Jonathan Gallagher – Leccion 1 Nuestro amoroso Padre celestial – Sabado 5 de Julio 2014

Leccion 1. Nuestro amoroso Padre celestial

(3T 2014—Enseñanzas de Jesús)

Citas
• Cualquier cosa que vaya a hacer, empiece con Dios. Matthew Henry
• El amor de Dios por los pecadores es muy asombroso, pero la paciencia de Dios
hacia santos con disposición al mal es un misterio más profundo. Henry
Drummond
• ¡‘Dios amó tanto al mundo que dio…’! y el acto de dar, teniendo como centro el
Calvario, no se compara con el goteo de un hilo de agua, sino con una gran
cascada. Paul S. Rees
• Dios no nos hizo porque de ello recibiera algún beneficio. Nos hizo por puro
amor. T.G. Jalland
• Dios nos conoce a todos por complete y a pesar de ello nos cuida. J. Charles Stern
• El hijo le pide al Padre porque lo conoce. En consecuencia, la esencia de la
oración cristiana no se trata de una adoración en general, sino de una petición
concreta y definida. La manera correcta de acercarnos a Dios es extender nuestras
manos y pedir al Único que sabemos que tiene corazón de Padre. Dietrich
Bonhoeffer
• ¡Padre! – Al mismo Dios no podríamos darle un nombre más santo que ese.
William Wordsworth

Para debatir
¿Por qué es tan importante ver a Dios como nuestro Padre amoroso, que desea
nuestro bien? ¿Por qué hemos recibido una imagen tan pobre de nuestro Padre Celestial?
¿De qué manera Jesús, quien vino a mostrarnos al Padre cambia manera como
entendemos a Dios? ¿Qué cambia en nuestra teología cuando entendemos que Dios es
amoroso y no hostil?

Resumen bíblico
Jesús nos explica que si sabemos hacer el bien para nuestros hijos, cuánto más
dispuesto está el Padre en el cielo para darnos cosas buenas (ver Mateo 7:9–11). “Felipe
dijo: “Señor, muéstranos al Padre, y estaremos convencidos.” Jesús respondió: “He
estado con ustedes por tanto tiempo, Felipe, ¿y sin embargo aún no me conoces? Todo el
que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decir ‘muéstranos al Padre’? ¿No
crees que yo vivo en el Padre y que el Padre vive en mí? Las palabras que yo hablo no
son mías; es el Padre que vive en mí quien está haciendo su obra.’” Juan 14:8–10 FBV.

Recordamos en Lucas 15:11–24 el relato que contó Jesús como la parábola del
hijo pródigo. Pero sin duda alguna esta es la parábola del Padre amoroso, porque muestra
cuánto nos ama el Padre. En el Sermón del Monte Jesús nos explica cómo nuestro Padre
Celestial alimenta a las aves y viste a la flores, y cómo se encargará de todas nuestras
necesidades (ver Mateo 6:25–34). Jesús no vino para persuadir al Padre para que nos
amara, sino que vino por causa del amor del Padre (ver Juan 3:16, Hebreos 9:14).
“¡Miren el maravilloso amor que Dios tiene por nosotros! ¡Esto quiere decir que podemos
ser llamados hijos de Dios, porque eso es lo que somos!” 1 Juan 3:1 FBV.

Comentario
Aceptar que nuestro Padre Celestial verdaderamente nos ama y quiere lo mejor
para nosotros es sin duda una de las verdades espirituales más importantes. La tragedia
está en el hecho de que el Padre ha sido tan calumniado y a menudo tan malinterpretado
que la mayoría de nosotros somos muy ambivalentes respecto al Padre, y lo vemos, como
un Dios que puede hablar palabras de amor pero que también es un Dios enfadado y
castigador.

