Aqui entre Nos. Lección 5 – Hijos de la promesa – Un Programa pensado en los Maestros de E.S.

A Abraham se le mostró cómo había que adorar a Dios. Construyó altares y sacrificó animales en ellos mañana y noche a lo largo de su vida nómada en Canaán, mostrando simbólicamente el sacrificio que Dios haría en su nombre.

Más tarde, el sistema de sacrificio de adoración se revelaría aún más a Moisés, cuando construyeron un tabernáculo para adorarle en el desierto. El deseo de Dios era que su lugar de culto fuera una casa de oración para todo el pueblo (Isaías 56:7). La nación de Israel que surgió de los descendientes de Abraham tuvo la oportunidad de instruir a las naciones circundantes sobre el plan de salvación. Su fe y obediencia fueron diseñadas para hacer de ellos una nación feliz, saludable y santa que atraería y atraería a los idólatras lejos de sus prácticas de adoración pagana, que habían copiado y torcido la verdadera adoración de su Creador.

Como cualquier padre amoroso, Dios tenía planes de largo alcance para esta nueva nación. Pretendía que los que acogieran el nacimiento de Cristo fueran un pueblo especial, un sacerdocio real, una generación elegida y una nación santa (1 Pedro 2:9). Qué propósito tan elevado tenía Dios para Abraham. Su pacto con él era vital para el plan de salvación que eliminaría el pecado del mundo.

Radio Adventista
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