Esta semana veremos algunos antecedentes históricos, para entender mejor el escenario de los discursos finales de Moisés en el Deuteronomio. Esta historia incluirá…
- La anterior intercesión de Moisés por su pueblo (domingo)
- Cómo se habían cumplido las profecías de Dios, con cuarenta años que finalmente los sacaron del desierto (lunes)
- La organización promovida por Dios que los había bendecido y hecho crecer en número (martes)
- Su triste falta de fe en Cades Barnea, donde se les dijo por primera vez que entraran en Canaán y se establecieran allí (miércoles)
- La triste y escandalosa condición de algunas de las tribus paganas que Dios les dijo que destruyeran (jueves)
Mientras los hebreos estaban sentados en la frontera de Canaán, la tierra que Dios había prometido hace tiempo que sería suya, Moisés les recordó repetidamente el trato del Señor con ellos en el pasado. Esto pretendía darles confianza en la presencia de Dios, que los guiaría en los azarosos días que se avecinaban.
Texto de memoria: Y “todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual. Porque bebían de la Roca espiritual que los seguía, y esa Roca era Cristo”. 1 Corintios 10:3, 4 RVR
Dios, a través de su Hijo, los había apoyado durante todas las crisis que soportaron. Para todos, entonces y ahora, Él nos creó, nos sostiene y nos redimirá. Pero en formas específicas y milagrosas, los hijos de Israel habían visto y seguirían viendo a su Benefactor celestial trabajando por ellos de todas las maneras posibles.