Lección 2: Crisis en el Edén (1T 2016—Rebelión y Redención)
Textos bíblicos: Génesis 1:28, Romanos 8:17, Mateo 6:26, Génesis 2:15–17, 3:1–7, 10– 19.
Citas
• Nuestra caída fue, ha sido y siempre será no estar satisfechos con Dios y con lo que Él nos da. Tenemos hambre de algo más, de otra cosa. Ann Voskamp
• Solo podemos entablar una relación con alguien que conocemos realmente. Si tenemos nociones equivocadas acerca de una persona, ello afectará negativamente nuestra relación con ella. Lo mismo ocurre en nuestra relación con Dios. Para
tener una relación de amor con él, debemos entender realmente su carácter… El pecado no comenzó con un acto. Sino con la aceptación de una imagen equivocada del carácter de Dios. El acto de tomar la fruta prohibida solo fue una consecuencia de este concepto errado acerca de Dios. Michael Doernbrak
• Nada nos ha separado de Dios, excepto nuestra propia elección; o más bien nuestra propia elección es nuestra separación de Dios. William Law
• Dios no creó el mal. Así como la oscuridad es la ausencia de luz, el mal es la ausencia de Dios. Albert Einstein
Para debatir
¿Estaba Dios siendo arbitrario en cuanto a cuál fruto se podía comer? ¿Fue la caída realmente una cuestión de agarrar y comer el fruto incorrecto? ¿Cómo es que esto pudo ser la causa de semejante desastre? ¿Por qué Adán y Eva no debían tener el
conocimiento del bien y el mal? ¿Cuánta libertad le dio Dios a Adán y a Eva, e incluso a Satanás? ¿Por qué fueron expulsados del Edén?
Resumen bíblico
Génesis 1:28 nos dice que fuimos hechos a imagen de Dios. Como tales, Dios se interesa por sus criaturas y quiere restaurarnos así como nuestra relación con él. Luego Génesis 2:15–17 nos presenta el escenario de la Caída: no era una prueba arbitraria, sino
una manera de proveer libertad de elección a los participantes. En Génesis 3 leemos sobre las terribles consecuencias de la Caída: Estaban aterrorizados de Dios. ¡Cuán trágico es que la primera persona a la cual se le tuvo miedo fuera nuestro Padre celestial! Adán y Eva tenían tanto miedo de Dios que cuando lo escucharon acercarse, huyeron y se escondieron. ¿Qué nos enseña esto en cuanto a las verdaderas circunstancias que rodearon La Caída? Sin duda, el asunto principal aquí es una relación quebrantada que condujo a la angustia y el temor… Desde entonces Dios ha dedicado mucho tiempo tratando de persuadirnos para no tener miedo, especialmente de él. Notemos que en el versículo 3 Dios dijo: “Ciertamente morirás” y no “te ejecutaré.” La muerte es el resultado inevitable del pecado, no una pena impuesta por Dios.
Es importante que leamos con mucho cuidado Génesis 3:1-15. A menudo creemos que sabemos lo que dice. ¡Hasta creemos que se menciona una manzana! Pero demos otro vistazo a lo que sucede con exactitud y lo allí se dice. Notemos que desde el principio hay una tergiversación de Dios por parte de la serpiente. También notemos la “adición” de Eva al mandamiento de Dios. Luego encontramos la mentira más grande de todas: que a) ciertamente no morirán, y que b) serían como Dios (insinuando que Dios estaba siendo egoísta).
Luego nos encontramos con otros aspectos sobre los cuales a menudo no comentamos, como por ejemplo que Eva se dio cuenta de que el fruto era agradable a los ojos, y bueno para comer. ¿Cómo sabía ella, con solo mirarlo, que era bueno para comer?
