Escuela Sabática VIVA. Lección 8 – La esperanza del Nuevo Testamento – Sábado 19 de Noviembre 2022

La esperanza neotestamentaria de la Segunda Venida, incluyendo nuestra resurrección y futura vida eterna, puede verse con bastante claridad en la primera carta de Pablo a los Corintios, capítulo 15. Esta semana exploramos…

  • Nuestra necesidad de esta esperanza (domingo)
  • Qué tan pronto es su venida (lunes)
  • Cuándo recibimos la inmortalidad (martes)
  • Cómo nos consuela esta esperanza (miércoles)
  • Cuál es el “misterio” que ocurre “en un abrir y cerrar de ojos” (jueves)

La esperanza de una recompensa celestial, que se remonta a los profetas y patriarcas del Antiguo Testamento, continúa en los escritos de los autores del Nuevo Testamento y en la predicación del propio Jesús.

Se creía que Enoc predicaba sobre la Segunda Venida, diciendo “He aquí que el Señor viene con diez mil de sus santos, para ejecutar el juicio sobre todos…” (Judas 14, 15). Aquellos en los tiempos del Antiguo Testamento tenían una comprensión de nuestra esperanza futura. Hebreos 11: 39, 40 habla de esta promesa y del hecho de que los que vivían entonces no “serían perfeccionados aparte de nosotros”.

Texto de memoria: “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”. 1 Juan 5:11, 12 LBLA

Esta afirmación declara enfáticamente que debemos tener una relación salvadora con Cristo para poder vivir eternamente. Descarta la creencia de que aquellos que pecan y no conocen a Dios tendrán también una vida inmortal de tortura y castigo eterno en un lugar llamado “infierno”.

El castigo de Dios para los malvados en un lago de fuego es eterno en el sentido de que erradica eternamente el pecado del universo, quemando a Satanás y a sus seguidores, sin dejarles “ni raíz ni rama” (Malaquías 4:1). Este lago de fuego se llama incluso “la segunda muerte” (Apocalipsis 20:14).

Nuestra esperanza se basa en una preciosa promesa de una existencia eterna de paz y felicidad. Por lo tanto, abrazamos a nuestro amoroso Salvador, que proporciona vida eterna a todos los que creen en Él y viven su vida para Él.

Radio Adventista
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