Lección 3 Edicion Maestros: “La condición humana” Para el 21 de octubre de 2017

Edición para maestros. Cuarto trimestre (octubre-diciembre) de 2017

“La condición humana”

Lección 3: – Para el 21 de octubre de 2017

El sábado enseñaré…

Texto Clave: Romanos 3:23.

 

Enseña a tu clase a:

Saber: Admitir que la humanidad ha caído en un foso de pecado y muerte del que no puede liberarse.

Sentir: Percibir su condición indefensa mientras al mismo tiempo alimenta la esperanza de que Dios no la ha abandonado.

Hacer: Rechazar las nociones de la bondad y el progreso humanos que la aíslan de la sensación de su necesidad de Cristo.

 

Bosquejo de la Lección

  1. Saber: Tener conciencia del problema
    1. ¿Por qué se debe entender el pecado como un problema universal y no como un problema que se repite en alguna que otra parte?
    2. Con las muchas curas propuestas para los males de la humanidad (educación, recursos políticos/sociales, etc.), ¿de qué manera enfocar la solución hacia lo que Dios ha logrado a través de Cristo?
  2. Sentir: Afrontar el problema
    1. ¿Qué mentiras culturales nos mantienen paralizados ante la realidad de nuestro pecado y nuestra correspondiente necesidad de Dios?
    2. Debido a que “sentirnos pecadores” puede ser una experiencia autodestructiva, ¿de qué forma podemos reestructurar esa noción como un primer paso hacia Cristo?
  3. Hacer: Combatir la negación del problema
    1. ¿Cómo responderías a la acusación de que la humanidad no es tan mala (y por lo tanto, no necesita un Salvador) en el contexto de personas bondadosas y amorosas que no tienen vinculación con el cristianismo?
    2. ¿De qué modo la distinción entre la vida interior del corazón y las acciones externas te ayuda a responder la pregunta anterior?

 

Resumen

La humanidad tendrá dificultades para comprender y apreciar el glorioso evangelio de la salvación de Dios si niega o subestima la realidad de su condición pecaminosa colectiva.

 

CICLO DE APRENDIZAJE

Concepto clave para el crecimiento espiritual: Cuando Dios bendice o privilegia a una comunidad en particular, el reconocimiento por parte de la comunidad de su propio pecado puede verse afectado. Los pecados de los que están fuera de la comunidad se magnifican mientras que los que están dentro de ella se minimizan o se niegan. La conciencia de la necesidad que uno tiene de la justicia de Dios en Cristo a menudo es reemplazada por la presunción y la hipocresía.

 

PASO 1: ¡Motiva!

Solo para los maestros: El objetivo es evitar que la iglesia caiga en la misma trampa en la que cayó el interlocutor de Pablo en Romanos 2. Adoptar una doble moral, con respecto al pecado, implica un desastre tanto teológico como misiológico. Con cuidado, procura hacer que los de la clase admitan que esta dimensión sutil del pecado es algo personalmente aplicable a todos nosotros. Aprovecha las fuertes denuncias de Pablo (Rom. 2:1-5, 23, 24) para enfatizar que esta cuestión no es menor y que el testimonio de la iglesia y el carácter de Dios están en juego (Rom. 2:24).

Diálogo inicial: Maximizar los pecados de los demás y minimizar los nuestros casi se ha convertido en nuestra segunda naturaleza. Tomemos la sencilla experiencia de conducir; a veces, las palabras y el enojo que expresamos como cristianos cuando otro conductor comete un error son francamente vergonzosos. Sin embargo, cuando cometemos los mismos errores de manejo, suavemente susurramos para nuestros adentros: “Vaya” o “Lo lamento”. Es esta doble moral la que Pablo expone en Romanos 2, y es la misma norma que debe manifestarse en nuestra vida también.

Preguntas para dialogar:

  1. ¿De qué modo el aplicar el problema del pecado solo a los incrédulos nos predispone a aplicar el evangelio en forma inadecuada?
  2. ¿En qué sentido el hecho de tener una doble moral en términos de pecado y juicio básicamente niega nuestro testimonio al mundo?

 

PASO 2: ¡Explora!