La misión de Jesús fue revelar la verdad acerca de Dios al mundo de manera que
nosotros deseásemos volver a nuestro amoroso Padre Celestial y ser salvados. Él dedicó
todo su tiempo a mostrarnos quién es Dios realmente en contraste con las mentiras del
diablo. A través de sus actos de sanación Jesús nos reveló de una manera muy práctica la
naturaleza del Padre. A través de sus enseñanzas nos explicó la verdad acerca de Dios y
su Reino.
¿Por qué tenemos una imagen tan distorsionada de Dios? Porque nos hemos
tragado las mentiras del diablo, y vemos a Dios como a un enemigo. Pero Jesús vino a
mostrarnos que Dios es verdaderamente nuestro Padre amoroso que desea salvarnos de
nuestra situación fatal y desea sanarnos de nuestra enfermedad de pecado.
El teólogo Paul Tillich escribe: “Aunque la humanidad no es ajena a Dios, sí está
distanciada de él. Aunque la humanidad nunca está sin Dios, pervierte la imagen de Dios.
Aunque la humanidad no está nunca sin el conocimiento de Dios, es ignorante de Dios.
La humanidad está separada de su origen, vive bajo una ley de ira y frustración, una ley
de tragedia y auto destrucción, porque produce una imagen distorsionada de Dios tras
otra, y adora a esas imágenes”.

¡La tragedia es que adoramos falsas imágenes de nuestro Padre Celestial! En vez
de aceptar la verdad de que Dios es como Jesús lo revela, parece que preferimos un Dios
lejano, o un Dios legalista, o un Dios castigador. Gran parte de lo que tenemos que
aprender acerca de Dios es rechazar las falsas ideas que el diablo ha sembrado como
cizaña en el trigo. Esto es desaprender esas imágenes equivocadas de Dios para que
empecemos a ver al verdadero Dios. A medida que nos despojamos de nuestros falsos
conceptos de Dios, nuestra visión de nuestro Padre Celestial comienza a aparecer como
alguien que aparece en medio de la niebla y se hace más y más clara en la medida que el
viento se va llevando esa niebla.

Una vez caminaba por el Museo Británico mirando las muchas cosas que había
ahí de la antigüedad. ¡De repente, cuando doblé por una esquina me encontré cara a cara
con un espectáculo horrible! Un ser me observaba desde arriba con una mirada severa y
de condena en sus ojos. Era la imagen de un antiguo “dios” llamado el juez del infierno.
Estaba mirando hacia mí con una cara verde y una expresión de enojo y de odio en su
rostro. ¡Un tremendo susto!

Cuando miré la etiqueta con su nombre supe que era el encargado de llevar los casos
a juicio, era el que condenaba a los malvados a su fin último en una especie de tortura
infernal. Pero este era “Dios.” Empecé a pensar en cómo nos imaginamos a Dios y lo que
eso significa. Porque si Dios es realmente como ese rostro amenazante verde y horrible,
entonces yo no quiero conocerlo. ¡Prefiero permanecer tan lejos de él como sea posible y
nunca jamás acercarme a semejante enemigo!

Lo que ha ocurrido es que el diablo ha tomado su máscara demoníaca y ha puesto
esta máscara de maldad en el rostro de Dios. Él ha acusado a Dios el Padre con muchos
crímenes. He aquí una lista parcial: Arbitrario. Severo. Duro. Exigente. Egoísta. Implacable.
Que se exalta a sí mismo. Inflexible. Antipático. Vengativo. Rígido. Cruel. Injusto.
Despiadado. La única manera en que Dios puede responder es demostrar que estos cargos
no son ciertos. Mediante sus acciones demuestra que estas son mentiras, y que él no es el
tipo de persona que el diablo ha dicho que él es.

