Esaú se consoló con la idea de que después de la muerte de su padre, mataría a su hermano Jacob para recibir la herencia que le había sido arrebatada con engaño. Cuando Rebeca se enteró de su plan de venganza, instó a Jacob a huir a su tierra natal. Tal vez allí también encontraría una esposa adecuada.
Con un corazón atribulado, Jacob dejó a sus padres, sin saber si los volvería a ver. Durante su vuelo, tuvo un sueño mientras dormía en el suelo, con una piedra como almohada. Su sueño consistía en una escalera que llegaba hasta el cielo, por la que subían y bajaban ángeles. El Señor se paró en lo alto de la escalera y repitió la promesa del pacto, asegurándole a Jacob que su descendencia sería bendecida.
A la mañana siguiente, Jacob llamó al lugar Betel, que significaba “la casa de Dios”. Con fe y valor renovados, hizo de su almohada de piedra una columna sagrada, derramó aceite sobre ella y prometió devolver a Dios la décima parte de sus ganancias ( Génesis 28:22 ).
La escalera en el sueño de Betel muestra la verdadera forma en que nos acercamos a Dios. Él desciende hacia nosotros. La escalera nos muestra simbólicamente que Jesús es el eslabón de nuestra salvación. Él era la escalera. Llegamos al cielo a través de Él.
La torre de Babel, por el contrario, podría verse como lo opuesto a la escalera que se ve en el sueño de Jacob. Babel, construida enteramente por el hombre, fue diseñada para llegar hasta el cielo. Representaba los esfuerzos del hombre para ganar la salvación.
El primer objeto que Jacob notó cuando llegó a la tierra de los parientes de su madre fue una piedra, la que cubría el pozo donde se encontró con Raquel. La piedra representaba la presencia de Dios, y parece probable que volviera a sentir la presencia de Dios como en Betel. Al enterarse de que Raquel era la hija de su tío, Jacob debe haber sentido que este no fue un encuentro fortuito, no solo un encuentro coincidente ese día.
Después de trabajar siete años por la mano de Rachel en matrimonio, el engañador se encontró siendo el destinatario de un engaño que debe haberle traído recuerdos inquietantes. Dios permitió que Jacob fuera la víctima esta vez para comprender mejor la gravedad de su ofensa contra su hermano.
Era importante para Jacob confiar en Dios, incluso cuando fue tratado injustamente y tuvo que sufrir inocentemente a manos de su tío. Dios misteriosamente obra a través de nuestros errores para impresionarnos con la idea de que experimentamos consecuencias cuando nos desviamos de hacer Su voluntad.
Amen cristo es nuestro medio para yegar al cielo