Liberar a Israel como lo hizo, hizo que fueran la nueva creación de Dios. Por fin eran libres de observar el mandamiento del sábado, como les recordó Moisés justo antes de entrar en la tierra prometida después de cuarenta años en el desierto. Incluso el primer mandamiento que se les repitió en aquel momento mencionaba el hecho de que Dios los había sacado de la casa de la esclavitud (Deuteronomio 5:6).
Hoy en día, nos alegramos del sábado por nuestra creación y nuestra re-creación, o nuevo nacimiento. Ambas apuntan al Mesías, Jesucristo, el único Hijo de Dios. El primer capítulo del Evangelio de Juan es bastante claro en cuanto a que fue el Hijo de Dios quien dio origen a nuestro mundo (Juan 1:1-3). Y Juan el Bautista, por supuesto, verificó el papel de Jesús, como “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Por medio de Él, somos hechos nuevos, una nueva criatura (2 Corintios 5:17).
Esta era una nueva dimensión del sábado que el pueblo de Dios debía disfrutar. Dios utilizó sus años de cautiverio para reforzar en su memoria que Él era el Dios que nos libera de la esclavitud del pecado, donde Satanás ha intentado atraparnos.
Para entrar en el ritmo de descanso que proporciona el sábado, hay que tener en cuenta varias cosas:
Se menciona la alegría en relación con el sábado, lo que indica la naturaleza de celebración que hace que el día sea una bendición. Véase Isaías 58:13.
El mismo versículo de Isaías es claro acerca de quién debe ser el centro del sábado. No se trata de nosotros. Dios es lo primero y lo más importante en todas nuestras decisiones sobre cómo celebrar el día.
Las relaciones, tanto con Dios como con la familia, son la razón por la que se nos dio el sábado. (El mandamiento de honrar a nuestros padres sigue inmediatamente al de guardar el sábado. Véase también Levítico 19:3). Fomentar los lazos con nuestro Creador, además de nuestra familia y la comunidad de la iglesia, hacen del sábado el día más dulce de la semana.
Prepararse para el sábado, especialmente en el sexto día, llamado día de preparación, fomenta el entusiasmo por el sábado incluso antes de que llegue (Marcos 15:42).