Solo para los maestros: Romanos 2 es un capítulo bastante relegado, intercalado entre el mantra protestante de “El justo por la fe vivirá” (Rom. 1:17) y las innegables gemas teológicas de Romanos 3 al 8. Los eruditos han tenido dificultades en ver cómo encaja en la estructura teológica más amplia del libro. Esta confusión deja mucho espacio en Romanos 2 para una mayor reflexión. Anima a tu clase con la emocionante oportunidad que tiene de recorrer un territorio inexplorado. Recuerda resaltar que la conducta particular descrita en Romanos 2 muestra que (1) el pecado es un problema universal y (2) la desobediencia a la que se refiere está arraigada en una presunción pecaminosa sobre la gracia de Dios.

Comentario de la Biblia

I. Jueces juzgados

(Repasa, con tu clase, Rom. 1:28-30; 2:1-11.)

Después de registrar una serie de comportamientos pecaminosos (Rom. 1:23-31), todavía falta otra nueva denuncia. Estos pecados no solo se cometen descaradamente, sino que los pecadores dan su total consentimiento a quienes cometen ese pecado (Rom. 1:32). No hay ninguna manifestación de inocencia o de ignorancia aquí, solo una rebelión frontal.

De forma inesperada, Pablo invierte los papeles sobre el que juzga estos pecados. Utiliza un mecanismo de discusión retórica para explicar claramente su razonamiento con un compañero de diálogo imaginario. Este compañero, a diferencia de los que aprueban ese pecado flagrante, condena toda esa maldad (Rom. 2:1). Hay un solo problema. Este juez “justo” comete los mismos actos que condena y, con esa perspicacia penetrante, Pablo es capaz de arrastrar a todo el mundo a la misma situación (Rom. 3:9) para poder aplicar la solución del evangelio indiscriminadamente a todos los pueblos. Los judíos, que lógicamente están representados por el compañero de diálogo moralista (Rom. 2:17), y los gentiles, con su larga lista de pecados, ahora están en pie de igualdad ante el juicio justo de Dios (Rom. 2:3, 5, 16; 3:19).

Pero surge la pregunta de cómo es que un pueblo, que posee suficiente conocimiento piadoso como para condenar el mal, piensa que “escapará del juicio de Dios” (Rom. 2:3) cuando comete los mismos pecados. Esta pregunta será respondida junto con la siguiente sección de comentarios.

Considera: ¿De qué manera el planteamiento de Pablo de colocar a la humanidad “bajo pecado” (Rom. 3:9) cambia para siempre la forma en que enfrentamos los pecados de los demás? ¿Qué cualidad del carácter debemos cultivar al afrontar los pecados que vemos a nuestro alrededor? Esa cualidad, ¿podría ayudarnos a lidiar con nuestros propios pecados?

II. Falsa seguridad

(Repasa, con tu clase, Rom. 2:17-29, 3:1.)

La manera tradicional de abordar Romanos 1 y 2 es que coloca tanto a gentiles como a judíos bajo pecado, respectivamente, para que el evangelio del capítulo 3 sea universalmente aplicable. Este enfoque también se ha enfatizado aquí. Pero Romanos 2 también representa una versión de falsa seguridad que invoca la gracia de Dios. Esta falsa seguridad socava la obediencia sincera a Dios, al tiempo que posiblemente es sustituida por la verdadera “gracia [de Dios] […] mediante la redención que Cristo Jesús efectuó” (Rom. 3:24, NVI).

Para responder a la pregunta que presentamos anteriormente, comencemos por volver a plantearla: El compañero de diálogo de Pablo, ¿cómo piensa que él y aquellos a quienes él representa escaparán del juicio de Dios? La respuesta es una interpretación teológica de que el carácter de Dios es bondadoso, longánimo y paciente hacia ellos (no hacia los gentiles) como para minimizar el juicio de Dios sobre ellos (no sobre los gentiles) (Rom. 2:5). Pablo corrige esta malversación de los atributos misericordiosos de Dios al enfatizar que (1) estas cualidades de carácter tienen el propósito de llevar al arrepentimiento, y (2) que Dios “pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras” (Rom. 2:6, NVI). En otras palabras, Dios hace oídos sordos a la alabanza de su gracia cuando esta se utiliza como excusa para la desobediencia o como un ostensible pase gratis en el juicio, independientemente de la conducta de cada uno.

