Jonathan Gallagher Leccion 10. Felipe como misionero (3T 2015—Misioneros)

Leccion 10. Felipe como misionero (3T 2015—Misioneros)

Textos bíblicos: 2 Corintios 4:18, Hechos 2:44–47, 4:34–37, 6:1–7, Hechos 8, 21:7–10;
Hechos 1:8.

Citas
• Para quien tiene fe, ninguna explicación es necesaria. Para el que no tiene fe,
ninguna explicación es posible. Tomás de Aquino
• Los hechos que al principio parecen improbables, incluso con poca explicación,
dejan caer el manto que los ha escondido y se yerguen en una belleza desnuda y
simple. Galileo Galilei
• Todas las verdades son fáciles de entender una vez se descubren; el punto es
descubrirlas. Galileo Galilei
• Tiene que haber nuevas palabras para explicar nuevos mundos. Toba Beta
• La gente no piensa fuera de la caja. Ellos piensan en otras cajas. Andrew
Hargadon
• El efecto de una revolución impulsada por conceptos es explicar las cosas viejas
en formas nuevas. Frank Watson Dyson
• Creo que es mejor decir la verdad que una mentira. Creo que es mejor ser libre
que ser un esclavo. Y creo que es mejor saber que ser ignorante. H. L. Mencken
Para debatir
¿Qué fue significativo sobre Felipe y sus métodos misioneros? ¿Por qué dedicaba
tiempo para estar con los samaritanos? ¿Qué pensarían los demás de esto? ¿Qué enfoques
distintos habría necesitado Jesús en sus presentaciones a aquellos que no eran de la fe
judía? ¿Qué podemos decir de su acercamiento al eunuco etíope? ¿Qué lecciones hay allí
para nosotros?

Resumen bíblico
Este estudio comienza con las palabras de 2 Corintios 4:18 FBV: “Nosotros no
nos preocupamos por lo que se ve, porque esperamos lo que no se puede ver. Lo que
vemos es temporal, pero lo que no podemos ver es eterno.” La escena idílica de la iglesia
primitiva (Hechos 2: 44-47; 4: 34-37) se quiebra por las disputas sobre quién (el grupo de
hablantes griegos o hebreos) está recibiendo el mejor trato, lo cual conduce al
nombramiento de Felipe entre los diáconos (Hechos 6, 1-7). Hechos 8 muestra que Felipe
más que un servidor de mesas es un verdadero evangelista, trabajando en Samaria y
hablando con el etíope. La última vez que aparece es en Hechos 21: 7-10. Todo esto
cumple la palabra de Hechos 1: 8 FBV: “Recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga
sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los
lugares más lejanos de la tierra.”

Comentario
La frase clave en la historia de Felipe y el eunuco etíope es “¿Entiendes lo que
estás leyendo?” Notemos que Felipe no se precipita y decir: “¡Yo puedo explicártelo
todo!” En lugar de ello, hace una pregunta, invitando a una respuesta.

Aquí vemos un gran ejemplo de cómo hemos de abrir una conversación, no con algún
comentario de que “tenemos la verdad,” sino estando dispuesto a ayudar y escuchar,
aconsejar y explicar. A menudo tenemos un “programa” y queremos compartir algún
“paquete” con nuestros “contactos evangelísticos.” Pero la manera natural es ser abierto y
honesto, y hacer frente a cada situación como suceda, estando siempre listos para tomar
las oportunidades que se nos ofrecen. Nuestra atención debe centrarse siempre en el otro,
y no en nosotros mismos. Debemos pensar cómo podemos ser la mejor ayuda, y dejar la
persuasión a cargo del Espíritu Santo. En el Nuevo Testamento no encontramos ningún
“programa formal”; más bien es la manifestación exterior natural de nuestra experiencia
con Dios.

El relato del trabajo de Felipe en Samaria (Hechos 8) es significativo. La razón
por la que está ahí se debe a la persecución en Jerusalén, que muestra que pueden salir
cosas buenas a partir de malos acontecimientos. Es evidente que Felipe está dispuesto a
compartir las buenas nuevas de Dios donde quiera que vaya, y el hecho de que estas
personas sean “extranjeros” no importa, ¡Ellos necesitan escuchar las buenas noticias
también! Hay un nuevo entusiasmo, tanto por parte de Felipe como de sus oyentes. Una
excitación en la verdad y su evidencia. Qué emocionante es poder decirle a la gente que
Dios no es como ellos lo han imaginado, que las mentiras del diablo están equivocadas, y
que Dios quiere salvar y sanar a todos los que confían en él. ¡Este, al igual que en el caso
de Felipe, es nuestro privilegio!

