Compartir la palabra de Dios se convierte en algo natural para nosotros. Podemos ser torpes en nuestros esfuerzos, pero nuestro sentido del entusiasmo irá lejos en la promoción del amor de Dios a los demás. Ellos echarán un vistazo al cielo, cuando lo vean en nuestra cara y lo practiquen en nuestras acciones.
El estudio y la interpretación de las verdades de la Biblia debe ser el núcleo de nuestra vida devocional y de nuestro ministerio. Esas verdades, vistas en la vida de un cristiano, se transforman en el imán que atrae a la gente hacia Dios.
Las promesas de la palabra de Dios nos dan la fortaleza y el coraje para forjar oportunidades cada vez más extensas de ser testigos. Los ejemplos a lo largo de la Biblia nos alientan a mantenernos en el sendero de la rectitud y llevar a otros al redil de Cristo con nosotros. Mantener nuestros ojos concentrados en el Buen Pastor nos convierte en testigos, que sirven como pastores ellos mismos.