Comentarios de Elena de White
¿Por qué nuestros corazones han sido tan insensibles al amor de Dios? ¿Por qué
hemos pronunciado juicios tan severos acerca de nuestro Padre celestial? Por la luz que el
Señor me ha dado, sé que Satanás ha tergiversado a nuestro Dios en toda forma posible.
Ha echado su diabólica sombra a través de nuestro camino, para que no percibamos a
nuestro Dios como un Dios de misericordia, compasión y verdad. Por esto el hierro se ha
introducido en nuestras almas. Además hemos hablado de la oscuridad que el diablo ha
arrojado sobre nosotros, y nos hemos lamentado por nuestra situación; y al hacerlo, tan
sólo hemos extendido la sombra a otras almas, de manera que eso que nos dañó a
nosotros fue también un daño para ellos. Al pronunciar nuestras palabras de incredulidad,
otros han sido envueltos en tinieblas y duda. No podemos permitirnos hacer esta obra. De
ese modo ponemos a nuestro bondadoso Padre celestial en una luz falsa. Todo esto debe
cambiar. Debemos recoger los rayos de verdad divina y permitir que nuestra luz ilumine
el oscuro sendero de otros. La luz del cielo brilla para los que siguen a Cristo, la luz del
mundo. “El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Juan
8:12.” {Review and Herald, 6 de febrero de 1889}
Deshonramos a Dios cuando pensamos en él únicamente como un juez que está
listo para sentenciarnos, olvidándonos de que es un Padre amante. Toda la vida espiritual
es moldeada por nuestros pensamientos acerca de Dios; y si mantenemos conceptos
erróneos de su carácter, nuestras almas se dañarán. Deberíamos ver en Dios a Uno que
ama a los hijos de los hombres y desea hacerles bien… En todas las Escrituras se presenta
a Dios como Alguien que habla tiernamente a los corazones de sus hijos descarriados.
Ningún padre terrenal podría ser tan paciente con los errores y faltas de sus hijos como es
Dios con los que procura salvar. Nadie podría rogar más tiernamente al transgresor.
Ningún labio humano pronunció jamás ruegos tan tiernos al transgresor como los suyos.
¿No amaremos a Dios y le mostraremos nuestro amor mediante una humilde obediencia?
Cuidemos nuestros pensamientos, nuestras experiencias y nuestra actitud hacia Dios:
porque todas sus promesas son el aliento de su amor inefable. {Review and Herald, 14
de enero de 1890}

¿Quién es Cristo? Es el Hijo unigénito del Dios viviente. Es, en su relación con el
Padre, como una palabra que expresa el pensamiento: como un pensamiento hecho
audible. Cristo es la Palabra de Dios. Cristo dijo a Felipe: “El que me ha visto, ha visto al
Padre”. Sus palabras eran el eco de las de Dios. Cristo era la semejanza de Dios, el
resplandor de su gloria, la misma imagen de su persona. {Hijos e Hijas de Dios, p. 23}
…el enemigo del bien cegó el entendimiento de los hombres, para que éstos
mirasen a Dios con temor y le considerasen severo e implacable. Satanás indujo a los
hombres a concebir a Dios como un ser cuyo principal atributo es una justicia inexorable,
como un juez severo, un acreedor duro y exigente. Representó al Creador como un ser
que velase con ojo celoso para discernir los errores y las faltas de los hombres y hacer
caer juicios sobre ellos. A fin de disipar esta densa sombra vino el Señor Jesús a vivir
entre los hombres, y manifestó al mundo el amor infinito de Dios.

El Hijo de Dios descendió del cielo para revelar al Padre. “A Dios nadie jamás le
ha visto: el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” “Ni al
Padre conoce nadie, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar.” Cuando uno
de sus discípulos le dijo: “Muéstranos al Padre,” Jesús respondió: “Tanto tiempo hace
que estoy con vosotros, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha
visto al Padre; ¿cómo pues dices tú: Muéstranos al Padre?” Juan 14:8, 9. {El Camino a
Cristo, p. 11}
Jonathan Gallagher escuela sabaticaPreparado y Escrito por:  © Jonathan Gallagher
Traducido al Español por: Shelly Barrios De Ávila

Radio Adventista
2 comments… add one
  • solicito copia del comentario lección.
    Bendiciones

    Reply
  • Padre Celestial quiero conocerte mejor a través de tu Hijo Jesucristo. Y que el Consolador me capacite para llevar a otros este amor inefable. Amén!

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