La historia de José tiene estrechos paralelismos con la historia de Cristo. El hecho de que José llorara con sus hermanos y los perdonara no puede sino recordarnos las veces que Jesús lloró mientras estaba en la tierra. Todas ellas fueron momentos cercanos al final de su vida. Lloró por Jerusalén, por la muerte de Lázaro y mientras suplicaba al Señor en Getsemaní.
Este poema retrata bellamente esas tres veces que Jesús lloró. Nuestro Hermano, nuestro Amigo, como José, anhela identificarse con nosotros y extender el perdón que tanto necesitamos para que nuestra relación sea completa.