon
• Lo importante es que el hombre viva en la rectitud, en el amor natural por la
humanidad. Bob Marley
• Hablamos de religión en un mundo que adora el pan, pero no lo reparte, que
practica el ritual en lugar de la rectitud, que confiesa, pero no se arrepiente. Joan
D. Chittister
• Los hombres aman todo menos la justicia y temen todo menos a Dios. Vance
Havner
• Tener hambre y sed de justicia es cuando nada en el mundo puede fascinarnos
tanto como estar cerca de Dios. Smith Wigglesworth
Para debatir
¿Es el vivir correctamente sólo cosa de sabios? ¿Cómo podemos respaldar los principios de una vida vivida para Dios sin ser críticos ni parecer legalistas? ¿Cómo expresan los Salmos esta sabiduría que viene de Dios? ¿Qué ocurre cuando intentamos vivir bien, pero todo nos sale mal? ¿Cómo podemos evitar caer en la trampa del farisaísmo?
Resumen bíblico
Sal. 119:1-16 son las dos primeras estrofas (Alef y Bet) de este salmo, el más largo de la Escritura. Utilizando diferentes términos, el salmista nos muestra cómo vivir correctamente con Dios. El salmo 90 aparece como “una oración de Moisés, el hombre de Dios”. Contrasta la fugacidad de la experiencia humana con la presencia perdurable de Dios y su amor digno de confianza. Juan 3:16 nos muestra la forma en que Dios amó al mundo. El Salmo 95:7-11 recuerda a Israel cómo sus antepasados provocaron a Dios en el desierto. En el Salmo 141, David pide a Dios que le ayude a no hacer nada malo y que le proteja de sus enemigos. El Salmo 128 dice que serás feliz y bendecido si sigues los caminos de Dios. “Enséñanos a valorar cada uno de nuestros días para que vivamos sabiamente”. Salmo 90:12.
Comentario
En caso de que estemos buscando nuestras propias obras, o haciéndonos justos, entonces se nos recuerda que todo se reduce a la gracia que Dios da. Nuestra esperanza es tan gracia como cualquier otro elemento del plan de salvación de Dios. Son palabras agradables. Pero ¿qué significan? Volvemos al Evangelio y al hecho de que cada parte de nuestras vidas debe expresar la gracia de Dios. Eso significa desaprender nuestra justicia propia, negar la ira, refrenar nuestros apetitos pecaminosos, llenar nuestros días de oración y alabanza al Dios de la gracia. Los verdaderos seguidores de Dios estaban dispuestos a dar su vida por el evangelio de la gracia. Tuvieron que enfrentarse a los desafíos de los creyentes legalistas que todavía se aferraban a la ley como la forma de estar en lo correcto.
Aunque Jesús cumplió la ley al revelarnos a Dios y compartir la buena nueva, siguió insistiendo en la importancia de vivir correctamente, y por las mejores razones.
Reducir la maravillosa oferta de Dios de salvación plena y gratuita a un conjunto de conceptos mecánicos, convertir una relación amorosa en un contrato legal, convertir la verdad en error: todo esto es tan fácil como establecer un sistema basado en conceptos humanos de apaciguamiento, satisfacción, penas, pagos, retribución, justificación, castigo y reparación.
Los que rechazan el sistema de “satisfacción legal” son fácilmente denunciados como herejes, y tan fácilmente eliminados, ya que el “derecho” está del lado de tal sistema, y tan “justificados” como Shylock queriendo cobrar su libra de carne.
La preocupación por la legalidad y la “justicia” sistematizada condujo a la muerte de Jesús en la cruz, ya que era “mejor” que muriera un hombre a que todo el sistema se viera comprometido. El odio demoníaco de los escribas y fariseos que les llevó a conspirar para matar a Jesús provenía de su compromiso con una falsa idea de Dios y de sus métodos salvíficos. ¿Podría ser que compartiéramos algunos de estos sentimientos y propósitos que provienen de nuestras propias ideas falsas sobre Dios y la salvación? Se supone que la gracia de Dios trae felicidad y aceptación, no hostilidad, ira y conspiración. Si nuestro sistema teológico nos lleva a luchar contra compañeros creyentes, a usar la intriga y el engaño para dañar a otros con los que no estamos de acuerdo, a pensar que el fin justifica los medios, entonces necesitamos pensarlo de nuevo.
