Escuela sabatica Dallas Texas “Cristo, la ley y los pactos”. Lección 10 para el 7 de junio de 2014

Con el Dctr: Armando Rios
Es interesante que Dios tenga que hacer promesas, acuerdos y pactos. ¿Por qué?
Porque se le tiene miedo a Dios y los seres humanos necesitan confirmación de su
bondad. De hecho, a lo largo de la Biblia Dios tiene que decirle a la gente que no tienen
que temerle, y debe hacer promesas para convencerlos. Al principio fue así con Adán y
Eva. Luego, con Noé y sus descendientes. Después con Abraham y los demás patriarcas.
Más adelante, entre los profetas, Dios todavía está intentando rescatar su pueblo,
diciéndoles que no hay nada que temer.
Sin embargo, a pesar de todas sus promesas, su gente persistentemente rechaza a
Dios y se alejan de él para seguir sus propios deseos. Ellos no entienden el fundamento
de los pactos, y desprecian sus promesas. El libro de Isaías tiene que ver con un Dios que
ha sido rechazado por su pueblo, un Ser que es visto como a quien se le ha “pagado” por
medio de sacrificios y ofrendas, una deidad ritual que necesita que se aplaque su ira. Pero
Dios rechaza tal adoración sin sentido. Él desea una relación íntima, no un contrato de
negocios gravosos: “¿De qué me sirven sus muchos sacrificios? —dice el Señor—.Harto
estoy de holocaustos de carneros y de la grasa de animales engordados; la sangre de
toros, corderos y cabras no me complace.” Isaías 1:11 NVI. ¿Acaso se complace Dios en
algún tipo de sacrificio, de una forma odiosa? ¿Podría ser visto de esta manera el
sacrificio de Cristo? ¿Acaso muchos no han convertido incluso la cruz en una “vana
ofrenda” (1:13)?