Lección 9 Edición Maestros. “Jesús las ministraba en sus necesidades” Sábado 27 de agosto 2016

Edición para maestros. Tercer trimestre (julio-septiembre) de 2016

“Jesús las ministraba en sus necesidades”

Lección 9: Para el 27 de agosto de 2016

 

El sábado enseñaré…

Texto Clave: Mateo 9:35.

 

Enseña a tu clase a:

Saber las lecciones clave del ministerio de Jesús que nos ayudan a identificar y responder a las necesidades de la comunidad.

Sentir el deseo de seguir el ejemplo de Jesús no solo de proclamar las buenas nuevas sino también el “toque personal” al atender las necesidades de la gente.

Hacer: tomar la decisión de encontrar maneras de bendecir a la comunidad y, con los dones espirituales dados por Dios, ayudar en sus necesidades.

 

 Bosquejo de la Lección

  1. Saber: Ver la necesidad
    1. ¿Por qué Jesús no solo predicó las buenas nuevas de la salvación? ¿Por qué fue tan importante que él también pasara mucho tiempo sanando a los enfermos?
    2. ¿De qué manera el enfoque adventista de la misión está modelado, por el énfasis de nuestra iglesia, en la “persona total”, y rechaza la idea de un alma separada del cuerpo?
  2. Sentir: Sentir la necesidad
    1. Cuando el ciego Bartimeo clamó a Jesús, los discípulos y otros lo reprendieron (Mar. 10:48), ¿piensas que se sintió Bartimeo? ¿Cómo es que tuvo el valor de seguir llamando a Jesús?
    2. Bartimeo conocía su propia necesidad: era obvia. ¿Qué necesidades sentimos que requieren el toque del Maestro?
  3. Hacer: Ayudar a los necesitados
    1. En tus oraciones esta semana, pide a Dios que te ayude a identificar a algún necesitado que tú puedas ayudar.
    2. Pide a Dios que te abra los ojos a las necesidades “ocultas”. A veces pensamos más en términos de necesidades físicas: los enfermos, los pobres, o los hambrientos. ¿Cómo podemos sintonizar mejor con las necesidades de los que están deprimidos, desanimados o solitarios?

 

 Resumen

Aunque Jesús pasó mucho de su tiempo predicando y enseñando, él sabía que las necesidades espirituales de la gente estaban estrechamente conectadas con sus necesidades físicas y mentales. El ministerio efectivo actual debe seguir el ejemplo de Cristo y cuidar de la persona entera: física, mental y espiritual.

 

 CICLO DE APRENDIZAJE

Texto destacado: Mateo 9:35.

Concepto clave para el crecimiento espiritual: Una de las características notables de la iglesia cristiana, desde sus primeros días, fue la forma en que cuidaron a los necesitados en la comunidad. El ocuparnos de las necesidades de la gente no es algo extra, opcional; está en el corazón mismo de nuestro llamado a ser seguidores de Cristo.

 

PASO 1: ¡Motiva!

Solo para los maestros: Habla con tu clase acerca del rico legado de los misioneros adventistas, que hicieron grandes esfuerzos para solucionar las necesidades de la gente. Usa esto como punto de partida para analizar el modo en que nosotros hoy, en nuestras esferas de influencia, podemos seguir en sus pisadas.

Diálogo inicial: En 1902, Harry y Maude Miller se graduaron como médicos en lo que hoy es la Universidad de Loma Linda. Ambos sintieron el llamado de ir como misioneros médicos a la China.

Ambos eran graduados distinguidos, y afrontaron la atracción de la fama y la fortuna en los Estados Unidos. Pero estaban listos para dejar todo atrás, para vivir y trabajar entre los pobres de China. El Dr. Harry Miller dedicó cincuenta años de su vida a la China, y llegó a ser muy amado por la gente en ese país.

El Dr. Miller fue amigo y médico del general Chiang Kai-Shek, líder de la República China, y su esposa, Mao. Pero también vivió entre los pobres, en una “cueva de mendigos”: una choza abierta a los mosquitos y piojos. Atendía a la aristocracia y también se arrodillaba junto a las camas de los pobres. Realizó cirugías muy complejas, pero también pasó innumerables horas trabajando en una fórmula para hacer leche de soja, porque estaba preocupado por los bebés que morían de alergias y desnutrición.

