Asc. Metropolitana MX Lección 11: José, maestro de los sueños – Sábado 11 de Junio de 2022

En Génesis 37:1 se establece una diferencia en el hecho de que Jacob habitara en la tierra prometida, a diferencia de que Abraham e Isaac fueran forasteros en ella. La familia de Jacob parece haber sido más aceptada por sus vecinos, y menos vista como visitantes ilegales.

Por desgracia, el origen de sus problemas se encuentra más bien en el seno de la familia. Hay numerosos relatos de dos hermanos que no se llevan bien en la Biblia. Caín y Abel, Isaac e Ismael, Jacob y Esaú, por ejemplo. Las cualidades disfuncionales de estas relaciones se multiplicaron ahora debido al número de esposas de Jacob y sus muchos hijos, todos luchando por encontrar su lugar dentro de la familia.

Por supuesto, en la mente de Jacob, José era el que tenía derecho a recibir las bendiciones del primogénito. Al fin y al cabo, era el primer hijo de él y de Raquel, con el que tenía intención de casarse desde el principio. Demostró su preferencia regalando a José una túnica de príncipe, de muchos colores (Génesis 37:3). Esto no hizo más que aumentar la animosidad que ya sentían por José sus revoltosos hermanos.

Además, José informó a Jacob de los malos comportamientos de sus hermanos, lo que seguramente no contribuyó a la popularidad de José en la familia (Génesis 37:2). También relató dos de sus sueños que implicaban que sus hermanos, e incluso su padre y su madre, se inclinarían algún día ante él. Incluso Jacob le reprendió abiertamente por esos sueños tan extravagantes, pero en su interior meditaba sobre su significado. Véase Génesis 37:6-11.

José reconoció que cuando un sueño se repetía con detalles similares, era probable que fuera un mensaje de Dios. Veremos este principio en funcionamiento como José explicó más tarde, cuando interpretó el sueño del Faraón (Génesis 41:32).

Radio Adventista
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