Al final, las cosas se encaminaron en la dirección correcta para José, a lo grande. No sólo sale de la cárcel, sino que es nombrado primer ministro de Egipto tras interpretar los sueños del faraón (Génesis 41). Se casa y tiene dos hijos propios (Génesis 41:50-52). Los almacenes de Egipto están llenos, y la anunciada hambruna ha comenzado. Y entonces, un día, los hermanos de José aparecen en Egipto.
Lee el primer encuentro entre José y sus hermanos en Génesis 42:7-20. ¿A qué se debe esta elaborada trama? ¿Qué pretendía José con este primer encuentro?
José tenía el poder y podría haberse vengado de sus hermanos sin tener que justificarse. Pero, más que por la venganza, José está preocupado por los miembros de su familia en casa. Está preocupado por su padre. ¿Sigue vivo, o la familia disfuncional se ha convertido en una familia sin patriarca? ¿Y qué hay de su hermano Benjamín? Como deleite y alegría de su padre, Benjamín se encontraba ahora en la misma situación que José. ¿Habían transferido los hermanos sus peligrosos celos a Benjamín? José está ahora en posición de cuidar a estas personas vulnerables de su familia, y así lo hace.
Practicar los principios bíblicos en nuestras relaciones no significa que podamos o debamos aceptar el abuso. Cada uno de nosotros es precioso a los ojos de Dios. Jesús pagó el precio máximo en la cruz por cada uno de nosotros.
¿Por qué Jesús se toma tan a pecho el abuso o la negligencia de los demás? Lee Mateo 25:41-46.
Todos hemos sido comprados por la sangre de Jesús, y legalmente todos somos suyos. Cualquiera que sea abusivo está atacando la propiedad de Jesús.
El abuso sexual y la violencia emocional o física nunca deben ser parte de la dinámica familiar. Esto no es un asunto privado de la familia que debe ser resuelto internamente. Esto necesitará ayuda e intervención externa. Si tú o alguien de tu familia está siendo abusado, por favor busca ayuda de un profesional de confianza.