Aqui entre Nos. Lección 4 – El costo del descanso – Un Programa pensado en los Maestros de E.S.

Adán y Eva se escondieron de la presencia de Dios cuando pecaron, pero David, en cambio, corrió a los brazos de Jesús cuando reconoció el daño causado por el comportamiento traicionero con Betsabé. Su confianza en sí mismo había sido destrozada; su necesidad de que Dios le diera descanso era abrumadora.

La oración de arrepentimiento de David en el Salmo 51 expone todas las emociones de un hombre que vio su necesidad de ser recreado y restaurado. Suplicó a Dios que lo lavara, que le diera alegría, que borrara sus pecados, que le diera un corazón nuevo y un espíritu recto, que lo renovara y restaurara como un humilde hijo de Dios. Sólo con el perdón y la recreación de Dios, David sentiría consuelo y descanso.

Nosotros encontramos descanso al conocer el poder creador de Dios para hacer el mundo entero para que la humanidad lo disfrute. Pero desde que el pecado se convirtió en nuestra realidad, también debemos encontrar descanso en el reconocimiento de sus poderes de re-creación, en volver a hacernos compañeros santos y aptos para nuestro Padre celestial.

1 Juan 1:9 dice “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”. Esto es en realidad un buen resumen de la oración de David en el Salmo 51. Su confesión condujo al perdón y a la limpieza de Dios.

Pero, ese no es el final de la historia. David también incluyó en su oración lo que sucede después de que la misericordia de Dios se nos revela.

Daremos testimonio a otros de lo que Dios ha hecho por nosotros, llevándolos a convertirse a sus caminos (Salmo 51:13).
Alabaremos a Dios con palabras y cantos, reparando nuestra relación con Él (Salmo 51:14, 15).
Honraremos a Dios con nuestras ofrendas, dando generosamente para promover su voluntad (Salmo 51:16, 17).
Cada una de estas formas nos convierte en reflectores de la Luz de Dios. Como Juan el Bautista, podemos dar testimonio de Su Luz (Juan 1:9). No hay mejor manera de compartir nuestra fe que revelando lo que Dios ha hecho por nosotros.

Ver y oír la transformación de la vida de otro anima al pecador a reclamar ese perdón y esa limpieza para sí mismo. Sin duda, nuestro testimonio sirve para enriquecernos acercándonos a Dios, así como para enriquecer a los bendecidos por nuestro testimonio.

Radio Adventista
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