Jonathan Gallagher Lección 4. “La Biblia: Fuente autoritativa de nuestra teología” 2do Trimestre del 2020.

Leccion 4. La Biblia: Fuente de autoridad de nuestra teología (2T 2020—Cómo interpretar las
Escrituras)

Textos bíblicos: Marcos 7:1–13; Rom. 2:4; 1 Juan 2:15–17; 2 Cor. 10:5, 6; Juan 5:46, 47; Juan
7:38; Isaías 8:20.

Citas
• Las Sagradas Escrituras, que abarcan el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, constituyen la Palabra de Dios escrita, transmitida por inspiración divina. Los autores inspirados hablaron y escribieron impulsados por el Espíritu Santo. Por medio de esta Palabra, Dios comunica a los seres humanos el conocimiento necesario para alcanzar la salvación. Las Sagradas Escrituras son la revelación suprema, autoritativa e infalible de la voluntad divina. Son la norma del carácter, el criterio para evaluar la experiencia, la revelación definitiva de las doctrinas, un registro fidedigno de los actos de Dios realizados en el curso de la historia. (Salmo 119: 105; Prov. 30: 5, 6; Isa. 8:20; Juan 17:17; 1 Tes. 2:13; 2 Tim. 3:16, 17; Heb. 4:12; 2 Pedro 1:20, 21.) Creencia Fundamental de la Iglesia Adventista del Séptimo Día # 1
• Los adventistas del séptimo día aceptan la Biblia como la única fuente de nuestras creencias. Consideramos que nuestro movimiento es el resultado de la convicción protestante Sola Scriptura: la Biblia como el único estándar de fe y práctica para los cristianos. https://www.adventistas.org/es/institucional/creencias/

Para debatir
¿Por qué es tan importante enfatizar que la Biblia es la única fuente de nuestra teología? ¿De qué manera nuestras “creencias fundamentales” se interponen en el camino muchas veces? ¿Cómo podemos dejar que la Biblia informe ideas sobre Dios y su naturaleza? ¿Podemos tener las doctrinas correctas pero una imagen de Dios equivocada? ¿Podemos buscar en las Escrituras y aún así no encontrar al verdadero Jesús?

Resumen bíblico
Marcos 7: 1–13 describe la confrontación de Jesús con los fariseos que, aunque tomaban la Escritura como base de su teología, la habían malinterpretado por completo. Es la bondad de Dios la que debe llevarnos al arrepentimiento (Rom. 2: 4). Debemos amar a Dios, no al mundo (1 Juan 2: 15–17). Nuestra guerra es espiritual (2 Cor. 10: 5, 6). Jesús desafió a la gente de su época por no creer la palabra de Dios a través de Moisés (Juan 5:46, 47). “Si confías en mí, tendrás chorros de agua viva que fluyen desde tu interior, como dice la Escritura”. Juan 7:28 VBL. Nuestras creencias deben ser consistentes con la palabra de Dios (Isaías 8:20.).

Comentario
Si la Biblia y la Biblia sola son la base de nuestras creencias, ¿por qué necesitamos un conjunto de creencias fundamentales? Si bien puede ser útil tener algún tipo de resumen para expresar nuestros énfasis distintivos, seguramente existe el peligro de seguir un credo en lugar de la Biblia y solo la Biblia. Además de eso, ¿no existe un peligro aún mayor de reducir nuestra vida y salvación cristiana a una lista de declaraciones proposicionales?
La Biblia existe para revelarnos la verdad acerca de Dios para que podamos responder y aceptar su don de sí mismo para nosotros. Esta experiencia no puede resumirse en Creencias Fundamentales, aunque esté bien escrita. Si eso fuera lo que Dios pretendía, ¡los habría escrito él mismo y la Biblia habría sido un libro muy corto! Sin embargo, no lo es, porque Dios se revela en las diversas interacciones humanas que describe la Biblia para que podamos verlo operando en todo tipo de circunstancias diferentes. Nuestra teología, por encima de todo, debe tratar de describir el tipo de Dios en el que creemos. De lo contrario, es muy fácil terminar con una imagen equivocada de Dios sin dejar de aceptar nuestros “Fundamentos”, una terrible acusación de lo que hemos hecho.
Los pioneros de nuestra iglesia no vieron la necesidad de 27 o incluso 28 creencias fundamentales. Su clamor constante fue “la Biblia y la Biblia solamente” como la base de la creencia, la fuente de toda nuestra teología. Ciertamente hay una necesidad mucho mayor de describir al Dios que vemos revelado en Jesús que discutir sobre aspectos menores de la doctrina. Entonces, si bien podemos hacer declaraciones firmes sobre cómo la Biblia es nuestra única fuente autorizada para nuestra teología, ¿cómo se compara esto en la práctica? Aunque no tengamos muchos desacuerdos con lo que han sido las principales creencias durante años, ¿qué pasa con las batallas contemporáneas sobre la ordenación de las mujeres y la autoridad de la iglesia, por ejemplo? ¿Cómo nos ayuda nuestro compromiso con la Biblia aquí, particularmente cuando nuestros teólogos concluyen que la Biblia no habla de ninguna manera sobre la ordenación de mujeres? ¿Qué pasa con la ordenación misma? ¿No es esta una práctica eclesiástica que asumimos de otras iglesias en lugar de algo que se basa firmemente en las Escrituras?

