Los temas de esta semana incluirán:
- Domingo: Teme a Dios-¿Qué significa “temer a Dios”?
- Lunes: Temer y obedecer a Dios: ¿Por qué es importante obedecerle?
- Martes: Vivir una vida centrada en Dios-Cómo podemos hacer de Dios nuestra prioridad en la vida?
- Miércoles: Glorificando a Dios: ¿De qué maneras podemos glorificar a Dios?
- Jueves: Los vencedores del Apocalipsis: ¿Cómo podemos vivir una vida victoriosa?
El mensaje del primer ángel del capítulo 14 del Apocalipsis es muy positivo. Dios quiere que sepamos que Jesús, y todo el bien que representa, es digno de alabanza. Él es nuestro Creador y merece nuestra adoración. Seguirle significa que estamos en el lado ganador de la controversia cósmica que ha dominado nuestra historia hasta ahora.
Estamos, en estos últimos días, en un momento sumamente crítico para la humanidad. Se ha comparado con otra grave crisis, el diluvio universal de los días de Noé (Mateo 24:37). Así como la mayor parte del mundo pereció en aquel tiempo, también nosotros encontraremos que una gran parte del mundo se perderá al final.
Este primer ángel nos advierte que estemos preparados. Los preparativos para el diluvio salvaron a Noé y a su familia, y nosotros también debemos prepararnos y preparar a los demás para el tiempo futuro en que “arderán la tierra y las obras que hay en ella” (2 Pedro 3:10).
Escuchando el mensaje del primer ángel, que habla con voz fuerte para llamar nuestra atención, encontraremos formas de glorificar a Dios y salvarnos al final.
Qué apropiado que las primeras palabras del llamamiento de Dios en los últimos días sean adorarle. Muchos en el mundo de hoy se han alejado de la verdadera adoración. De alguna manera hemos perdido nuestro sentido de reverencia, temor y respeto por Dios.
Nuestro enfoque se ha vuelto más y más egocéntrico, en lugar de centrarse en Dios. Casi hemos perdido nuestra capacidad de ser humildes y obedientes en la acelerada sociedad actual, que centra la mayor parte de su atención en los logros y el éxito individuales.
De alguna manera debemos renunciar a nuestro orgullo y desarrollar una confianza absoluta en nuestro Creador. Nuestra lealtad a Él comienza con una entrega total a Su voluntad, no a la nuestra. Como alguien ha señalado con precisión Una vida envuelta en el yo es un paquete muy pequeño. Dios nos ofrece mucho más de lo que podríamos lograr por nosotros mismos.