Lección 13: Edicion Adultos – “El costo del discipulado” – Para el Sabado 29 de Marzo

Primer trimestre (enero-marzo) de 2014

“El costo del discipulado”

Lección 13: Para el 29 de marzo de 2014

Sábado 22 de marzo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Lucas 12:49-53; Deuteronomio 21:15; 1 Corintios 9:24-27; Mateo 18:8, 9; Juan 14:1-3; Hebreos 11:32-12:4.

Para Memorizar: “Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación” (2 Cor. 1:7)..

A lo largo de la historia, millones de personas voluntariamente sacrificaron sus vidas por Cristo. Fueron encarceladas, torturadas, aun ejecutadas. Millones renunciaron a sus empleos, sufrieron el ridículo, soportaron que su familia los expulsaran y perseveraron a través de persecuciones religiosas, pero no renunciaron a Cristo. Solo Dios conoce el sufrimiento que sus fieles soportaron.

Por supuesto, Pablo advirtió de antemano: “También todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Tim. 3:12). Y Pedro afirmó: “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Ped. 2:21).

A pesar de las promesas de los así llamados “predicadores de prosperidad”, los automóviles de lujo y las ganancias económicas no son bendiciones automáticas otorgadas a los creyentes.

Al final, estamos seguros de que, cualquiera sea el costo del discipulado, si consideramos la recompensa definitiva, ese costo es muy bajo.

 

Domingo 23 de marzo:

“Calcular el costo: primera prioridad”

Estudia Lucas 12:49 al 53, 14:25 y 26; Mateo 10:37. ¿De qué modo hemos de entender estas fuertes palabras? ¿Qué nos está diciendo aquí Jesús?

Los comentaristas de televisión modernos habrían producido un escándalo mayor con las siguientes palabras: “Hoy, el celebrado líder religioso Jesús de Nazaret abogó por el odio familiar durante su discurso de esta tarde. Los analistas comparan estas declaraciones actuales con afirmaciones previamente publicadas, que promovían relaciones amantes con los vecinos y con los enemigos. Los comentadores informados se preguntan si esto indica un cambio reciente de política. Otras citas no confirmadas sugieren vender todo y entregar ese importe al movimiento de Jesús. Daremos más información”.

Un estudio más detallado de la Biblia y de la forma en que se usa la palabra aborrecer ayuda a clarificar lo que Jesús quiso decir. Deuteronomio 21:15 contiene una ordenanza mosaica con respecto a los hombres con varias esposas. La versión Reina- Valera de 1960 la traduce así: “la una amada y la otra aborrecida”. Lo que Moisés dice es que, si el esposo favorece a una esposa sobre las otras, no puede privar a las menos favorecidas. Algunas otras versiones hablan de “la una amada y la otra no”. La idea es clara: un afecto relativo. En este contexto “aborrecida” puede indicar “amar menos”. Mateo 10:37, el pasaje paralelo, da credibilidad a esta sugerencia.

Lo que Jesús dice es sencillo, pero está cargado de implicaciones profundas. Siempre que la familia tiene precedencia y Cristo llega a ser secundario, Jesús cede su señorío. Servir a más de un maestro es imposible. Cristo apoya relaciones familiares sólidas. Sin embargo, estas conexiones tienen fundamentos inconmovibles. Ese fundamento significa amar a Dios sin reservas, primero y principalmente. Dios rechaza toda barrera, interrupción o distracción. El discipulado demanda el precio supremo: lealtad indivisa a Cristo.

¿De qué manera ponemos a Cristo antes que todo, incluyendo la familia, diariamente y de un modo práctico? ¿Qué significa hacer precisamente eso, y cuáles podrían ser algunas consecuencias?

 

Lunes 24 de marzo:

Llevar nuestra cruz

“Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” (Luc. 14:27).

Ser discípulo significa aceptar a Cristo como Salvador y Señor. Seguir a Jesús quiere decir que estás listo para soportar el mismo sufrimiento que Cristo sufrió. Así, debemos ser honestos en la manera en que presentamos nuestro mensaje. Ciertamente, se deben enseñar las gloriosas verdades de la justificación por la fe, el perdón que Cristo da, el retorno inminente de Jesús, las maravillas incomparables del cielo y la gracia inmerecida de Dios.

No obstante, si los creyentes desean proclamar el mensaje de Dios completo, no pueden pasar por alto el llevar la cruz. Por desgracia, algunos creyentes creen, equivocadamente, que predicar cualquier mensaje por el que los seres humanos son llamados a la acción es legalismo. “La gracia divina ha realizado todo”, exclaman orgullosamente, “y la raza humana no hace nada sino recibirla”. Jesús, sin embargo, no está de acuerdo con esto.