Este flujo de pensamiento también encuentra su paralelo en la última mitad de Romanos 2. Hay al menos diez afirmaciones relacionadas con ser especialmente privilegiado. Por ejemplo, llevar el nombre de judío, jactarse en Dios, ser guía de los ciegos, etcétera (Rom. 2:17-21). Agreguemos a la lista la señal del pacto de la circuncisión (Rom. 2:25) y la atribución de las palabras de Dios (Rom. 3:2), y que admita que ser judío es una ventaja “desde cualquier punto de vista” (Rom. 3:2, NVI). Sin embargo, la confianza de Israel en el hecho de que Dios los haya escogido en su bondad y los consiguientes privilegios del pacto, mientras que violan esa ley/pacto, “deshonra[n] a Dios” y hacen que los gentiles blasfemen a Dios (Rom. 2:23, 24).

La manera en que Pablo corrige la doble moral es invocando un concepto que ha demostrado ser un constante dolor de cabeza para los eruditos. Pablo simplemente declara en el medio del capítulo: “Porque no son los oidores de la ley [referencia a los judíos únicamente] los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley [tanto judíos como gentiles] serán justificados” (Rom. 2:13). Si Dios no fuera así, entonces solo los judíos tendrían garantizado un resultado favorable en el juicio, porque ningún gentil puede reclamar las bendiciones étnicas y religiosas (por ejemplo, oír la ley) derramadas sobre Israel. Pero según Pablo, ese resultado no puede existir. Dios no tiene favoritos, porque “no hay acepción de personas para con Dios” (Rom. 2:11).

Todas estas ventajas de ser el pueblo especial del pacto de Dios sirven de poco cuando se infringe la ley. La circuncisión de una persona se puede revertir (Rom. 2:25) y su identidad judía puede verse amenazada (Rom. 2:28).

En resumen, la gracia de Dios para con Israel, desafortunada e innecesariamente, dio como resultado una ceguera presuntuosa para su propio pecado e hipocresía, especialmente en relación con los gentiles. Pablo, como una especie de Juan el Bautista posterior a la cruz, recalca ese argumento para despejar el camino para la venida del evangelio de Dios en Cristo en los siguientes capítulos, un evangelio para judíos y gentiles por igual, para ti y para mí.

Pregunta para dialogar: ¿Cuáles son los falsos mantos de seguridad teológica a los que se pueden estar aferrando los cristianos actuales que forman un obstáculo para el ministerio pleno del evangelio?

 

PASO 3: ¡Aplica!

Solo para los maestros: La “gracia barata”, la hipocresía y el desprecio por guardar la ley son problemas colosales que enfrenta la iglesia cristiana actual. Irónicamente, a menudo se utiliza Romanos para impulsar un sentimiento tan antinómico. Incentiva a la clase a considerar los símbolos de estatus actuales (membresía religiosa, superioridad étnica, etc.) que nos impiden reconocer que todos somos pecadores desesperados que necesitamos a Cristo.

Pregunta para reflexionar:

¿Cómo reconocemos que nuestra iglesia ha sido especialmente bendecida por Dios sin caer en el mismo complejo de superioridad en el que cayó el judaísmo antiguo?

PASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: Contrasta la facilidad que tenemos para ver los pecados de los demás (Rom. 1:18-32), y la gran dificultad que tenemos en ver los nuestros (Rom. 2:1, 21-24). El objetivo es que la clase reflexione profundamente y se humille ante Dios. Toma la iniciativa en las actividades y sé el primero en compartir tu propia experiencia.

Actividades:

  1. Invita a algún valiente a compartir un testimonio de cómo Dios le reveló que tenía un prejuicio de algún tipo y cómo Dios en su misericordia lo libró de esa actitud.
  2. Una experiencia común para los adventistas del séptimo día es ser etiquetado como legalista por comprometerse con la ley y el sábado. Anima a un miembro de la clase a utilizar Romanos 2 para mostrar la hipocresía de reclamar el estatus de salvado mientras se viola la ley de Dios.
Radio Adventista
1 comment… add one
  • Gracias por todo el excelente contenido de guia para los maestros.

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