Podemos estar convencidos de que Dios respeta nuestro libre albedrío y nos atrae a él por manifestaciones de su amor, no su poder. Pero, las preguntas a menudo persisten si ha hecho todo lo posible para salvarnos. Isaías 5: 1-4 habla sobre un viñedo improductivo y hace esta misma pregunta, proporcionándonos algunas respuestas.
El simbolismo en este pasaje es bastante obvio. Isaías 5: 7 y 1: 8 nos lleva a creer que el viñedo representa el pueblo de Dios. Por lo tanto, el indicador es obviamente Dios. El Vinedesser en la historia de Isaías eligió un terreno fértil, lo preparó adecuadamente y plantó semillas que se suponía que producían las mejores uvas. Hizo los preparativos para cosechar una buena cosecha, pero en cambio, las plantas provocaron uvas salvajes, también traducidas como uvas ‘sin valor’ o ‘podrida’.
El resto de Isaías 5 describe las injusticias y los excesos del pueblo de Dios como la razón por la cual Dios no pudo hacer un pueblo productivo de ellos. A menos que reflejemos el carácter justo y amoroso de Dios, nosotros también demostraremos ser infructuosos y sin valor para la causa de Dios.