Lee Mateo 16:21 al 25, Lucas 21:12 al 19, Juan 15:17 al 20, y 16:1 y 2. ¿Qué debemos aprender de estos versículos acerca del costo de seguir a Jesús?

Antes del bautismo, cada candidato debe comprender que Cristo mismo le ha asignado una cruz, sin la cual no puede, de ningún modo, ser su discípulo. ¿Apaga esto el gozo de la conversión? ¿Prometerles algo, en forma no realista, aumentaría de algún modo su gozo? La conversión libera a los creyentes de las cargas del pecado, no de las responsabilidades del discipulado. Al tomar el nombre de Cristo y revelar públicamente su elección por medio del bautismo, cada creyente debe saber que el discipulado tiene un costo. Entonces, ¿qué ofrece este mundo que hace que la oferta de Cristo no valga la pena? Nada.

¿Cuándo fue la última vez que tomaste tu cruz? ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Qué aprendiste de ella, que podría ayudar a alguna otra persona que está luchando con un desafío similar?

 

Martes 25 de marzo:

Respuesta disciplinada

Analiza los siguientes pasajes: Lucas 14:31 al 33, 1 Corintios 9:24 al 27, Hebreos 12:1 al 4 y 2 Pedro 1:5 al 11. ¿Qué nos dicen estos textos acerca de la vida de un discípulo? ¿Cómo has experimentado tú mismo la realidad de lo que la Biblia nos dice aquí?

El costo del discipulado incluye la disciplina. Cada impulso, cada imaginación, cada ambición y cada deseo deben ser sometidos a Cristo. Cada posesión, física o inmaterial, cada talento y habilidad, y todo lo de valor deben estar bajo el comando de Cristo. Lo que no le rendimos a él puede llegar a ser un ídolo; inevitablemente lo será, con la posibilidad de desviarnos.

De hecho, Cristo nos ofrece el poder de vencer nuestros defectos de carácter. Cada apetito, cada emoción y cada inclinación intelectual pueden estar bajo la conducción de su Espíritu.
Nota el ejemplo del atletismo que Pablo usó en algunos de los textos de hoy. Ningún atleta trata de correr más lentamente, saltar a menor altura o arrojar algo a menor distancia. Ningún creyente debería tampoco mirar atrás, especialmente cuando aquello que está en juego en la “carrera” es algo eterno, a diferencia de cualquier premio que un corredor terrestre pudiera ganar como resultado de su esfuerzo y entrenamiento diligentes.

“Los corredores renunciaban a toda complacencia que tendiese a debilitar las facultades físicas y, mediante una disciplina estricta y permanente, desarrollaban la fuerza y la resistencia de los músculos para que, cuando llegase el día del torneo, pudieran exigir al máximo sus facultades. ¡Cuánto más importante es que el cristiano, cuyos intereses eternos están en juego, sujete sus apetitos y pasiones a la razón y a la voluntad de Dios! Nunca debe permitir que las diversiones, los lujos o la comodidad distraigan su atención. Todos sus hábitos y pasiones deben estar sometidos a la más estricta disciplina. La razón, iluminada por las enseñanzas de la Palabra de Dios y guiada por su Espíritu, debe manejar las riendas” (HAp 256, 257).

 

Miércoles 26 de marzo:

Comparar costos

Las corporaciones exploran la viabilidad de proyectos propuestos por medio del análisis de costo-beneficio. ¿Contienen ciertas propuestas los ingredientes necesarios para dar resultados positivos sobre las inversiones? ¿Hay más beneficios que gastos? Otra medida que se usa con frecuencia es la durabilidad. ¿Ofrece la propuesta retornos sustentables?

Del mismo modo, las recompensas del discipulado pueden medirse utilizando la comparación costo-beneficio. Aquellos costos pueden incluir el sufrimiento emocional, el rechazo social, la tortura física, la privación financiera, el encarcelamiento y la muerte misma. Todo el que ingresa al discipulado debería primero considerar cuidadosamente la inversión que demanda hacerlo.

¿Qué nos dicen los siguientes textos acerca de algunos de los costos del discipulado? Mat. 18:8, 9; Luc. 6:35; Fil. 2:3.

¿Qué afirman estos textos sobre los beneficios? Luc. 18:28-30; Juan 14:1-3; Apoc. 22:1-5.

No hay dudas de que el costo de seguir a Cristo puede ser elevado, tal vez lo más caro que una persona pueda hacer. De hecho, se puede dudar de la realidad de la fe y el compromiso de alguien si seguir a Cristo no le ha costado mucho (o todo).

Pero, una cosa es segura: Sea lo que fuere lo que ganemos en esta vida, lo que realicemos, lo que hagamos para nosotros mismos, es solo temporario. Es algo que no durará. Se desvanecerá, y para siempre.