Considera: Aunque no seas tan hábil como el Dr. Harry Miller, o no tengas experiencias tan dramáticas, Dios nos ha dado a cada uno dones espirituales para usar en su servicio. Con oración, considera de qué manera puedes ser una bendición para alguien esta semana.

 

PASO 2: ¡Explora!

Solo para los maestros: Jesús dirigió su ministerio hacia las necesidades de la gente, a aquellas áreas de sus vidas donde eran más vulnerables y más abiertos a su toque amante. En nuestro ministerio somos llamados a seguir el ejemplo de Jesús, conectándonos con la gente y atendiendo sus necesidades.

Comentario de la Biblia

I. Tomó nuestras debilidades

(Repasa, con tu clase, Mat. 8:17; 9:35; Isa. 53:4.)

En lecciones previas vimos cómo apenas descendió Jesús del Monte de las Bienaventuranzas, puso en práctica su ministerio holístico. Se mezcló con la gente y les mostró simpatía, y en esta lección estudiaremos la forma en que se preocupó por sus necesidades. Mateo resume su ministerio, al bajar de la cumbre, en el versículo para memorizar (Mat. 9:35).

En un torbellino de actividades inmediatamente antes de este versículo –en solo dos capítulos– vemos que Jesús sanó:

  1. A un leproso (Mat. 8:3)
  2. Al siervo del centurión (8:13)
  3. A la suegra de Pedro (8:15)
  4. A endemoniados (8:16, 28-34)
  5. A un paralítico (9:1-7)
  6. A la mujer con hemorragias (9:22)
  7. A la hija del dirigente (9:25)
  8. A dos ciegos (9:29, 30)
  9. A un mudo (9:33)

En medio de todo esto, él salvó una barca llena de discípulos a punto de ahogarse, sorprendidos por una tormenta (Mat. 8:23-27).

Después que Jesús sanó a la suegra de Pedro, se mantuvo hasta la noche echando fuera demonios y sanando a enfermos. Mateo hace un comentario fascinante. Dice que él así cumplía las palabras del profeta Isaías: “Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias” (Mat. 8:17).

Estas palabras son de la profecía de Isaías 53, que predice la muerte de Jesús en la cruz (Isa. 53:4). Cuando en el Nuevo Testamento se hace referencia a este capítulo, siempre es dentro del contexto de la Crucifixión (ver, p. ej., Luc. 22:37 y Heb. 9:28). Aquí Mateo enfatiza que antes de su muerte, Jesús estaba muy ocupado, interesado y preocupado por la gente, no solo por sus debilidades espirituales. Él también sanó sus enfermedades físicas.

Considera: ¿De qué modo, el énfasis de los adventistas sobre ministrar tanto al alma como al cuerpo, influyen sobre la forma en que cumplimos nuestra misión?

II. Abrió ojos ciegos

(Repasa, con tu clase, Mar. 10:46-52.)

Inmediatamente antes de su entrada triunfal en Jerusalén, Jesús, sus discípulos y una gran multitud, se detuvo en Jericó. Aquí Jesús ve, sentado junto al camino, a un ciego llamado Bartimeo. Tan pronto como Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret está pasando por allí, exclama: “¡Hijo de David, ten misericordia de mí!” Los discípulos de Jesús reprendieron al hombre y le dijeron que se quedara callado. Pero, eso lo hizo clamar más: “¡Hijo de David, ten misericordia de mí!” (Mar. 10:47, 48).

De acuerdo con William Barclay, la primera vez Bartimeo llamó con un clamor normal para lograr la atención. Sin embargo, la segunda vez, Lucas usa una palabra griega diferente para “clamar”, indicando que él da “el grito instintivo de una emoción ingobernable, un grito, casi un grito animal”. Es el grito de “desesperación máxima” (www.studylight.org/commentaries/dsb/view.cgi?bk=lu&ch=18.)