La reacción de la gente refleja una apertura a la verdad, y causa mucho deleite
darse cuenta de lo que esto significa. En muchos aspectos estas personas que son
despreciadas por los líderes judíos son más enseñables que los del linaje de Jesús, quienes
no lo recibieron. Tienen el mismo tipo de reacción que los de la aldea samaritana, quienes
respondieron con entusiasmo al mensaje de la mujer en el pozo. De hecho, la razón por la
que respondieron como lo hicieron refleja su experiencia: se prepararon para la
predicación de Felipe por el trabajo de la mujer junto al pozo, y la enseñanza que Jesús
les había dado durante el tiempo que estuvo con ellos.
Y luego está Simón el hechicero, quien intenta comprar al Espíritu Santo para
poder seguir teniendo protagonismo como líder cuasi-religioso en ese lugar. El claro
rechazo de una solicitud perversa y necia también muestra que los discípulos tenían ahora
una comprensión mucho más clara de Dios y de sus métodos. Ellos estaban en una misión
y no debían ser disuadidos por el dinero, la política o el favoritismo etc.
Para nosotros esta historia ilustra la transferencia del mensaje a otro sistema de la
cultura y la fe. ¡Qué útil sería tomar las presentaciones de Felipe y compararlas con lo
que se presentaba en el contexto judío! Sin duda hubo una adaptación a las circunstancias
y las prácticas locales, una ampliación de la perspectiva y la comprensión de que el
mensaje de Dios tenía que ir más allá de la configuración original. Nos enfrentamos a
retos similares cuando tratamos de hacer que la buena nueva de Dios corresponda con las
diferentes culturas y sistemas de fe, incluyendo las ideas cambiantes dentro de nuestra
propia cultura y sus diferentes generaciones. Buscamos un mejor lenguaje, mejores
imágenes, mejores métodos, mientras que la buena noticia sobre el carácter de Dios y los
principios de la salvación siguen siendo los mismos.
Así, por ejemplo, ¿cómo compartimos nuestro mensaje más allá de las fronteras
de nuestra propia comunidad de fe? ¿Qué lecciones podemos aprender aquí? ¿Hasta qué
punto es importante la insistencia en los credos y fórmulas?

Tenemos el reto de re-formular las gloriosas buenas nuevas acerca de Dios en
términos que sean entendidos por nuestros contemporáneos. Es por eso que todos
estamos llamados a ser testigos ante los ángeles y ante los seres humanos, de lo que
sabemos acerca de Dios, su salvación y amor transformador. La creatividad que Dios ha
puesto en cada uno de nosotros nos indica que todos podemos hacer esto en nuestra
propia manera única, y así ser testigos de Dios a medida que él llama a su defensa cuando
es llevado a juicio. Cada uno de nosotros tiene esta increíble oportunidad de decir a
nuestra manera lo que entendemos acerca de la gracia de Dios en el conflicto en todo el
universo que se libra a nuestro alrededor. Así como Felipe se enfrentó a una situación
totalmente nueva, no debemos ver el espíritu secular de nuestro tiempo en términos
derrotistas, sino más bien como una oportunidad. ¡Qué privilegio hablar de Dios, decirle
a los demás lo que hemos descubierto por nosotros mismos, y hablar de manera
convincente del Dios que está respondiendo a las acusaciones de la gran controversia a
través de nosotros!

Comentarios de Elena de White
A Felipe se le mandó que fuese al encuentro del etíope y le explicase la profecía
que iba leyendo. El Espíritu dijo: “Llégate, y júntate a este carro.” Una vez cerca,
preguntó Felipe al eunuco: “¿Entiendes lo que lees? Y él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno
no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese, y se sentase con él…
El corazón del etíope se conmovió de interés cuando Felipe le explicó las
Escrituras, y al terminar el discípulo, el hombre se mostró dispuesto a aceptar la luz que
se le daba. No alegó su alta posición mundana como excusa para rechazar el Evangelio.
“Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua; y dijo el eunuco: He aquí agua; ¿qué
impide que yo sea bautizado? Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y
respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro: y
descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y le bautizó.
“Y como subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y no le vio
más el eunuco, y se fue por su camino gozoso. Felipe empero se halló en Azoto: y
pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea”
Este etíope simboliza una numerosa clase de personas que necesita ser enseñada
por misioneros como Felipe, esto es por hombres que escuchen la voz de Dios y vayan
adonde él los envíe. Muchos leen las Escrituras sin comprender su verdadero sentido. En
todo el mundo, hay hombres y mujeres que miran fijamente al cielo. Oraciones, lágrimas
e interrogaciones brotan de las almas anhelosas de luz en súplica de gracia y de la
recepción del Espíritu Santo. Muchos están en el umbral del reino esperando únicamente
ser incorporados en él.

Un ángel guió a Felipe a uno que anhelaba luz y estaba dispuesto a recibir el
Evangelio. Hoy también los ángeles guiarán los pasos de aquellos obreros que consientan
en que el Espíritu Santo santifique sus lenguas y refine y ennoblezca sus corazones. El
ángel enviado a Felipe podría haber efectuado por sí mismo la obra en favor del etíope;
pero no es tal el modo que Dios tiene de obrar. Su plan es que los hombres trabajen en
beneficio de sus prójimos.

En la comisión dada a los primeros discípulos, se hallan incluidos los creyentes de
todas las edades. Todo el que aceptó el Evangelio, recibió una verdad sagrada para
impartirla al mundo. El pueblo fiel de Dios fue siempre constituido por misioneros
activos, que consagraban sus recursos al honor de su nombre y usaban sabiamente sus
talentos en su servicio. {Los Hechos de los Apóstoles, p. 89, 90}
En esta experiencia de Felipe y el etíope está presentada la obra a la cual Dios
llama a su pueblo. El etíope representa a cierta clase numerosa de personas que necesitan
misioneros como Felipe, misioneros que oigan la voz de Dios y vayan adonde él los
mande. Hay personas en el mundo que leen las Escrituras, pero que no pueden entender
su significado. Se necesitan hombres y mujeres que tengan un conocimiento de Dios para
explicarles la Palabra a estas almas. {8T 58}

Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2015
Traducción: Shelly Barrios De Ávila

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