Lección 4. El conflicto detrás de todos los conflictos(4T 2025Lecciones de Josué acerca de la fe)
Textos bíblicos:Josué 5:13–15; Isa. 37:16; Rev. 12:7–9; Deut. 32:17; Éxod. 14:13, 14; Josué 6:15–20; Josué 10:14.
Citas
- ¿Tiene siquiera sentido la noción de un conflicto cósmico? ¿Cómo podría haber un conflicto entre el Dios omnipotente y meras criaturas? Ninguna criatura podría oponerse a Dios en términos de poder absoluto; la Escritura excluye explícitamente la posibilidad de un dualismo cósmico (cf. Colosenses 1:16-17; Apocalipsis 12:12). Solo podría haber un conflicto cósmico si el conflicto no fuera de mero poder, sino de otro tipo. En mi libro reciente, Theodicyof Love, expuse que la Escritura presenta este conflicto como un conflicto principalmente epistémico; un conflicto en torno a acusaciones calumniosas contra el carácter de Dios, planteadas por el diablo en el tribunal celestial, y que la obra de redención de Dios tiene en parte como objetivo derrotar (para el bien de todas las personas del universo, quienes de otro modo no podrían confiar ni amar a Dios de manera irrestricta, como lo requiere la perfecta armonía del universo). — Juan C.
Peckham - Una razón mucho más importante para reflexionar cuidadosamente sobre el conflicto cósmico es la poderosa noción de liberación divina que transmite. Según esta teodicea, Dios no es un ejecutivo distante, serenamente presidiendo sobre el cosmos como un director general en la suite de la esquina de un rascacielos, alejado de la lucha y el bullicio de las calles de abajo. Por el contrario, Dios es una fuerza poderosa dentro del mundo, desafiando y resistiendo a los agentes del mal en cada momento. Esta visión de Dios puede ser enormemente alentadora para quienes se sienten impotentes ante las fuerzas que se les oponen. — Richard Rice
- La cosmovisión de la guerra se basa en la convicción de que nuestro mundo está inmerso en una guerra cósmica entre una multitud de agentes, tanto humanos como angélicos, que se han alineado con Dios o con Satanás. Esta es la visión que se da por sentada a lo largo de toda la Biblia, y es especialmente evidente en el Nuevo Testamento… Esta visión no es dualista, porque aunque la Biblia articula claramente una guerra entre el bien y el mal, también proclama claramente la soberanía de Dios. La batalla que actualmente se libra no es eterna, y cuando termine, tenemos la seguridad de la victoria de Dios. De hecho, la victoria ya ha sido ganada en la vida, muerte y resurrección de Cristo (Colosenses 2:13–14), aunque la desaparición del mal aún no se ha materializado por completo. Los cristianos están llamados a librar la guerra espiritual (Efesios 6:10–17) contra el mal mediante la oración, la evangelización y la acción social. — Greg Boyd
Para debatir
¿Qué aspectos de estos textos bíblicos revelan el conflicto cósmico? ¿Por qué el comandante del ejército del Señor dice que no está de ningún lado? ¿Qué debemos aprender sobre las cuestiones en la gran controversia a partir de los diversos relatos de la Escritura? ¿Por qué algunos han descrito la gran controversia como “un mito adventista”? ¿Cómo la presentamos de la mejor manera?
Resumen bíblico
Josué 5:13–15 relata la historia del encuentro de Josué con el comandante del ejército del Señor. En Isaías 37:16 Ezequías habla de Dios como el Creador del cielo y de la tierra. Apocalipsis 12:7–9 narra la guerra en el cielo. En el cántico de Moisés registrado en Deuteronomio 32:17, él dice que Israel ofrecía sacrificios a demonios y no a Dios. En Éxodo 14:13, 14 Moisés afirma que Dios peleará por Israel y que los egipcios serían derrotados en el Mar Rojo. Josué 6:15–20 describe la caída de Jericó. Josué 10:14 relata el día en que el sol se detuvo mientras el Señor peleaba por Israel.
Comentario
Detrás de los acontecimientos descritos aquí en el libro de Josué vemos cómo la gran controversia se desarrolla en el panorama general. El aspecto más interesante desde el punto de vista teológico es la respuesta del comandante del ejército del Señor cuando Josué le pregunta si está a favor o en contra de ellos. La respuesta es: “¡Ninguno!” Porque, aunque Dios tiene un interés especial en su pueblo escogido, eso no significa que sea hostil hacia todos los demás. Dios no toma partido, aunque a veces el registro del Antiguo Testamento, tal como lo entendieron los israelitas, pareciera mostrar lo contrario. Al final, Dios incluso permitió que los israelitas fueran derrotados y llevados al exilio en Babilonia, su enemigo jurado. Ellos creían que esto jamás podría suceder, porque Dios estaba “de su lado.” Pero Dios tenía que mostrarles que no era así.