Por encima de todo, ¿cómo influye la Biblia como “fuente” en nuestra vida cotidiana y nuestra experiencia cristiana, que en muchos sentidos es más importante? Incluso si no estamos de acuerdo con la teología, ¿debería esto destruir nuestro amor mutuo? ¿Qué pasa con nuestro comportamiento, que seguramente es igual de significativo? De modo que el punto principal es que nuestra teología debe enfocarse en Dios. Una declaración bastante obvia, pero que podríamos haber pasado por alto. Nuestra teología debe comenzar con Dios y su naturaleza y carácter como se revela en las Escrituras. Solo entonces el resto tiene algún tipo de sentido, y solo entonces es cierto. La verdad teológica se resume en el que vino, identificándose como la verdad. La verdad no es una declaración proposicional, es una persona: ¡Dios mismo!

Comentarios de Elena de White
Las reglas más valiosas para el trato social y familiar se encuentran en la Biblia. Ella
contiene no sólo la norma de moralidad mejor y más pura, sino también el código de urbanidad
más valioso. El sermón que en el monte pronunció nuestro Salvador contiene instrucciones
inestimables para ancianos y jóvenes. Debiera leérselo a menudo en el círculo familiar y
debieran ponerse en práctica sus preciosas enseñanzas en la vida diaria. La regla de oro: “Todas
las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con
ellos,” juntamente con la recomendación apostólica de vivir “prefiriendo cada cual al otro,”
deben constituir la ley de la familia. Quienes cultiven el espíritu de Cristo manifestarán cortesía
en la casa y un espíritu de benevolencia aun en las cosas pequeñas. Constantemente procurarán
hacer felices a cuantos los rodeen, olvidándose de sí mismos mientras hacen a los demás objeto
de sus bondadosas atenciones. Tal es el fruto que crece en el árbol cristiano {El Hogar Cristiano,
p. 383}
Os indicamos la Biblia, amados hermanos. Inspirada por Dios, escrita por hombres
santos, señala con gran claridad y precisión los deberes tanto de los jóvenes como de los
mayores. Eleva la mente, enternece el corazón, e imparte alegría y santo gozo al espíritu. La
Biblia presenta una perfecta norma de carácter; es un guía infalible en todas las circunstancias,
aun hasta el fin del viaje de la vida. Tomadla por vuestra consejera, como la regla de vuestra vida
diaria. {Testimonios para la Iglesia, tomo 5 p. 244}
El Señor ha hecho oír su voz por medio de su Santa Palabra. Estas benditas páginas están
llenas de instrucción y de vida, y son armoniosas en la exposición de la verdad. Constituyen una
perfecta regla de conducta. En ella se dan instrucciones, se exponen principios aplicables a toda
circunstancia de la vida, aunque no se especifique ningún caso particular. No se deja nada sin
revelar que sea esencial para un completo sistema de fe y una correcta orientación práctica.
{Mente, Carácter y Personalidad, tomo 2, p. 815}

Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2020
Traducción: Shelly Barrios De Ávila

Radio Adventista
0 comments… add one

Leave a Comment

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.