¡Hasta se dio cuenta de que el fruto era “codiciable para alcanzar sabiduría”! ¿Cómo podría uno saber eso? … A menos que la serpiente se lo estuviera diciendo… La breve participación de Adán al comer del fruto también merece sus comentarios, pues ni siquiera habla en toda la escena. ¿Por qué no? Luego encontramos el enunciado que nos dice que los ojos de ellos fueron abiertos. ¿Estaba entonces diciendo la verdad, esta serpiente? Es interesante que lo que la serpiente dice sea tan ambiguo e incluya tantas verdades a medias. Casi pareciera que era con el fin de asegurarse de tener una posición con la cual defenderse. ¿Por qué? Al final, en torno a las consecuencias, leemos sobre las recriminaciones, las culpas y acusaciones que han continuado desde entonces. Adán culpa a Eva, y también a Dios, al decir: “la mujer que me diste.” Eva culpa a la serpiente (que también es parte de la creación de Dios), y dice que fue engañada. Ella afirma que no tuvo más opción. Romanos 8:17 nos dice que somos herederos de Dios, y herederos junto con Cristo, mientras que Mateo 6:26 nos enseña cuán valiosos somos para Dios.
Comentario
La invitación que la serpiente le hizo a Eva de experimentar, a pesar de la advertencia de Dios, pareciera totalmente inocente. Incluso dice algo de verdad: conocerán el bien y el mal. Su mentira real es un ataque a la verdad de Dios: ciertamente no morirán. Y para aquellos que ven a Dios castigando el pecado con la imposición de penas, el hecho de que Adán y Eva no murieran inmediatamente contradice esta aseveración. El fruto no era tóxico, ni cayeron al piso en el instante. Tampoco dice que
Dios se haya materializado con una espada de verdugo para exigir su sangre. Por supuesto que no. El castigo estaba intrínseco en el acto, en su decisión de elegir el camino del Diablo (el camino de su interés propio: del egoísmo) en lugar del camino de Dios, en confiar en el Engañador y no en su Padre Celestial. Ellos también conocían las consecuencias antes de que Dios llegara. Ellos reconocieron su estado, y aceptaron la imagen hostil y vengativa de Dios que el diablo estaba promoviendo. ¿Por qué otra razón habrían huido para esconderse cuando se dieron cuenta de que Dios se aproximaba? ¡Y qué trágica experiencia para Dios! Sus hijos amados huyen para ocultarse de su presencia, no quieren estar con él, e incluso tiemblan debajo de algún arbusto. Sus
acciones revelan gran parte de lo que ha ocurrido en esta ruptura de la relación divinohumana. Del mismo modo, la maldición describe las consecuencias, pues esto es lo que sucede cuando cualquier ser es separado de la fuente de vida. La muerte es una
consecuencia naturalmente innatural del pecado, es la negación de la confianza y el rechazo a la verdad. La situación también exige su expulsión del jardín, mas no es un acto de retribución de parte de Dios. Él les niega el acceso al jardín con el fin de evitar una eternidad de pecado… Pero, ¿qué dice Dios realmente? ¿Acaso dice “el día que coman del fruto los ejecutaré?” ¿O que Dios los matará por su desobediencia? Por supuesto que no. Él simplemente dice que morirán. ¿Qué nos enseña esto? Que este era el resultado natural de romper la relación con Dios, pero no que Dios les hiciera algo a ellos… Los conceptos de pago y expiación asumen que Dios impuso un castigo por el pecado. Pero el pecado es una relación rota, y esa es la clave. El pecado es la pérdida de la confianza. Solo cuando aceptemos esta idea podremos aclarar tal confusión, pues la respuesta a una relación quebrantada es una relación restaurada. Podríamos pensar que llamar al pecado como unaenfermedad es de utilidad, pero incluso en tal caso puede causar confusión porque entonces podríamos pensar que lo que necesitamos es un antídoto o antivirus, o algo
parecido. Pero no es así. Es una enfermedad en sentido metafórico, porque no podemos verlo con un microscopio.
