Cuando Nabucodonosor atacó a Judá, fue contra la capital. Como resultado, no destruyó todas las demás ciudades, tal vez una u otra más importante. Pero la nación no dependía de otras ciudades sino de la capital, Jerusalén. Cuán importante es una capital y, en este caso, cuán importante fue el Templo. Qué importante es para el ser humano la vida espiritual. Incluso los ateos terminan creyendo algo, o es un partido político, o es una filosofía, o alguna creencia particular, o cree en la ciencia, etc. En cierta fe, el ser humano se aferra y sigue diciendo que Dios no existe. Más que otros, los ateos y agnósticos prueban que dependemos de algo externo a nosotros, que la fuerza y el poder no provienen del interior. Los ateos no creen en un dios y niegan su existencia, mientras que los agnósticos afirman que (o ellos) pueden existir o no, pero no podemos saberlo con certeza. También hay agnósticos teístas, creen que hay divinidad, pero son desconocidos. Para los agnósticos les falta leer la Biblia y descubrir en ella la revelación de Dios de sí mismo a los seres humanos. Para los ateos, todavía tienen que encontrar en la Biblia que hay un Dios y al menos experimentar con Él para ver si ese Dios actúa en sus vidas. Pero una cosa es cierta: alguna creencia que todos los seres humanos tienen, sobre algo a lo que se aferran. Puede que no se aferren a Dios, pero ellos mismos demuestran con sus vidas que no son independientes.
Escuela Sabática VIVA. Leccion 9 – “Pruebas, tribulaciones y listas” – Sábado 30 de Noviembre
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