Al ver cómo Jesús es el ancla de nuestra alma, comprendemos estos temas de Hebreos, en los capítulos 6 y 10:
- “Saboreando la buena palabra de Dios”, Hebreos 6:5-¿Qué significa esa expresión? (Domingo)
- Siendo imposible restaurar a los que han caído, Hebreos 6:6-¿Quiénes son los que han caído? (lunes)
- “Pisoteando al Hijo de Dios”, Hebreos 10:26-29-¿Cómo lo hacemos? (martes)
- Estar “confiados en cosas mejores”, Hebreos 6:9-¿Qué cosas buenas ve Dios en nosotros? (miércoles)
- Tenemos un ancla, Hebreos 6:19-¿Cómo se nos da esa seguridad? (Jueves)
Al ser nuestro Hermano y Sacerdote fiel y darnos la oportunidad de descansar en Él, tenemos un ancla para nuestra alma. Algo que nos mantiene firmes en las buenas obras, a pesar del dolor y el sufrimiento que a menudo nos lleva a la desesperación. Podemos ser fieles a Jesús, como Él es fiel a nosotros, manteniendo fuerte nuestra fe. El ejercicio de los dones espirituales que se nos han dado nos permitirá elevarnos por encima de todos nuestros problemas y estar sólidamente anclados a la Palabra de Dios por medio de su Espíritu.
Texto de memoria: “Esta esperanza que tenemos como ancla del alma, segura y firme, y que entra en la Presencia detrás del velo, donde el precursor ha entrado por nosotros, es decir, Jesús, convertido en Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.” Hebreos 6:19, 20 RVR
Es común tener nuestros sentidos espirituales embotados cuando los tiempos difíciles llaman a nuestra puerta. La autocompasión, la duda y el comportamiento descuidado e irreflexivo suelen ser el resultado de las dificultades que entran en nuestra vida de vez en cuando. El autor de Hebreos se encontró con personas con estos mismos problemas. Necesitaban que se les recordara que Dios, a través de Jesús, puede darnos una base sólida y permitirnos superar las tormentas de la vida y permanecer fieles a Dios.