Jonathan Gallagher Leccion 6. La prioridad de las promesas (3T 2017) Sabado 5 de Agosto

Leccion 6. La prioridad de las promesas (3T 2017— Gálatas)

Textos bíblicos: Gálatas 3:15–20, Génesis 9:11–17, Mateo 5:17–20, Éxodo 16:22–26,
Génesis 15:1–6.

Citas
• Por cada promesa, hay un precio que pagar. Jim Rohn
• Dios nunca hizo una promesa que fuera demasiado buena para ser verdad. Dwight
L. Moody
• El futuro está lleno de promesas. Maya Angelou
• Nuestro Dios ha escrito la promesa de la resurrección, no solamente en libros,
sino en cada una de las hojas de los árboles en la primavera. Martín Lutero
• Aquellos que nos prometen un paraíso en la tierra nunca han producido más que
un infierno. Karl Popper
• Las promesas de Dios son tan buenas como tener dinero disponible para cualquier
día. Billy Bray
• Mi futuro es tan brillante como las promesas de Dios. Adoniram Judson

Para debatir
¿Qué tienen que ver las promesas de Dios con su ley? ¿Cómo desea Dios
realmente relacionarse con nosotros? ¿Cuál es el propósito de la ley? ¿De qué manera la
explicación de Pablo no solo es útil en la situación que estaban viviendo los Gálatas sino
también nosotros hoy? ¿Cómo encaja todo esto dentro de la perspectiva del gran conflicto
y nuestro papel en el mismo?

Resumen bíblico
Gálatas 3:15–20: Pablo aquí agrega algunos comentarios al argumento anterior
que había hecho respecto a Abraham, señalando que la Ley vino después de la promesa,
de modo que si la salvación era un asunto de guardar la ley, entonces esta al menos debió
haber sido dada al mismo tiempo que la promesa. Pablo también hace alusión a la idea de
un contrato o acuerdo, algo que no puede cambiarse. De modo que la primera no fue
modificada por la Ley que vino 430 años después. No deberíamos interpretar aquí que
Pablo estaba tratando de desarrollar una teología de obligación contractual en lugar de
decir que la primera era una declaración solemne que no se modificaría más adelante
cuando se les entregara la ley.
En Génesis 9:11–17 encontramos la promesa que se le hizo a Noé, en términos de
un pacto. En Mateo 5:17–20 Jesús deja muy claro que él no ha venido a abolir la ley de
Moisés o las enseñanzas de los profetas, sino que ha venido a cumplirla. Éxodo 16:22–26
nos presenta con detalles el relato del maná y las instrucciones que Dios dio respecto a
cómo debían recogerlo y usarlo, como ejemplo de las promesas de Dios. Génesis 15: 1-6
nos presenta la promesa de Dios a Abraham respecto a que tendrá un hijo, y por medio de
él, muchos descendientes.

Comentario
Aquí en Gálatas 3, Pablo explica que la promesa tiene prioridad por encima de la
ley, que incluso cronológicamente no puede ser considerada como precedente a esta.
También hace énfasis en el hecho de que una promesa de Dios es mucho mejor que la
observancia de las normas, y que Dios quiere tener esa relación de promesa con nosotros.
Luego en el versículo 19 viene el argumento definitivo. Pablo enuncia con
claridad que el propósito de la ley es algo añadido—que de ningún modo reemplaza lo
que se ha dicho o hecho antes. Esto lo hace con el fin de atacar directamente a aquellos
que insistían en que los creyentes gentiles debían guardar toda la Ley ceremonial. La Ley
fue añadida “por causa de las transgresiones,” queriendo decir que fue dada porque había
un problema para entender lo bueno y lo malo. Las Leyes se dan en una situación
particular para corregir un problema específico. Aquí, entonces, encontramos la razón por
la cual se dio la Ley a través de Moisés. Aún así este es un expediente temporal, tal como
lo aclara Pablo: “La ley se promulgó por medio de ángeles, por conducto de un mediador.
Ahora bien, no hace falta mediador si hay una sola parte, y sin embargo Dios es uno
solo.” (Gálatas 3:19b-20 NVI). En otras palabras, una vez que Cristo vino al mundo, Dios
fue revelado como él realmente es, y la Ley ya no es necesaria para hacer una explicación
de Dos, porque Dios está personalmente con nosotros.
Pablo está diciendo realmente que confiar en al promesa de Dios es mucho mejor
que comprender a Dios como si él se preocupara de un registro legal, asegurándose de
todos hayamos cumplido las exigencias. La Ley aún es útil para mostrarnos lo que es
correcto, pero no nos lleva más lejos que eso. Sólo cuando entramos en una relación con
el Dios de la promesa hallamos su salvación y un descanso eterno en sus brazos de amor.
Esta es la promesa del Dios que se acerca a nosotros. Desde el momento en que
Dios vino a hablar con el hombre y la mujer en el jardín, Dios ha seguido acercándose a
nosotros. Gran parte de lo que entendemos acerca de Dios se expresa en este concepto de
Dios acercándose a nosotros. Dios se acercó a Abraham, a Isaac y a Jacob y habló con
ellos. Moisés se encontró con Dios en la experiencia de la zarza ardiente y en el Sinaí.
Todo el relato de la experiencia de Israel nos habla acerca de un Dios activo que iba con
ellos, participando de su experiencia. Dios vino y estuvo presente en el Éxodo, un hecho que
se repitió una y otra vez en sucesivas ocasiones. El Dios que viene es un tema que se
presenta a lo largo del Antiguo Testamento, justo hasta el último versículo (Malaquías 4:6).
El Dios de Israel viene, viene a recompensar, a juzgar, a completar su obra. Él viene a
ayudar, a corregir, pero ante todo, viene a salvar.
Esta misma promesa se encuentra detrás de la misión de Jesús. Al expresar muchas
de sus profundas enseñanzas, Jesús dice que él vino para cumplir la promesa de Dios de
salvar: “el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas19:10
NVI); “Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar
su vida en rescate por muchos” (Marcos10:45); “porque el Hijo del Hombre no vino para
destruir la vida de las personas sino para salvarla”(Lucas 9:56). Jesús vino para un
propósito: “Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la del que me envió”
(Juan 6:38). Él “Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron” (Juan 1:11), una
venida, no en términos del terrible juicio de Dios, sino para salvarnos. (Juan 12:47). La
esencia del mensaje del amor de Dios en Jesús es que el Hijo de Dios vino a nosotros, para
mostrarnos él mismo que puede salvarnos.

Comentarios de Elena de White
Los judíos habían interpretado erróneamente la promesa de Dios de
favorecer eternamente a Israel… Los judíos consideraban que su descendencia natural de
Abrahán les daba derecho a esta promesa… El favor de Dios se asegura a aquellos en
cuyo corazón está escrita su ley. Son uno con él. Pero los judíos se habían separado de
Dios… {El deseado de todas las gentes, p. 80}
Cada vez que un alma se convierte y aprende a amar a Dios y a guardar sus
mandamientos, se cumple la promesa de Dios: “Y os daré corazón nuevo, y pondré
espíritu nuevo dentro de vosotros.” [Ezequiel 36:26]. El cambio verificado en los
corazones humanos, la transformación del carácter humano, es un milagro que revela a
un Salvador que vive eternamente y obra para rescatar a las almas. {El deseado de todas
las gentes, p. 374}
Preparado el 25 de noviembre de 2016 © Jonathan Gallagher 2016
Traducción: Shelly Barrios De Ávila.

Radio Adventista
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