La humanidad siempre ha tenido la tendencia de adorar a la criatura en lugar de al Creador, como señaló Pablo en Romanos 1:25. Muchos de los ídolos adorados en el mundo antiguo eran animales, pájaros o insectos. Luego, el mundo científico propuso la teoría de la evolución, volviendo a centrar la atención en la criatura, e ignorando por completo la participación de Dios.
Incluso hoy en día, nos resulta fácil permitir que nuestra preocupación por el medio ambiente, o incluso la búsqueda de estilos de vida naturales y saludables, absorba y sustituya nuestro amor por Dios. O eso, o estamos tan enamorados de nuestras posesiones materiales que nuestro amor por Él disminuye o desaparece por completo.
El estudio de la Creación definitivamente tiene un lugar permanente en nuestras vidas, con un día de la semana que se nos da como una oportunidad para conocer a Dios de la manera más equilibrada y útil posible. Utilicemos el sábado con este propósito. Verlo como un día para celebrar la creación y la redención nos ayudará a beneficiarnos al máximo de las muchas bendiciones que Dios nos ha dado.