Por ejemplo, el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento y los servicios del santuario. El objetivo de todo esto era hacer pensar a la gente. Pero no lo entendieron y lo convirtieron en un ritual y un requisito. En lugar de ver que el pecado mata, pensaron que Dios quería sangre, y por lo tanto proporcionó un montón de ella. En lugar de reconocer los efectos tóxicos del pecado en sus vidas y optar por aceptar la curación de Dios, entraron en una relación comercial. Sobre todo, el santuario y sus servicios se convirtieron en un mecanismo por el cual no tenían que tratar con Dios, porque pensaban que obedeciendo los requisitos ceremoniales todo estaba resuelto. ¿Qué busca Dios? ¿La observancia? ¿La letra de la ley? ¿O el reconocimiento de la desesperanza? El Sermón de la Montaña de Jesús aclara los “requisitos”: lo habéis oído decir, pero yo os digo…
Como Pablo en Romanos: “Pero ahora se ha demostrado el carácter de bondad y
rectitud de Dios. No tiene nada que ver con el cumplimiento de la ley, a pesar de que fue hablado por la ley y los profetas. carácter de Dios que es bueno y justo viene a todos los que confían en Jesucristo, los que ponen su confianza en él. No importa quiénes seamos: Todos hemos pecado y estamos muy lejos del glorioso ideal de Dios. Sin embargo, por el don gratuito de su gracia, Dios nos hace justos por medio de Cristo Jesús, que nos hace libres”. Romanos 3:21-24.
Comentarios de Elena de White
Todo verdadero cristiano será un misionero, pues se considerará a sí mismo como el siervo de Cristo. En aquella maravillosa oración de Cristo registrada en el capítulo diecisiete de Juan, el Salvador oró: “Como tú me enviaste al mundo, así también yo los he enviado al mundo”. Así como Cristo fue un misionero de un mundo superior a éste, así sus seguidores deben ser misioneros, enseñando la verdad del evangelio por precepto y ejemplo, mostrando a hombres y mujeres cómo vivir vidas justas y piadosas en este presente mundo malo. {Review and Herald, 16 de abril de 1908}
Nuestra obra consiste en conseguir que los hombres crean en la verdad, en ganarlos mediante la predicación y también el ejemplo, por medio de vidas piadosas. Hay que practicar la verdad en toda circunstancia, demostrando la compatibilidad de la fe con la práctica. El valor de nuestra fe se manifestará mediante los frutos que produzca. El Señor puede impresionar, e impresionará, a los hombres con nuestro intenso fervor. Nuestra vestimenta, nuestro comportamiento, nuestra conversación y la profundidad de una experiencia creciente en los asuntos espirituales, todo esto debe demostrar que los principios de la verdad que manejamos son una realidad para nosotros.
En esta forma la verdad resultará impresionante como un gran todo, y se impondrá al intelecto. La verdad, la verdad bíblica, debe convertirse en autoridad para la conciencia y en el amor y la vida del alma.—Carta 121, 1900.{El Evangelismo, p.394}
Al asegurar el tesoro en el cielo, nos ponemos en conexión viva con Dios, que posee todos los tesoros de la tierra, y suministra todas las misericordias temporales que son esenciales para la vida. Cada alma puede asegurarse la herencia eterna. … Es la más alta sabiduría vivir de tal manera que aseguremos la vida eterna. Esto puede hacerse no viviendo en el mundo para nosotros mismos, sino viviendo para Dios; pasando nuestra propiedad a un mundo donde nunca perecerá… Debemos hacernos amigos aliviando la angustia de los pobres y construyendo todo el interés que podamos en la tierra, para tener continuamente a la vista el cielo y a Dios, y para elevar el estandarte de la justicia…{Review and Herald,7 de abril, de 1896}
Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2024
Traducción: Shelly Barrios De Ávila