Jonathan Gallagher Leccion 13. El evangelio eterno (4T 2014—Santiago)

Leccion 13. El evangelio eterno (4T 2014—Santiago)

Textos bíblicos: Hebreos 4:2; Salmos 130:3, 4; Lucas 15:11–32; Romanos 3:24–26;
Hebreos 10:1–4; Apocalipsis 14:12; Jeremías 31:3.
Citas
• El evangelio comienza y termina con lo que Dios es, no con lo que queremos
creer que necesitamos. Tom Houston
• El evangelio le recuerda a todos los hombres que hay un destino personal
ineludible en la eternidad, basado en una decisión definitiva en su tiempo. Carl F.
H. Henry
• El evangelio no es un debate ni una discusión. Es un anuncio. Paul S. Rees
• El evangelio tiene puesto el sello distintivo de los cielos. William J. C. Blanca
• La erudición pura por sí sola no puede revelarnos el evangelio de la gracia. Nunca
debemos permitir que la autoridad de los libros, de las instituciones o de los
líderes reemplace la autoridad de “conocer” a Jesucristo de manera personal y
directa. Cuando los puntos de vista religiosos de los demás se interponen entre
nosotros y la experiencia primaria de Jesús como el Cristo, nos convertimos en
agentes de viajes poco convincentes repartiendo folletos de lugares que nunca
hemos visitado. Brennan Manning

Para debatir
¿Cómo definimos el evangelio? ¿Cuál es nuestro papel? ¿Cómo podemos evitar
que el Evangelio parezca tratarse de nosotros o de nuestra organización? Después de leer
Santiago, ¿cómo explicamos nuestra comprensión del evangelio? ¿Por qué es el
evangelio eterno? Una vez que estemos en el cielo, ¿por qué lo necesitamos? ¿Cómo
podemos asegurarnos de que la buena noticia es acerca de nuestro buen Dios?

Resumen bíblico
Incluso si usted escucha la buena noticia, esta no es buena para usted a
menos que usted confía en el Dios de la buena noticia (Hebreos 4:2). Nadie puede estar
delante de Dios sin su perdón (Salmos 130:3, 4). La parábola del hijo pródigo ilustra a
nuestro Padre celestial amoroso que nos brinda su gracia (Lucas 15:11-32). “Sin
embargo, a través del don de su gracia Dios nos hace justos por medio de Cristo Jesús,
quien nos hace libres. Dios presentó abiertamente a Jesús como el regalo que trae la paz a
aquellos confían en Aquél derramó su sangre. Dios hizo esto para demostrar que es
verdaderamente justo, porque anteriormente él no se habría contenido ni hubiera pasado
por alto los pecados, pero ahora en este tiempo Dios demuestra que es justo y hace
justicia, y justifica a los que confían en Jesús.” Romanos 3:24-26 FBV. La sangre de
toros y machos cabríos no puede quitar los pecados. Solo el poder sanador de Dios
(Hebreos 10:1-4) puede transformar. En Apocalipsis 14 se describe el evangelio eterno.
Dios nos habla a través de Jeremías 31:3 NVI: “Con amor eterno te he amado; por eso te
sigo con fidelidad.

Comentario
El evangelio eterno es la buena nueva de Dios, la buena nueva acerca de sí mismo
como un Dios bueno, y la buena nueva acerca de que este buen Dios nos salva.
¿Qué es el evangelio? En las palabras de Jesús: “Yo he venido para traerles vida,
una vida abundante” Juan 10:10 FBV. Esta invitación viene del Dios de la vida. Pero solo
le responderemos si creemos en las buenas intenciones de este Dios Salvador, pues de lo
contrario ¿por qué habríamos confiar en él, y por qué íbamos a querer pasar la eternidad
con él? Jesús vino para revelarnos a Dios: “Si creen en mí, no solamente están creyendo
en mí sino también en Aquél que me envió. C Cuando me ven a mí, están viendo al que
me envió” “El que me ha visto, ha visto al Padre.” Juan 12:44, 45; 14:9 FBV.
Esta buena noticia es el evangelio o “god- spel”, que es el antiguo término
anglosajón que originalmente significaba “la historia Dios”. Muy a menudo la historia es
acerca de nosotros. Con frecuencia no decimos la historia correcta. Es hora de renunciar a
nosotros mismos, y volver a Dios. Renunciar a lo que valoramos más – todo el mundo –
locura que ha invadido nuestras vidas y cambiarlo por el tesoro que no se oxida ni se
pudre.

Es el momento de dejar de predicamos a nosotros mismos, y predicar a Jesucristo,
con todo lo que dijo, quiso decir e hizo. Predicar el sermón de la montaña, y ser uno con
los mansos, los misericordiosos, los pacificadores y los que tienen hambre y sed de
justicia. Es hora de salir de nosotros mismos. “No nos predicamos a nosotros mismos
sino a Jesucristo como Señor; nosotros no somos más que servidores de ustedes por causa
de Jesús. Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar
su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el
rostro de Cristo. Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para mostrar que este
supremo poder viene de Dios y no de nosotros.” 2 Corintios 4:5-7 FBV.
“La vida eterna es esta: conocerte, a ti que eres el único Dios verdadero, y a
Jesucristo a quien enviaste.” Juan 17:3 FBV. Esto significa estar realmente vivo, con la
abundancia que solo Dios puede aportarnos. La vida abundante que se puede ocultar y
que exige ser compartida: la difusión del evangelio verdadero, del maravilloso y amoroso
Dios que rescata a todos los que respondan en todo el universo y elijan amarlo y confiar
en él.

Pero si no lo decimos con sinceridad, si no nos cambia, si nuestra vida no revela a
Dios, no hemos recibido el evangelio y la verdad no está en nosotros. Nos quedamos sin
nada que decir. Todas las otras versiones del evangelio son un fraude ya que sustituyen la
verdad esencial con algo diferente. El evangelio se trata acerca de una persona: un Dios
que nos ama, y al que amamos como respuesta a su amor, y que quiere amar a todos sus
hijos equivocados y rebeldes. Se trata acerca de este Dios que se sigue preocupando por
nosotros, un Dios que está respondiendo a los cargos presentados contra él a través de la
evidencia, ese Dios que desea desesperadamente poner fin a esta época de pecado y
sufrimiento y que nos llevará a casa para estar con él para siempre. Este es el Dios que
responde a nuestras preguntas, que acaba con nuestros miedos, y que es nuestra
salvación.

Comentarios de Elena de White
A los cansados y cargados Cristo dice: “Venid a mí… y yo os haré descansar.”
Inquietos, ansiosos, con el corazón cansado, pensemos en las palabras del Salvador:
“Cualquiera que bebiere de esta agua que yo le daré, no tendrá sed jamás.” Beba de las
fuentes de los placeres mundanos y volverá a tener sed. Beba del agua de la vida, y estará
satisfecho y fresco; ya que será “una fuente de agua que salte para vida eterna.” El amor,
la luz, la verdad y la vida se encuentran en el evangelio eterno. Venid, los que estáis
trabajados y cargados, venid a las aguas vivas. “Y el que tiene sed, venga. Y el que
quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” {Youth Instructor, 11 de septiembre de
1902}

Así también ahora, antes de la venida del Hijo del hombre, el Evangelio eterno ha
de ser predicado “a toda nación y tribu y lengua y pueblo.” {El Deseado de Todas las
Gentes, p. 587}
Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2014
Traducción: Shelly Barrios De Ávila

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