El Salmo 23, un salmo corto, de sólo seis versos, está repleto de mucha información sobre nuestro Salvador. Él es realmente nuestro Pastor: guía, restaura, consuela, unge y habita con nosotros.
El Antiguo y el Nuevo Testamento verifican este papel de pastor de Dios. Los profetas y los apóstoles reconocieron la importantísima labor de nuestro Señor y Salvador, y cómo se asemeja a la de un pastor fiel y amoroso.
Los ángeles, que anunciaron el nacimiento de Cristo a los pastores de Belén, hicieron que esta humilde cuadrilla fuera la primera en visitar al Mesías en un humilde establo. Ellos, por encima de otros, se identificarían con el ministerio de curación y cuidado que caracterizó la vida del Hijo de Dios.
A veces, en nuestras circunstancias más difíciles, nos esforzamos por no dejar que Satanás oscurezca esta imagen saludable de Dios como un pastor amoroso y tierno. Probablemente por eso el Salmo 23 sigue siendo un capítulo tan favorito y es probablemente el capítulo más leído y citado de toda la Biblia.