Josué 2 establece paralelos con otras dos historias del pasado de Israel. La primera es la historia de los espías en Números 13, que presenta el encargo, la incursión, el descubrimiento, el regreso, la presentación, el informe y la posterior decisión de los doce espías. La historia de Rahab oculta de manera única la identidad del escurridizo objeto valioso que los espías buscaban, preparando el escenario para la sorpresa final. ¡La propia Rahab es el descubrimiento inestimable de la misión de reconocimiento! Es acogida en la comunidad del pacto y finalmente se convierte en ancestro del Mesías (Mateo 1:5).
La segunda historia recordada en Josué 2 es uno de los episodios más profundos y oscuros de la historia de Israel hasta la fecha: la descarada, inmoral y rebelde violación del pacto con Dios en Baal-peor (Números 25:1-3; 31:16). La historia comienza con una curiosa tensión que surge de una asociación entre Rahab, presentada como prostituta, y la mención del punto de origen del evento, Sitio (Shittim), una ubicación que evoca el recuerdo del desenfreno licencioso de Israel con las mujeres moabitas. Luego, el texto nos informa que los espías entraron en la casa de Rahab y se acostaron allí (Josué 2:1).