En estos relatos, y en otros de la Biblia, Dios procura mostrar las cuestiones en juego en la gran controversia, y los resultados finales de la rebelión. ¿El pecado mata? Segura e inevitablemente, sí. ¿Pero cómo? A lo largo de la larga, dolorosa y sangrienta historia de la humanidad, Dios permite que todos vean las consecuencias. No tratándonos como simples piezas en un juego divino, sino como agentes morales libres, tomando decisiones que determinan lo que ocurre. Sin embargo, debido a los efectos del pecado, los inocentes sufren junto con los culpables, y Dios quiere que también se comprenda ese punto.
Con frecuencia Dios lidia con un material muy pobre: ¡nosotros! La Biblia muestra el registro de cómo Dios ha enfrentado la crisis, el conflicto en su universo que tiene en el centro la pregunta de si Dios es verdaderamente bueno o no. ¿Ama realmente, o lo hace solo en términos dictatoriales? ¿Actúa de manera arbitraria, o es razonado y consecuente? ¿Se deleita en castigar y destruir, o llora por la pérdida de cada uno de sus hijos únicos?
A veces podemos preguntarnos por qué Dios no actuó de manera más “decisiva”, tomando poder y control, y dictando lo que debía suceder. Pero esta no es la cuestión fundamental en el conflicto. Nadie, ni siquiera el diablo, ha disputado que Dios es todopoderoso. De hecho, ese es uno de los cargos: que Dios es todopoderoso y, por lo tanto, un dictador, un tirano, un déspota que gobierna por la fuerza. Así que no se trata de que Dios despliegue su asombroso poder para imponer obediencia a su voluntad autocrática.
En ocasiones, Dios ha usado poder, como lo registra la Biblia. Sin embargo, tales acciones no logran lo que Dios realmente desea: acuerdo en torno a la verdad y la justicia, una relación basada no en el temor, sino en el amor. Porque cuando se trata de fuerza y poder, incluso los demonios creen. Pero tiemblan simplemente reconociendo la supremacía de Dios en poder. Dios deja muy claro que lo que Él
quiere no es “con ejército ni con fuerza, sino con su Espíritu” (Zacarías 4:6), la persuasión que proviene del tercer miembro de la Deidad, que convence y guía a toda verdad. (Como nota adicional, es alentador que otros también hayan reconocido la contribución de Elena de White en la exposición del tema del conflicto cósmico. Greg Boyd afirma que ella “integró una perspectiva de guerra en el problema del mal y en la doctrina de Dios quizá de manera más completa que nadie en la historia de la iglesia.”)
Comentarios de Elena de White
Satanás se esfuerza siempre en presentar de un modo falso el carácter de Dios, la naturaleza del pecado y las verdaderas consecuencias que tendrá la gran controversia. Sus sofismas debilitan el sentimiento de obligación para con la ley divina y dan a los hombres libertad para pecar. Al mismo tiempo les hace aceptar falsas ideas acerca de Dios, de suerte que le miran con temor y odio más bien que con amor. Atribuye al Creador la crueldad inherente a su propio carácter, la incorpora en sistemas religiosos y le da expresión en diversas formas de culto. Sucede así que las inteligencias de los hombres son cegadas y Satanás se vale de ellos como de sus agentes para hacer la guerra a Dios. {El Conflicto de los Siglos, p. 556} El gran conflicto que Satanás hizo estallar en los atrios celestiales terminará antes de mucho. Pronto todos los habitantes de la tierra se habrán decidido en favor o en contra del gobierno del cielo. Como nunca antes, Satanás está desplegando su potencia engañosa para seducir y destruir a toda alma que no
esté precavida. Se nos ordena invitar a los hombres a que se preparen para los acontecimientos que los esperan. Debemos advertir a los que se hallan expuestos a una destrucción inminente. El pueblo de Dios debe desplegar todas sus fuerzas para combatir los errores de Satanás y derribar sus fortalezas. Debemos explicar en el mundo entero, a todo ser humano que quiera escucharnos, los principios que están en juego en esa gran lucha, principios de los cuales depende el destino eterno de las almas. {7TPI, 138}
Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2025
Traducción: Shelly Barrios De Ávila