Es en las profundidades de nuestra desesperación que Jesús produce la restauración y la salvación. La mayoría de nosotros se sentiría avergonzada de gritar pidiendo misericordia frente a centenares de personas. Pero Bartimeo no estaba nada preocupado por ello. Ya estaba plenamente humillado, tratado como un marginado y despreciado. No tenía nada que perder.

Bartimeo oye la detención de los pasos de Jesús y, luego, su voz maravillosa que le pregunta: “¿Qué quieres que te haga?” (Mar. 10:51). Esta pregunta puede parecer extraña. ¿No puede leer Jesús la mente de Bartimeo? Y en cualquier caso, ¿no es obvio lo que él quiere? No obstante, parece que hay algo importante en que le digamos explícitamente a Dios lo que necesitamos de él. Jesús quería que Bartimeo mismo dijera las palabras como un acto de fe en él, que proveería lo que era necesario.

Y así Bartimeo respondió: “Maestro, que recobre la vista” (Mar 10:51). Luego vienen las palabras maravillosas que el ciego nunca olvidaría por el resto de su vida: “Recíbela, tu fe te ha salvado” (Luc. 18:42). Inmediatamente sus ojos se abrieron y su mundo se transformó. Había solo una cosa que él podía hacer: “y le seguía, glorificando a Dios” (vers. 43).

Considera: Los discípulos trataron de silenciar a Bartimeo cuando le gritaba a Jesús. ¿Qué “voces” tratan hoy de silenciar a las personas para que no clamen a él?
Jesús le preguntó a Bartimeo qué quería que le hiciera. ¿De qué forma podemos descubrir mejor las necesidades de nuestros prójimos en nuestra comunidad?

 

PASO 3: ¡Aplica!

Solo para los maestros: Cuando Kristina Muelhauser servía como misionera en el África, buscaba toda oportunidad que podía para ministrar a las necesidades de la gente. Esto se extendía aun hasta el viaje en ómnibus que ella escogió para una travesía de nueve horas. Una opción era una línea de buses vieja y atestada, que había estado trasportando gente a bajo costo durante años. Otra era una nueva línea brillante con asientos acolchados, música y un conductor uniformado. “Elegí el primer ómnibus, porque allí hay muchas más oportunidades de ayudar a la gente y tocar las vidas de otros”, dijo ella. “Puedo compartir la incomodidad y problemas de otros, llenando mi corazón con gozo”. Comparte este incidente con tu clase y luego dialoguen sobre las siguientes preguntas para reflexionar.

Preguntas para reflexionar:

  1. Kristina Muelhauser describió como “gozo” el “compartir la incomodidad y problemas de otros. ¿Qué quiso decir ella con esto? ¿En qué sentido puede ser un gozo estar tan incómoda?
  2. ¿Qué avenidas se abren cuando quitamos las barreras entre nosotros y la gente que estamos tratando de ayudar? ¿Cuán importante es “caminar en los zapatos de otros” en lugar de dar ayuda desde una posición de “superioridad”?
  3. ¿Cuáles son algunas actitudes o presuposiciones que podemos tener acerca de nosotros mismos, y de otras personas, que son incompatibles con el método de Cristo de ocuparse de las necesidades?

 

PASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: En la actividad de hoy, concéntrate en la manera en que nosotros, como iglesia, podemos ministrar mejor a sus necesidades. Anima un diálogo abierto y pide a los miembros que den apoyo bíblico a sus conceptos en lo posible. Termina la clase con momentos de oración, concentrándote en las oportunidades para el servicio que hayan identificado.

Actividad: La actividad de hoy es un diálogo general acerca de las necesidades de la comunidad. Lo siguiente es una estructura sugerida para el diálogo:

  1. Enumera cinco o seis de las necesidades humanas más básicas. ¿Cuál es la diferencia entre necesidades y deseos? ¿A qué necesidades humanas ministró Jesús?
  2. ¿A qué necesidades está actualmente ministrando tu iglesia? Estas necesidades, ¿son de los feligreses, o de la comunidad, o ambas? Explica.
  3. ¿Cuáles son las necesidades principales de la gente en tu comunidad local?
  4. En la familia de tu iglesia, ¿qué talentos y dones espirituales existen que podrían ayudar a ministrar a esas necesidades?

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