Aunque nadie puede decir con certeza que permanecerá fiel durante toda su vida, podemos estar seguros de que mientras miremos a nuestro amado Salvador Jesús, podemos tener la seguridad y la paz mental que necesitamos para poder testificar por Dios.
Cuando miramos a nosotros mismos y a nuestras propias obras, no vemos ninguna esperanza; pero cuando miramos a Jesús y a su pureza y amor, no hay duda. Podemos venir audazmente a su trono de gracia, como dice en Hebreos 4:16. Un predicador dijo una vez: “Cuando me miro a mí mismo, no veo ninguna posibilidad de ser salvado. Cuando miro a Jesús, no veo ninguna posibilidad de estar perdido”.
Dios quiere que tengamos esa seguridad de nuestra salvación. En 1 Juan 5:12, 13 encontramos que podemos SABER que tenemos vida eterna. Y esa es exactamente la clase de buenas noticias que deberíamos estar diciendo a los demás.
Cuando testifiques a otros, asegúrate de que Cristo siga siendo el protagonista de tu historia. Cuando lo levante repetidamente, la verdadera Luz del Mundo brillará de una manera que iluminará el camino de los demás (Juan 1:6-9).