La tragedia de la Caída ha propiciado la aparición de muchas ideas sobre qué fue lo que falló. Para algunos esto da la impresión de un Dios “quisquilloso” o incluso malévolo, colocando allí a Adán y a Eva con la expectativa de que fallaran. Algunos teólogos medievales consideraban la caída de la gracia como algo positivo, como la “felix culpa,” o el “pecado feliz,” porque entonces permitió a Dios demostrar cuánto nos ama y demostrar su gracia, lo cual no habría sido posible si no hubiéramos pecado. Otros han cuestionado la justicia de Dios al crear seres con posibilidades de pecar para luego castigarlos por tal defecto. Algunos creen que la Caída nos enseña la doctrina del pecado original, lo cual hace que todos los seres humanos estemos sujetos a los pecados de nuestros primeros padres, un castigo enviado por Dios en todas las generaciones, lo cual difícilmente lo hace lucir como un Dios justo. Otros también desestiman el concepto de la Caída como un “cuento de hadas” inventado con el fin de explicar el mundo, y que no tiene relevancia hoy día.
Es interesante el hecho de que el Diablo quisiera confundir tanto a la humanidad sobre la Caída y sus consecuencias. Cada imagen de Dios que notamos en las descripciones anteriores nos muestra a Dios de manera negativa. O no existe, o no le
importa, o no es justo, o realmente no nos ama. Tales conceptos son falsos. Solo al comprender la pena del pecado como una
consecuencia innata de una relación quebrantada con Dios, podremos ver cómo Dios restaura el daño que el pecado ha hecho. Solo cuando reconozcamos que Dios no es como el diablo lo ha descrito, desearemos acercarnos a él para pedir su perdón y sanidad. Y solo cuando aceptemos su continua presencia transformadora, seremos renovados y estaremos listos para la vida que vendrá.
El tema sobre qué pudo haber salido mal es esencial para comprender cómo Dios arregla las cosas. La tensión entre la existencia del sufrimiento y el mal y un Dios amoroso a la vez es lo principal en las respuestas que Dios nos da sobre el gran conflicto.
La rebelión de Lucifer y el origen del mal no es un mito, sino que es la perspectiva fundamental para comprender dónde estamos, de dónde surgió el pecado, y hacia dónde quiere guiarnos Dios. La difamación acerca de Dios hecha por el Acusador exige respuestas que solo pueden darse mediante la demostración, no solo con declaraciones. Esta revelación práctica de la naturaleza y el carácter de Dios es continua, es extensa,pero es la única forma en que Dios puede realmente demostrar sus motivos e intenciones. Comentarios de Elena de White En el cielo no se sirve con espíritu legalista. Cuando Satanás se rebeló contra la ley de Jehová, la noción de que había una ley sorprendió a los ángeles casi como algo en que no habían soñado antes. En su ministerio, los ángeles no son como siervos, sino como hijos. Hay perfecta unidad entre ellos y su Creador. La obediencia no es trabajo penoso para ellos. El amor a Dios hace de su servicio un gozo. {El Discurso Maestro de Jesucristo, p. 94} La perfección angélica fracasó en el cielo. La perfección humana fracasó en el Edén, el paraíso de ventura. Todos aquellos que deseen seguridad en el cielo o en la tierra, deben contemplar al Cordero de Dios. El plan de salvación, que hace manifiesta la justicia y el amor de Dios, provee una salvaguardia eterna contra la defección en los mundos que no han caído, tanto como entre aquellos que serán redimidos por la sangre del Cordero. {Nuestra Elevada Vocación, p. 47}. Satanás representa la divina ley de amor como una ley de egoísmo. Declara que nos es imposible obedecer sus preceptos. Imputa al Creador la caída de nuestros primeros
padres, con toda la miseria que ha provocado, e induce a los hombres a considerar a Dios como autor del pecado, del sufrimiento y de la muerte. Jesús había de desenmascarar este engaño. {Exaltad a Jesús, p. 77}
Preparado el 25 de Abril de 2015 © Jonathan Gallagher 2015
Traducción: Shelly Barrios De Ávila.