Satanás, padre de la mentira y del pecado es un destructor inclemente. Destruye al ser humano en toda su estructura: física, mental, espiritual y social. Jesús, Salvador y Señor, vino a este mundo para ofrecer la restauración completa del hombre degradado.
El mendigo Bartimeo vivía esta experiencia en todas las áreas. Sin embargo, sus convicciones espirituales despertaron cuando supo que Jesús estaba pasando. Clamó por misericordia, buscando la liberación. Jesús que vino a libertar a los oprimidos del diablo, con una palabra le devolvió la alegría y fortaleció su fe y esperanza. Y el ciego marginado, se unió a la multitud para glorificar a Dios.
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