En contraste, lo que ganamos por medio de Cristo –vida eterna en un cielo nuevo y una tierra nueva– es de mucho mayor valor que cualquier cosa que este mundo pueda ofrecernos.

Piensa en todos los placeres, todos los gozos y todas cosas buenas de este mundo, aquí y ahora. ¿Qué son ellos en comparación con una eternidad con Cristo? ¿Cómo podemos aprender a recordar siempre este contraste? ¿Por qué es tan importante que lo hagamos?

 

Jueves 27 de marzo:

Una mejor resurrección

Lee Hebreos 11:32 al 12:4. ¿Qué te dicen estos versículos, personalmente, acerca del costo y la recompensa del discipulado?

Aquí se revela un concepto poderoso, especialmente en el versículo que dice: “Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección” (Heb. 11:35).

En un sentido, ser un discípulo y un discipulador puede reducirse, en esencia, a una cosa: “una mejor resurrección”. Seguimos a Cristo porque tenemos la promesa, la esperanza, de la redención; de una vida nueva en un mundo nuevo, sin pecado, sufrimiento ni muerte. Al mismo tiempo, porque se nos ha dado esta esperanza, esta promesa –asegurada por la vida, la muerte, la resurrección y el ministerio sumosacerdotal de Jesús– procuramos señalar a otros esa misma esperanza, esa misma promesa. Al final, antes de que la gran controversia acabe, a menos que estemos vivos en la segunda venida, afrontaremos ya sea la primera resurrección, o la segunda con los malvados. Sabemos, con certeza, cuál es la mejor. ¿Qué otra cosa es importante, además de estar en esa resurrección, que hacer lo que podamos para conducir a otros a ella?

La cosecha ha madurado; millones esperan el llamado al discipulado. Hemos sido bendecidos no solo con el evangelio, sino con el evangelio en el contexto de la “verdad presente”: los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14, el último mensaje de advertencia de Dios al mundo.

¿Qué haremos con estas verdades que amamos tanto? Por eso, preguntamos: ¿Dónde están los segadores? ¿Dónde se encuentran los que vienen a estar con Cristo y compartir los riesgos? ¿Aceptarás la invitación de Dios no solo de ser un discípulo, sino también un discipulador, no importa el costo para ti mismo?

Piensa en las implicaciones: la primera resurrección, la segunda resurrección. A la luz de estas opciones, ¿qué otra cosa importa fuera de estar en la “mejor”, y ayudar a otros a estar allí también?

 

Viernes 28 de marzo

Para Estudiar y Meditar:

Lee “En las regiones lejanas” y “Berea y Atenas”, Los hechos de los apóstoles, pp.187-189; 243-245.

“Dios hace descender fuego del cielo. La tierra está quebrantada. Salen a relucir las armas escondidas en sus profundidades. Llamas devoradoras escapan por todas partes de grietas amenazantes. Hasta las rocas están ardiendo. Ha llegado el día que arderá como horno. Los elementos se disuelven con calor abrasador, la tierra también y las obras que hay en ella están abrasadas. (Mal. 4:1; 2 Ped. 3:10). La superficie de la tierra parece una masa fundida –un inmenso lago de fuego hirviente. Es la hora de juicio y perdición de los hombres impíos –‘es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion’ (Isa. 34:8).

escuela-sabatica1“Los impíos reciben su recompensa en la tierra (Prov. 11:31). ‘Serán estopa; y aquel día que vendrá, los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos’ (Mal. 4:1). Algunos son destruidos como en un momento, mientras otros sufren muchos días. Todos son castigados ‘conforme a sus hechos’ ” (CS 731).

Preguntas para Dialogar:

  1. Dietrich Bonhoeffer, cuya fe cristiana lo llevó a su muerte, escribió un famoso libro titulado The Cost of Discipleship [El costo del discipulado]. Más abajo se transcriben algunas citas del libro. ¿Cómo se ajustan con lo que hemos estudiado esta semana?“La vida antigua queda atrás, y es completamente entregada. El discípulo es arrastrado fuera de su seguridad relativa a una vida de inseguridad absoluta (es decir, en verdad, en seguridad y estabilidad absoluta en el compañerismo con Jesús […] (pp. 62, 63).

    “Si siguiéramos a Jesús, deberíamos tomar ciertos pasos definidos. El primer paso, que sigue al llamado, separa al discípulo de su existencia previa” (pp. 66, 67).

    “La cruz se pone sobre cada cristiano. El primer sufrimiento de Cristo que cada hombre debe experimentar es el llamado a abandonar los vínculos de este mundo. […] Cuando Cristo llama a una persona, le pide que venga y muera” (p. 99).

Radio Adventista
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